Limitaciones en el uso de herbicidas en maíz
Montull JM2, Llenes JM1
1Servicio de Sanidad Vegetal
2Grupo de investigación en Malherbología y Ecología Vegetal. ETSEA. Agrotecnio
Rovira Roure, 191. 25198 Lleida
12/06/2023La competencia provocada por las malas hierbas en el cultivo del maíz pueden provocar pérdidas de rendimiento muy importantes si no se controlan. Se trata de un cultivo muy productivo en el que se suele regar y fertilizar de forma abundante para conseguir altos rendimientos, lo que ocasiona que las malas hierbas que lo pueden acompañar, alcancen gran desarrollo y densidad si no se controlan de forma adecuada. Por esto, la forma tradicional de control hasta que aparecieron los herbicidas fue el uso de cultivadores entre hileras para mantener el cultivo libre de malas hierbas.
Introducción
Con la aparición de los primeros herbicidas sintéticos, se dejó de considerar un cultivo 'de escarda' para pasar de forma generalizada al uso de herbicidas. En el caso de los cultivos de ciclo largo, la práctica habitual es una aplicación en preemergencia de herbicidas de absorción radicular seguido de un repaso, si es necesario, para controlar especies perennes como el Sorghum halepense. El uso de estos herbicidas de preemergencia se considera muy eficaz para controlar la mayor parte de gramíneas y dicotiledóneas anuales y además, son muy raros los casos de resistencia a los ingredientes activos autorizados en este momento.
Entre los principales inconvenientes de este tipo de herbicidas está el riesgo de contaminación de aguas subterráneas dado que, generalmente, se trata de ingredientes activos con persistencia en el suelo.
De hecho, en los principales sistemas de riego de nuestro país donde se cultiva maíz, están apareciendo residuos de herbicidas por lo que existe una gran presión para optimizar su uso y así reducir estos residuos.
Por esto, dentro de una estrategia sostenible de control de malas hierbas, es necesario reducir la dependencia de todos los fitosanitarios, siempre manteniendo los rendimientos. Por esto, en el cultivo del maíz es necesario:
a. Cultivar el maíz en el marco de una rotación que ayude a disminuir la cantidad de malas hierbas presentes en el campo.
b. Sembrar en una fecha en la que el periodo entre la siembra y la emergencia sea lo más corta posible.
c. Emplear ciclos de cultivo del maíz que no sean excesivamente largos. Con ello se consigue que el periodo durante el cual se puedan instalar las malas hierbas sea más corto y el desarrollo del cultivo más rápido.
En las aplicaciones en preemergencia, no podemos observar qué especies están germinando ni su localización en la parcela, por esto, es importante conocer el historial de malas hierbas de años anteriores para poder elegir los ingredientes activos más adecuados para controlar estas especies. Además, después de cultivos de invierno como el trigo y la cebada o el alfalfa, la presencia de malas hierbas suele ser muy inferior que cuando se realiza monocultivo de maíz.
Generalmente, este tipo de productos de preemergencia se suelen aplicar a la dosis máxima autorizada, lo que está ocasionando problemas de contaminación de aguas subterráneas. Por esto, cuando se utilizan se deberían tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Muchos de los herbicidas que se aplican en este momento se adsorben por las raíces de las malas hierbas en germinación. Para esto, es necesario que el herbicida esté disuelto en la solución del suelo. Aplicaciones sobre suelo seco y sin posibilidad de riego comprometen en gran medida la eficacia. Si es posible, se deberían incorporar con lluvia o un riego ligero (10mm).
- Los suelos arcillosos y con mucha materia orgánica absorberán más herbicida lo que dificultará tener buenas eficacias y disminuirá su persistencia agronómica.
- En suelos ligeros y con poca materia orgánica, se deberían ajustar a la baja las dosis aplicadas para disminuir el riesgo de contaminación a la vez que se mantiene la eficacia.
- Se pueden aplicar sin problemas con boquillas de inyección de aire, lo que disminuye el riesgo de deriva.
Limitaciones de uso de los herbicidas autorizados en maíz
Desde el punto de vista normativo hay que recordar algunos de los cambios en el registro de los productos fitosanitarios que se están produciendo estos últimos años con el objetivo de mitigar riesgos ambientales. En el caso del cultivo del maíz, que se realiza en secanos lluviosos o regadíos, existen zonas de drenaje natural donde se suelen encontrar residuos de los productos utilizados en campo. Existen tres vías posibles:
- Escorrentía en caso de excesos de riego o lluvia torrencial.
- Deriva en el momento del tratamiento.
- Movimiento del herbicida hacia capas freáticas.
De estas tres vías, las dos primeras se pueden mitigar respetando las bandas de seguridad que vienen establecidas en la etiqueta.
En general, para todos los formulados que contienen S-metolacloro, terbutilazina, petoxamida o dimetenamida hay que respetar una franja de seguridad de 20 metros hasta las masas de agua superficial. En algunos casos, incluso se requiere que haya una cubierta vegetal distinta del cultivo para disminuir al máximo la escorrentía. Esto depende del formulado y del cultivo, por lo que hay que consultar la etiqueta.
Por su parte, para disminuir el riesgo de contaminación de aguas freáticas, se establecen disminuciones de dosis respecto a las anteriormente utilizadas o incluso limitaciones de uso de forma plurianual. Por ejemplo, el Reglamento (UE) 2021/824 limita el uso de formulados que contienen terbutilazina a una aplicación cada tres años. En la Figura 2 pueden verse las limitaciones de uso de herbicidas registrados en maíz.
Los tratamientos a dosis variable en preemergencia se aprovechan de la diferencias en las características del suelo
Cómo optimizar el uso de herbicidas en el maiz
Desde el punto de vista de la optimización del uso de herbicidas, el primer aspecto a considerar es que la sensibilidad de las diferentes especies a los herbicidas es diferente. A modo de ejemplo, el fluroxypir controla bien Abutilon y poligonaceas mientras que no controla bien Chenopodium spp. como podemos ver en la Figura 3. Por esto, hay que conocer qué especies se presentan en una parcela para poder elegir adecuadamente los ingredientes activos con una mejor relación eficacia/impacto.
Una vez conocemos las especies a controlar, la toma de decisiones depende de si la aplicación se realiza en preemergencia o en postemergencia.
Los tratamientos en preemergencia pueden llevarse a cabo a todo-terreno o en bandas. Además, puede plantearse una aplicación a dosis variable dependiendo del tipo de suelo.
Las aplicaciones 'convencionales' son las que se realizan a todo terreno. Sin embargo, puede disminuirse el uso de herbicidas de preemergencia si se trata solo la banda donde se deposita la semilla con unas boquillas adaptadas a la sembradora.
En este caso, hay que tener en cuenta que en la entrehilera hay que definir de forma clara la estrategia de control en postemergencia porque el crecimiento de las malas hierbas puede ser muy rápido.
Figura 3. Eficacia esperada para el herbicida fluroxypir 20% aplicado a 1l/ha sobre malas hierbas en 4-5 hojas. Fuente: www.ipmwise.es
Los tratamientos a dosis variable en preemergencia se aprovechan de la diferencias en las características del suelo. Las arcillas y la materia orgánica del suelo tienen capacidad para adsorber muchos ingredientes activos. Este efecto es además dependiente del ingrediente activo por lo que no pueden establecerse reglas generales. En muchas etiquetas se indica un “rango de dosis” por lo que se priorizarán las dosis más bajas en suelos ligeros y con tasas de materia orgánica inferiores al 2%. En países vecinos como Francia se están modificando y ya aparecen las recomendaciones concretas, como puede verse en la Figura 4.
Figura 4. Recomendaciones de dosis de herbicida a aplicar según las características del suelo. Fuente: BASF-Agro Francia.
Así, después de una zonificación de la parcela se pueden generar mapas de tratamiento para realizar una aplicación variable, con lo que nos aseguramos mantener la eficacia herbicida con la menor cantidad posible de fitosanitarios.
Por otra parte, en las aplicaciones de postemergencia, dado que podemos identificar no solo las especies sino su densidad, fenología y localización, el margen para optimizar los tratamientos herbicidas es mucho mayor.
Aquí pueden jugar un papel importante las nuevas tecnologías de localización de malas hierbas mediante cámaras de alta resolución, sobre todo si además los algoritmos les permiten separar entre especies.
Como hemos visto anteriormente, la sensibilidad a los herbicidas es dependiente de la especie y de la fenología. Por esto, sistemas de ayuda a la decisión como IPMWise nos permiten determinar cuál es la mezcla óptima para cada caso concreto.
A modo de resumen
Está claro que la competencia con las malas hierbas afecta a un cultivo con alto rendimiento como el maíz, por esto se tiende a asegurar su control utilizando herbicidas. Sin embargo, el uso de estos productos se debe razonar y optimizar para disminuir el riesgo de contaminación y para asegurar el cumplimiento de la nueva normativa. Además, la incorporación de sistemas de control mecánico también puede resultar útil en este sentido.
Los herbicidas se ven afectados por el tipo de suelo, las especies de malas hierbas, su fenología, etc. por lo que conocer cómo les afectan nos permite optimizar su uso.
Por esto, ya se han desarrollado tecnologías para poder realizar aplicaciones variables, en el marco de la agricultura de precisión para poder dar respuesta a las limitaciones de uso de los productos fitosanitarios.