Algas marinas como aliadas para una viticultura sostenible y de calidad
Las investigadoras del proyecto Seawines, en el que participan los centros IFAPA Rancho de la Merced y El Toruño junto a otras entidades como el Instituto de Ciencias de la Viña y el Vino de la Rioja, están testando extractos del alga Ruguloteryx okumarae, una especie invasora originaria de Asia. De esta forma, no solo dan respuesta a una necesidad de la viña de contar con soluciones más sostenibles y ecológicas sino que ponen en valor los polisacáridos de las algas como bioestimulantes en agricultura.
En el proyecto participan el centro IFAPA Rancho de la Merced (Jerez de la Frontera, Cádiz) y El Toruño (Puerto de Santa María, Cádiz), el Instituto de Ciencias de la Viña y el Vino de La Rioja, Neiker y la Universidad del País Vasco.
Dos son las especies de algas marinas objeto de estudio. La Ulva ohnoi, una especie común en las costas españolas y que se cultiva de manera controlada; y Ruguloteryx okumarae, un alga invasora de origen asiático que está causando graves pérdidas económicas en el sector pesquero del Atlántico y Mediterráneo, y que amenaza la biodiversidad de la costa con grandes arribazones.
Emma Cantos Villar, investigadora del centro Rancho de la Merced y coordinadora del proyecto, explica que los polisacáridos de las algas tienen "un gran potencial para mejorar el sistema inmunitario de la vid frente a hongos comunes como el mildiu y el oídio".
En el marco del proyecto ya se han llevado a cabo los ensayos in vitro e in vivo en invernaderos del País Vasco que sugieren que estos extractos pueden ser una estrategia ecológica de gran interés en programas de manejo de enfermedades en viticultura.
El proyecto se encuentra ahora testando en campo las dosis y concentraciones consideradas más efectivas, en viñedos de Jerez y de La Rioja. Además de testar la capacidad fúngica, los estudios en Seawines van más allá y analizarán aspectos relacionados con la productividad del cultivo, la microbiota y fisiología de la planta, la composición y la calidad de la uva, y si han tenido efecto sobre la calidad del vino.
La Unión Europea, explica la investigadora, se ha propuesto dentro de los objetivos del Pacto Verde Europeo reducir el uso de pesticidas en un 50% para el año 2030. A esto se suma la amenaza del cambio climático que hará que se produzcan modificaciones en la dinámica y distribución de los patógenos que afectan a los cultivos de vid, lo que requerirá de nuevas soluciones y tratamientos fitosanitarios efectivos, ecológicos y sostenibles.
"Los resultados que estamos obteniendo", añade Emma Cantos, "nos animan a ser optimistas en que estos extractos abren una vía interesante para presentar una solución sustituta a los fitosanitarios de síntesis química. También permite valorizar los polisacáridos de las algas, aumentar el valor añadido de los vinos ecológicos y de alta calidad y reducir el impacto del alga invasora Ruguloteryx okumarae a través soluciones de valor añadido".