Siete países de la UE se oponen al acuerdo para regular la edición genética en agricultura
Los países de la Unión Europea no lograron este lunes cerrar un acuerdo sobre las normas para regular las nuevas técnicas de edición genética en la agricultura, un asunto del que, según subrayó el ministro español de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, depende la competitividad del sector agrícola europeo en el contexto del cambio climático.
El asunto se trató este lunes en un debate durante un Consejo de ministros europeos de Agricultura y Pesca. Para poder cerrar un acuerdo hacía falta una mayoría cualificada (55% de Estados que representen al menos al 65% de la población), pero no se logró por la oposición de Polonia, Austria, Hungría, Rumanía, Croacia, Eslovenia y Eslovaquia. Por su parte, Alemania y Bulgaria se abstuvieron por la “sensibilidad del asunto” entre la opinión pública.
“Estamos cerca de poder lograr un acuerdo sobre una orientación general, pero no tenemos la mayoría necesaria para hacerlo. La presidencia (del Consejo de la UE, que ostenta España) seguirá trabajando de manera constructiva con las delegaciones hasta el final del mandato“ para que Bélgica (próxima presidencia europea) pueda cerrar los trílogos con éxito, dijo Planas al término de un debate. A su entrada a la reunión, el ministro ya había adelantado que, en caso de que no hubiera acuerdo hoy, pensaba ”hasta el día 31 (...) intentar esa aproximación”.
España buscaba un acuerdo sobre una propuesta presentada por la Comisión Europea el pasado 7 de julio para actualizar la normativa, ya que la legislación sobre organismos genéticamente modificados (OMG) vigente no es adecuada para regular las nuevas técnicas de edición genética en plantas. El objetivo es que la UE se dote de un marco normativo adaptado a las plantas creadas a partir de esas técnicas, en beneficio de los agricultores, los consumidores y el medio ambiente.
A diferencia de los OGM, donde se introduce en una planta código genético foráneo para mejorarla, estas nuevas técnicas sólo modifican el genoma de la propia planta o introducen material equivalente.
La comisaria europea de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides, dijo hoy al término del debate del Consejo que “estamos muy cerca del acuerdo, aunque hay cuestiones por resolver“ y subrayó la gran importancia de esta legislación ”para la subsistencia de la agricultura” y agradeció los progresos logrados.
Desde que se publicó la directiva sobre la liberación voluntaria de organismos modificados genéticamente (OMG) en 2001, la biotecnología ha avanzado, proporcionando técnicas más precisas, eficientes y seguras. Sin embargo, estas nuevas tecnologías continúan sujetas a la legislación OMG, a pesar de ser técnicas sustancialmente distintas y que fueron desarrolladas de forma posterior al 2001.
La propuesta de Bruselas establece dos categorías de plantas de nuevas técnicas genéticas: la categoría uno, que englobaría las plantas cuyas modificaciones cumplen una serie de criterios para ser consideradas como equivalentes a las plantas convencionales. La dos (mutagénesis) sustituye los métodos tradicionales donde se empleaban radiación o químicos para obtener mutaciones aleatorias por nuevas soluciones de ingeniería más rápidas y precisas, como CRISPR-Cas9, que tendrá un tratamiento legal similar al de los OGM en la Unión Europea.