Las comunidades de regantes
En las comunidades de regantes, los agricultores se agrupan con la finalidad de autogestionarse para distribuir el agua en sus fincas de un modo ordenado, eficaz y equilibrado entre sus miembros.
Organizativamente están formadas por una asamblea general, formada por todos los miembros donde se aprueban los presupuestos e inversiones. También se eligen a los representantes para la junta de gobierno (sindicato de riegos). Este sindicato ejecuta y supervisa lo dictaminado por la asamblea general. Igualmente, se establece un jurado de riegos cuya función es el arbitraje sobre el uso del agua pudiendo llegar a imponer sanciones.
Actualmente más del 70% de la superficie de riego de España está gestionado por comunidades de regantes. Actualmente existen más de 7.000 registradas que van desde la que tratan unas pocas hectáreas a comunidades con miles de hectáreas gestionadas.
La normativa para la constitución está reflejada en el artículo 201 del Reglamento de Dominio Público Hidráulico. En la Directiva Marco del Agua 2000/60/CE las comunidades de regantes aparecen también reflejadas como responsable del cuidado de los ecosistemas asociados al agua y están implicadas por ley en la disminución de la demanda de agua de su regadío. Este último punto es la base de todas las modernizaciones de regadíos acometidas en España en los últimos años. Deben reducir el consumo de agua mejorando el transporte y distribución de esta, así como los sistemas de aplicación en parcela.
Para acometer dichas modernizaciones el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación creo en 1.999 las Sociedades Estatales de Infraestructuras Agrarias (SEIASA) que inicialmente fueron cuatro (Norte, Nordeste, Meseta Sur y Sur-Este). A finales 2.010 se fusionaron en única sociedad. Esta Sociedad junto a las sociedades de cada comunidad autónoma (Itacyl en Castilla y León, Sirasa en Aragón…) se han encargado de la redacción de proyectos, subvenciones y financiación de las obras de modernización (mayoritariamente bombeos y riego a presión). Cada comunidad ha empleado una formula distinta donde cada administración aportaba un porcentaje que era complementado por los propios regantes. Han existido tantas fórmulas como comunidades donde se han aplicado las modernizaciones.
Por citar un ejemplo, en Castilla y León, debido al carácter de cultivo extensivo (aunque se tiende actualmente hacia un cultivo más intensivo), las actuaciones generalmente han sido precedidas de una concentración parcelaria para lograr superficies más grandes y una infraestructura previa de caminos rurales para su acceso con maquinaria. Posteriormente, se han llevado a cabo modernizaciones donde la SEIASA contribuye con la mayor parte de la inversión y el organismo regional Itacyl complementaba la inversión. En Castilla y León actualmente hay cerca de medio millón de hectáreas de regadío (siendo León la mayor provincia). La casi totalidad del riego se distribuye por igual en gravedad, aspersión y automotriz. El riego localizado apenas supone un 5% aunque está en aumento. Aun así, la superficie de regadío sobre la superficie total de cultivo no llega al 15% y el riego no llega el 5% de la superficie total de la región. Estos valores indican que todavía hay mucho recorrido en esta comunidad autónoma.
Lama Sistemas de Filtrado, con más de 70 años de experiencia en el mundo de la filtración, ha contribuido, contribuye y contribuirá en los proyectos de modernización de los regadíos, que van desde la filtración en cabecera de la comunidad de regantes hasta el amueblamiento posterior de la parcela a través de instaladores especializados que trabajan con los sistemas de filtración de Lama. Los productos de filtración de Lama están basados en su utilización para riego localizado y con criterios de máxima eficiencia energética y de ahorro de agua.