El país prepara una inversión de 815 millones de dólares canadienses para modernizar su red de riego
El riego en el sur de Canadá, un negocio vital para la supervivencia de la agricultura
Si bien es cierto que Canadá utiliza solamente alrededor del 7% de su territorio para cultivar alimentos, su productividad es tan alta que la agricultura y la ganadería son importantes industrias para este país norteamericano. Tanto es así, que el sur del país necesita de un sistema de riego potente, moderno y efectivo para mantener su negocio. Como periodista de Interempresas, tuve la suerte de poder visitarlo y conocerlo de la mano de la International Federation of Agricultural Journalists. Aquí van todos los detalles.
Mi primer contacto con Canadá fue la provincia más central del país, su región agrícola y ganadera por excelencia. Gracias a la International Federation of Agricultural Journalists (IFAJ), que decidió celebrar su Congreso Anual en Canadá e invitar a la persona que está escribiendo estas líneas, pasé dos semanas recorriendo una zona totalmente desconocida para la mayoría de nosotros, pero que produce el 77% de los cultivos agrícolas del país, especialmente trigo, cebada y maíz. Se trata de la región de Alberta, al oeste del segundo país más grande del mundo.
Pero más allá de sus cultivos, lo que más sorprende de Alberta es su clima, helado en invierno y cálido y soleado en verano, con entre solo 300 y 500 milímetros al año de precipitaciones –y nieve–. Esto hace que la mayoría de sus agricultores apuesten por la rotación de cultivos, regulada por el Gobierno, para aprovechar los suelos en los meses más fríos con cultivos de cobertura que les permitan sacar rentabilidad todo el año.
Así, para garantizar que las sequías y otros fenómenos meteorológicos no sea un impedimento, desde principios del siglo XX, el Gobierno de Canadá trabaja en el desarrollo de instalaciones y sistemas de riego que faciliten el mantenimiento y el crecimiento de su industria agrícola.
El Alberta Irrigation Technology Centre trabaja en numerosas líneas de investigación sobre riego para estudiar y analizar los sistemas que mejor se adaptan al suelo canadiense.
Pero antes de adentrarnos en el sistema en sí, pongamos un poco de contexto. El consumo anual de agua de riego en todo Canadá ronda los 840 hm3 y el método más común es la aspersión, seguido por el riego de superficie y el riego por goteo. Concretamente, en Alberta más del 90% de las explotaciones de riego utilizan agua de infraestructuras ajenas a la explotación, en algunos casos de propiedad estatal y otros, de la propia región. Y es que si bien Canadá es el país del mundo con mayores reservas de agua dulce, puesto que los lagos ocupan un 9% de su superficie, las sequías constantes en el sur hacen que el riego y sus infraestructuras estén siempre en la agenda política y económica.
El mayor exponente de todo esto lo encontramos en el sur de Alberta, que cuenta con 625.000 hectáreas de riego, lo que permite a los agricultores trabajar con más de 60 cultivos diferentes, además de atesorar una de las zonas ganaderas más fructíferas del país. Y esto es posible gracias a inversiones centenarias que encuentran su origen en el siglo pasado, aunque continúan en la actualidad. Un ejemplo de ello tendrá lugar en los próximos meses ya que el Gobierno realizará una inversión de 815 millones de dólares canadienses para modernizar toda la red de riego.
Distritos de Riego, el inicio de un sistema de éxito
A inicios de 1900, el Canadian Pacific Railroad inició la construcción de un gran proyecto de riego que debía abarcar casi 1 millón de hectáreas, la zona que actualmente se conoce como Eastern Irrigation District (EID, Distrito de Riego del Este).
El EID es uno de los 12 distritos de riego del sur de Alberta, y delimita por el río Bow al sur y por el río Red Deer al norte, abarcando aproximadamente las más de 600.000 hectáreas que comentamos anteriormente. Entre las infraestructuras más potentes del momento se construyó la presa Bassano y el acueducto de Brooks, este último ya en desuso por los problemas que suponía su convivencia con el tendido eléctrico y ferroviario. Desde entonces, todo es subterráneo.
Desde 1914, el agua del río Bow se ha desviado desde la presa Dam, a través de un complejo sistema de riego, por las tierras agrícolas dentro de los límites del Distrito. Foto: ZimmComm.
La actividad principal del EID es la gestión de esta extensa red de distribución de agua para la agricultura, pero también transporta agua para los municipios, para la industria, para el apoyo de la vida silvestre y para otros usos recreativos. Además, el EID también posee una importante extensión de terreno con suelos acondicionados, gestionados en beneficio de los regantes y que sirven principalmente de apoyo a la industria ganadera local.
Con todo, el EID está encabezado por un Consejo de Administración formado por siete miembros elegidos por y entre los 1.000 regantes del Distrito y da empleo a 75 personas que se encargan de la gestión y el funcionamiento del día a día. Todo esto se financia con el pago proveniente de los agricultores, que lo consideran “un canon barato” ya que, actualmente, “el valor de las explotaciones con riego es 4 veces superior al de las de secano”, tal y como nos explicaron desde el Lethbridge College.
Testimonios del triunfo: los agricultores apuestan por la sostenibilidad
Pero más allá de visitar infraestructuras, el recorrido por el sur de Alberta nos permitió conocer cómo se está implantado el riego en la región y cómo lo utilizan los productores de cultivos tan diversos como la patata, la remolacha azucarera, los cereales o las semillas oleaginosas. En este sentido, todas las explotaciones que visitamos tenían algo en común: su compromiso con la sostenibilidad. Empresas familiares, gestionadas por la segunda y tercera generación, que han repensado la forma de trabajar para apostar por una economía circular y por la reutilización de sus deshechos, dando lugar a negocios punteros y admirados por sus vecinos.
Por ejemplo, desde Perry Farms, conocidos por el cultivo de la patata –la mayoría de patatas Lays vendidas en Canadá proceden de sus suelos–, llevan años invirtiendo en la agricultura regenerativa y el autoconsumo y su mayor apuesta es Grow the Energy Circle Ltd (GrowTEC), una instalación de bioenergía multifacética que se ha consagrado como un modelo de industria sostenible e innovadora. “La visión de GrowTEC es la conversión de residuos orgánicos en energía limpia, y el futuro explora la integración industrial simbiótica y el aprovechamiento in situ”, nos dijo el actual presidente –e hijo del fundador–, Harold Perry.
Por su lado, los ganaderos de Shipweel Cattle Feeders transforman los residuos de sus cebaderos en abono rico en nutrientes: “Integramos un proceso para utilizar las 20.000 toneladas de materia orgánica procedentes de nuestro cebadero y convertirlas en una media de entre 10.000 y 15.000 toneladas de compost. La mitad la usamos en nuestros suelos como fertilizante orgánico y la otra mitad la vendemos a los agricultores locales”, nos explicó la gerente, Andrea Stroeve-Sawa.
Algo parecido sucede en las tierras de Vanden Elzen, la mayoría de ellas destinadas a la remolacha azucarera: “Tenemos unas 500 hectáreas destinadas al cultivo de la remolacha azucarera y a otros cultivos de rotación como el trigo, la cebada y las judías, y unas 1.500 cabezas de ganado, por lo que decidimos utilizar el estiércol como abono para mejorar nuestros suelos”, nos dijo Cory Vanden Elzen, actual gerente y segunda generación de esta explotación familiar.
La visión de Folkerts Farm es un tanto distinta. Cultivan colza híbrida, maíz y alfalfa, pero destacan por ser la primera explotación agrícola de la zona que se ha atrevido a cultivar guisantes para el desarrollo de carne vegetal, algo que ha suscitado recelos entre sus vecinos: “Estoy rodeado de ganaderos que trabajan con animales, pero todos han respetado mi decisión, aunque no la compartan”, nos aclaró Art Folkerts.
Larry Hirch, propietario junto a su mujer Rachelle Fiset de la destilaría Pivot Spirit, aprovecha su experiencia en agricultura y sus raíces en la destilación para crear un producto de gran calidad único en esta región de praderas que se ha hecho pródiga gracias al riego.
El tour por el sur de Alberta también nos llevó a conocer la destilería Pivot Spirit, productora de bebidas alcohólicas premium gracias a su cebada de alta calidad, la inmensa explotación ganadera South Slope Feeders o el Centro de Investigación de Poscosecha y Riego de la Universidad de Lethbridge. Todo ello con el telón de fondo de unos paisajes cargados de praderas verdes y amarillas que contrastan con el intenso cielo azul del sur de Alberta. Sin duda, una experiencia que nos quedará clavada en la retina por mucho tiempo.