La PAC tiene que abrirse a otros modelos de explotación para reflejar la agricultura real
Alicia Langreo Navarro, especialista en economía y sociología rural.
Alicia Langreo es la principal especialista de España en el estudio del fenómeno de las empresas de servicios en la agricultura, y fue la encargada de impartir la ponencia marco que abre el I Congreso Agriservicios, el próximo 29 de noviembre en Ciudad Real, con una intervención titulada ‘El fenómeno de las empresas de servicio en la agricultura española: situación actual y perspectivas’.
Para esta estudiosa de la economía y de la sociología del mundo rural, y aguda analista de la actividad agropecuaria como sector productivo, el fenómeno de las empresas de servicios es uno de los reflejos más claros de la visión parcial y algo desenfocada que la política oficial de las administraciones y el análisis de otros grupos públicos y privados mantienen sobre la realidad estadística que rodea a la agricultura, y sobre la que lamentablemente construyen muchas de las estrategias, emiten opiniones, y toman las decisiones de política agraria. Y ello, tanto a nivel autonómico, como nacional o europeo.
La realidad de este sector es distinta en varios aspectos a la que aparece reflejada en muchos de los censos e informes que se publican, y en otras estadísticas oficiales. Es evidente, por poner algún ejemplo, que hay mucho más trabajo en la agricultura del que se hace en las explotaciones, y que el nivel de ‘salarización’ del campo es muy superior al que reflejan las estadísticas públicas, ya que no se considera el trabajo aportado desde empresas de servicios de distinto tipo. Sin embargo, todo el armazón de la política agraria, que se recoge fundamentalmente en las normas que regulan la PAC, se construye sobre la idea de que el universo agrícola discurre dentro de las explotaciones familiares, y alrededor de ellas pivotan todas las estrategias productivas y se canalizan casi todos los recursos, sin tener apenas en cuenta toda esa actividad que se realiza en su entorno, pero desde fuera, en la que el papel de las empresas de servicios resulta crucial. Sin el trabajo de estas empresas, no cabe ninguna duda de que no sobreviviría un número grande de explotaciones y se dejarían de cultivar muchas hectáreas. Por eso, la ponente cree que debe abrirse la perspectiva y considerar a otros agentes junto a las explotaciones. Realmente, en las estadísticas no se recoge esta realidad porque no se pregunta por ella. Y el resultado es que no se sabe cuánto trabajo se hace desde empresas de servicios con maquinaria ni desde Empresas de Trabajo Temporal, aunque está claro que ambas constituyen hoy una realidad muy significativa en la producción agraria.
Y no es que las empresas de servicios trabajen ilegalmente, en negro, o de forma oculta, porque a efectos fiscales y de contabilidad económica nacional su trabajo sí es computado. Donde no se recoge debidamente su papel es en los informes y estadísticas que intentan dibujar la realidad del sector agrario, y que son la base fundamental sobre la que después se planifica, se legisla y se reparten los recursos y los cometidos de cada cual.
Mesa Redonda de AgriServicios 2023 en la que tomó parte Alicia Langreo junto a un grupo de expertos.
Sin desmerecer el papel de la agricultura familiar
Urge, en su opinión, que la PAC se abra a otros modelos de explotación que van más allá de la agricultura familiar, porque una buena parte de los trabajos que sustentan la Producción Final Agraria son ejecutados por empresas que trabajan fuera de esas explotaciones. Y ahí entraría de lleno el protagonismo de las empresas de servicios, como auténticos motores que dinamizan la marcha del sector, aportando tecnología, capital y conocimiento. Y no quiere decirse con esto que no se tenga en cuenta la importancia que este modelo de producción tiene, y sus aportaciones positivas para mantener el tejido socio-laboral en el mundo rural o para asegurar la producción de alimentos de calidad o el uso de prácticas sostenibles y de medidas de economía circular, en la línea que marca el Pacto Verde Europeo. No se trataría de dejar de lado la explotación familiar y su papel crucial en el modelo de agricultura y de sociedad rural europeos, sino de abrir más el foco en el momento de la planificación y del análisis.
Con esa perspectiva más amplia del sector, contemplando esas otras realidades, el perfil que ofrece el campo español es mucho más positivo, con rasgos más optimistas. Y, aunque falten datos sólidos para hacer una radiografía completa de cómo es realmente el sector agrario español, porque habría que recoger más información, que hasta ahora se ha dejado de lado, hay algunos perfiles que parecen vislumbrarse y apoyan esa idea.
Parece claro por ejemplo que es un sector con más empuje femenino del que aparece en el Censo o en los datos de la EPA, ya que hay un colectivo de mujeres cualificadas que trabajan para el sector agrario desde empresas de servicios, asesorias, cooperativas, gestorías, grupos veterinarios y un largo etc.
Alicia Langreo, entrevistada por una televisión durante el Congreso en Ciudad Real.
Y parece claro también que las unidades productivas reales en términos económicos son mayores de lo que se deduce de los datos oficiales, ya que con mecanismos más o menos informales se está produciendo una concentración de la gestión, lo que permite incorporar tecnología en mejores condiciones; esto es sin duda una buena noticia porque sería inimaginable que la facturación de muchas explotaciones realmente fuera de menos de 9.000 euros (producto estándar en el Censo Agrario). Si esa cantidad fuera cierta, estaríamos sin duda ante un sector con encefalograma plano, sin pulso ni potencial de desarrollo de ningún tipo.
Parece claro, por tanto, que es urgente desbrozar mejor la realidad económica y productiva del sector agrario, señala Alicia Langreo, y en esa labor se irá descubriendo sin duda el peso y el papel importante que juegan en su día a día las empresas de servicios.
Una aproximación a esa realidad se intuye ya en algunos de los datos que recoge el propio censo agrario, cuando pregunta qué cuántas explotaciones contratan trabajos a terceros, y se descubre que más de dos terceras partes del total externalizan una parte significativa de su actividad. Y no habría en ello nada negativo, porque la tónica general de la mayoría de los sectores productivos es externalizar las labores más especializadas, para optimizar los costes y la eficiencia y contar con las mejores tecnologías disponibles en cada momento.