"Los agricultores son ambientalistas racionales"
Gabriela Costa
08/04/2024La relevancia del cultivo del maíz en la agricultura de regadío del sur de Europa quedó reafirmada en el III Congreso Ibérico del Maíz, que reunió en Lisboa, los días 21 y 22 de febrero, a 700 participantes de Portugal y España y un panel de 35 ponentes de prestigio.
El maíz es uno de los principales cultivos de regadío de la Península Ibérica, ocupando una superficie que ronda las 650.000 hectáreas. Durante el evento, organizado por la Asociación Nacional de Productores de Maíz y Sorgo de Portugal (ANPROMIS) y la Asociación General de Productores de Maíz de España (AGPME), un grupo de expertos sostuvo que este cultivo contribuye a crear empleo, generar desarrollo socioeconómico y fijar población en el territorio, reafirmando su importancia en la agricultura de regadío del Sur de Europa.
Con dos días de conferencias dedicadas a los desafíos y oportunidades del maíz, con énfasis en la cuestión del agua, el III Congreso Ibérico del Maíz “constituyó otro paso muy relevante hacia la creación de una plataforma de diálogo, intercambio de conocimientos y defensa de los intereses conjuntos de los productores de maíz portugueses y españoles, tanto a nivel nacional como europeo”, concluye la organización.
Al margen del congreso, el presidente de ANPROMIS destacó que “en un momento en que la protesta de los agricultores a nivel europeo es cada vez más patente, es importante que la Comisión Europea reconsidere rápidamente su Política Agrícola Común, ajustándola a la realidad de nuestros agricultores, so pena de que nuestra competitividad quede irremediablemente en entredicho”. En opinión de Jorge Neves, “entre los diversos temas tratados, no podemos dejar de destacar la cuestión del agua. Portugal y España tienen la obligación de realizar un lobby ibérico en defensa de un mayor almacenamiento de este recurso, sin dogmas ni fundamentalismos”.
José Luis Romeo, presidente de AGPME, confirmó, en declaraciones a Agriterra, que “la organización conjunta de este congreso es muy relevante, porque Portugal y España tienen un conjunto de problemas en común. Nuestra latitud exige que nuestras semillas sean diferentes a las que se utilizan en el norte de Europa, pero también tenemos los mismos problemas con las malas hierbas, los insectos y problemas derivados del clima especial de la región, como la sequía, lo que convierte al agua en uno de los temas que une a los dos países”. Para el presidente de la asociación española, “estas manifestaciones de los agricultores son un grito que esperamos que se escuche en Bruselas para una revisión de la PAC”.
Eurodiputados ibéricos en defensa del regadío en Bruselas
En el que fue uno de los paneles más esperados del congreso –'La importancia de la gestión integrada de los recursos hídricos en un entorno de cambio climático'– los eurodiputados portugueses y españoles coincidieron en que el riego debería ser un plan estratégico a defender en el Parlamento Europeo. Y concluyeron que, juntos, los dos países podrán lograr medidas que beneficien a los agricultores, que diariamente buscan estrategias para adaptarse a los impactos del cambio climático, particularmente a los eventos extremos.
Clara Aguilera, eurodiputada de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas Europeos (España), afirmó que “la política del agua es fundamental en la próxima legislatura. La infraestructura hídrica está adquiriendo importancia”. Subrayando que “iniciamos una agenda verde inexplicable”, la responsable política apeló a la historia de éxito entre Portugal y España en la defensa de sus intereses, sugiriendo que el ejemplo de la electricidad es un modelo transferible a la gestión del agua.
Nuno Melo, eurodiputado del Partido Popular Europeo (Portugal), señaló, por su parte, que “los agricultores son ecologistas racionales” y que Bruselas tiene una posición muy dogmática en materia de medidas medioambientales. Lamentando el “empobrecimiento paulatino de la agricultura [nacional] en los últimos años”, Nuno Melo cree que debe haber “una discriminación positiva para el sur de Europa y, en Portugal, debe haber, por fin, una política de transferencias”. Y concluye que “el agua debe ser una prioridad para cualquier gobierno”.
La eurodiputada de Izquierda Europea (Portugal) Sandra Pereira coincide con esta prioridad y destaca que “hay infraestructuras que son estratégicas y no se entiende por qué no despegan”. Se refiere a “obras de apoyo al riego y creación de estructuras que permitan la reutilización del agua”.
Entre los 700 participantes se encontraba una delegación española formada por 100 participantes. Jorge Neves también destacó la presencia de 150 estudiantes y docentes de instituciones educativas, “en una clara muestra del fuerte compromiso que ha tenido ANPROMIS en acercar al mundo académico y a sus estudiantes, futuros agricultores y técnicos, a la dinámica empresarial que estuvieron presentes".
Conclusiones del III Congreso Ibérico del Maíz
- El maíz es reconocido como uno de los cultivos que más optimiza el uso de los factores de producción, ya sea agua o energía.
- El maíz producido en la Península Ibérica es reconocido por su calidad intrínseca y es de primera importancia para la alimentación humana y animal en ambos países.
- Los cultivos de regadío, y el maíz en particular, contribuyen notablemente al mantenimiento de la población en las zonas rurales de los países del sur de Europa, creando empleo, desarrollo socioeconómico y cohesión territorial.
- La importancia que la agricultura de regadío tiene en la preservación del paisaje ibérico y en la ordenación de su territorio debe ser compensada con la creación de medidas medioambientales que estén adaptadas a la realidad de los dos países.
- Portugal y España deben defender la promoción de los regadíos sin complejos, tanto a nivel nacional como europeo.
- Es imperativo que Portugal y España aboguen por una revisión inmediata de la PAC, no sólo en Bruselas, sino también en su aplicación práctica en ambos países, de lo contrario la competitividad de nuestros productores se verá irremediablemente comprometida.
- La Comisión Europea debe replantearse seriamente las normas que impone a los agricultores europeos, especialmente en materia de BCAM7 y de instalación de cultivos secundarios, teniendo en cuenta las especificidades de cada país.
- La producción europea de cereales no puede verse penalizada por la exclusión consecutiva de sustancias activas, poniendo en peligro nuestra capacidad de producción y contribuyendo a la ausencia de herramientas de control de malas hierbas que repercuten en la producción europea, como la Datura.
- Es totalmente inaceptable que los productores europeos de maíz tengan que desarrollar su actividad bajo un conjunto de enormes restricciones e imposiciones, al tiempo que se permite la importación de productos de terceros países donde los estándares de calidad y seguridad alimentaria exigidos a los agricultores son muy inferiores a los exigidos en Europa. Esta distorsión de la competencia es intolerable para los productores ibéricos.
- La Unión Europea debe autorizar, sin miedos ni complejos fundamentalistas, el cultivo de variedades desarrolladas mediante nuevas técnicas genómicas (NTG), ya que se trata de una oportunidad única para ponerse a la cabeza de la investigación biotecnológica.
- Europa no puede seguir aislada del mundo y debe permitir la aplicación de herbicidas y otros fitosanitarios mediante drones, aplicando así estos productos sólo donde sean necesarios.
- Suponiendo que la Comisión Europea aún no haya abandonado la plena aplicación del Pacto Verde Europeo, no aplicar estas medidas, entre otras, es decretar la muerte irremediable de la agricultura europea.
- La Comisión Europea y los ciudadanos europeos deben mirar a su agricultura y no quitarle la capacidad de producir alimentos de forma sostenible, sin dogmas ecologistas, que nada aportan a la sostenibilidad del territorio europeo.
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En un contexto de total inestabilidad e imprevisibilidad geopolítica mundial, la soberanía alimentaria, junto con la defensa, es un objetivo estratégico para los países europeos. Corresponde a cada Estado miembro garantizar que este objetivo se convierta en una prioridad real.
Fuente: III Congreso Ibérico del Maíz