La agricultura y la ganadería aumentarán un 35% su consumo de agua hasta 2050, según la FAO
La producción de alimentos, fibras y piensos debe aumentar un 50% hasta 2050 para asegurar la nutrición de todos los habitantes del planeta, y ello supondrá el incremento del 35% en las necesidades de agua en el sector agroganadero, según la FAO. Eso obliga a plantear nuevas estrategias de gestión del agua a medio plazo, que se analizarán en una conferencia mundial el próximo año en Nueva York
En 2050, la producción global de alimentos, fibras y piensos deberá aumentar un 50% en comparación con los niveles de 2012 para satisfacer la creciente demanda. En condiciones normales, esto significará al menos un 35% de recursos adicionales de agua dulce, aseguró ayer el director general de la FAO, Qu Dongyu, durante un evento dedicado a este recurso celebrado en Roma. Para realizar este cálculo, la organización ha tenido en cuenta que el sector agrícola consume en estos momentos un 72% de los recursos hídricos en el planeta.
Este panel de trabajo celebrado en Roma ha servido para sentar las bases para la Conferencia del Agua que la ONU organizará en su sede de Nueva York (EE.UU.) el próximo año, en la que se espera aprobar una alianza internacional que englobe a gobiernos y al sector primario en una nueva gestión del agua.
Según los últimos datos de la FAO, más de 2.000 millones de personas viven en países con países con "estrés hídrico", es decir, cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible. Entre ellos, unos 700 millones -aproximadamente el 10% de la población mundial-, lo hacen en territorios con un estrés "crítico". Eso hace más necesario cada día establecer nuevas estrategias para la gestión de un recurso que empieza a ser crítico y puede resultan muy limitante para el desarrollo de la agricultura y la ganadería en amplias zonas.
Esa necesidad de revisar las estrategias de gestión del agua se hace más evidente con los efectos que el cambio climático está teniendo en los últimos años, y que en 2022 se han hecho notar con especial incidencia, provocando sequías graves o inundaciones con niveles de récord, derivadas de ciclones y marejadas.
Los retos que plantea una gestión eficiente del agua se enmarcan además en un escenario muy complejo dentro del contexto agrícola mundial, sometido a una de las crisis más graves de las últimas décadas por la escasez de fertilizantes y las dificultades para la distribución de alimentos, propiciada por la guerra de Ucrania, que está afectando precisamente a la población que ya era más vulnerable ante la escasez de recursos hídricos, como son los pequeños agricultores de gran parte de los países en desarrollo.
