Resalta su papel esencial como corrector de origen natural
Afepasa destaca las cualidades del azufre elemental y su interacción con el suelo agrícola
La empresa Afepasa, en su labor de divulgación hacia el sector agrícola, destaca que a la hora de analizar la extraordinaria versatilidad que ofrece el azufre como insumo para uso agrícola no cabe duda de que se puede considerar, "sin lugar a dudas", como una de las sustancias cuya composición natural es más completa y recomendable por su potencial para la mejora integral de los cultivos agrícolas, dadas sus propiedades simultáneas como fertilizante, bioestimulante y solución para contribuir a generar un entorno de protección de las cosechas frente a plagas y enfermedades.
A partir de esta reflexión inicial, aprovechando la conmemoración del Día Mundial del Suelo que se celebra anualmente cada 5 de diciembre, es una buena ocasión para poner en valor la extraordinaria aplicabilidad que ofrece el azufre elemental para optimizar las condiciones existentes en las diferentes tipologías de suelo agrícola, contribuyendo activamente a mejorar, de una forma efectiva, las propiedades naturales del suelo y su adaptación a lo que las diferentes variedades vegetales requieren de él.
En este sentido, el factor diferencial del azufre elemental reside en su protagonismo como nutriente esencial para contribuir a un mayor desarrollo de las cosechas, tanto en términos cualitativos como cuantitativos, gracias a su capacidad para actuar como corrector natural de suelos salinos y alcalinos.
Así, en aquellos suelos que se caracterizan por un elevado nivel de salinidad, este aspecto influye negativamente en cuanto a un incremento de su conductividad, dificultando la capacidad de la planta para realizar sus procesos naturales de absorción de agua y nutrientes, además de contribuir a la desestructuración del suelo debido a la saturación de sus componentes arcillosos.
Cuando esto ocurre, el azufre elemental se convierte en un elemento esencial para contribuir a que el suelo recupere, de una forma totalmente natural, unas condiciones ideales para el desarrollo de los cultivos.
La acción de las tiobacterias presentes en el suelo sobre la aplicación de azufre elemental realizada favorece su transformación natural en protones de hidrógeno e iones de sulfato, que en contacto con el sodio y el cloruro de las sales del suelo las transforma en dos compuestos altamente solubles, como son el ácido clorhídrico y el sulfato sódico.
Esta reacción resulta fundamental para facilitar el lavado de las sales del suelo y la reducción de su conductividad eléctrica, esencial para incrementar la capacidad natural de las plantas para la absorción de los nutrientes presentes en el suelo, que se encuentra bloqueada en un entorno marcado por una salinidad y conductividad excesiva.
Por el contrario, cuando el suelo agrícola muestra una alta alcalinidad, se produce un proceso de bloqueo natural de sus nutrientes, sobre todo en el caso del Fósforo y el Hierro.
Beneficio añadido
Ante esta situación, la reacción provocada por el azufre elemental en su contacto con las bacterias del suelo destaca por su capacidad para la aportación natural de sulfatos al suelo agrícola, lo que es de una gran importancia para reducir su alcalinidad (o pH), equilibrar su conductividad e incrementar la microbiota, desbloqueando el acceso de la planta a los diferentes macroelementos presentes en el terreno.
En este sentido, a diferencia de la aplicación de azufre mediante sulfatos, que se lixivian con una mayor rapidez perdiendo así su eficacia, el azufre elemental cuenta con el beneficio añadido de mantener sus capacidades naturales de una forma considerablemente más prolongada, permitiendo así que estos efectos positivos para la corrección de suelos salinos y alcalinos se desarrollen progresivamente y con una mayor continuidad en el tiempo.
En consecuencia, el azufre elemental adquiere un protagonismo básico para favorecer la generación de un entorno beneficioso para el desarrollo y mejora de la agricultura en los diferentes escenarios edafológicos a los que puede enfrentarse un cultivo, dado su potencial como corrector natural de las condiciones que ofrece el suelo agrícola a la planta.