Antonio Villaroel, director general de ANOVE
¿Cómo afronta el sector el reto del cambio climático y con la previsión que deben trabajar las empresas de semillas?
El cambio climático es un hecho constatado, pero no sabemos cómo va a terminar afectando a cada zona en concreo. Es cierto que todas las papeletas apuntan a que la zona mediterránea y España va a estar entre los perdedores dentro de ese contexto. El cambio climático significa un mayor incremento de la temperatura global, un aumento del nivel del mar y un incremento del agua en la atmósfera. Todo ello representa que estamos desestabilizando el clima, y hasta que se vuelva a estabilizar vamos a contar con veranos largos, periodos largos de sequía, inundaciones, etc.
Estamos constatando, por ejemplo, que la maduración y la cosecha del cereal en España se está adelantando de dos a tres semanas de media en algunas zonas. Eso significa que haya variedades que nos empiezan a dejar de servir. En el breeding estamos investigando para desarrollar variedades que van a llegar al mercado en diez años, con lo cual debemos adelantarnos y, por ello, tenemos este tema clarísimamente anotado en nuestra agenda. Es la prioridad número uno ahora mismo. Desarrollar variedades que sean no solamente más resistentes al calor, sino más resilientes, con más capacidad de adaptarse a esa pluralidad de eventos más bruscos y más cambiantes. Debemos intentar que la variedad sea capaz de adaptarse y saque lo mejor de las diferentes estaciones. Es muy difícil pero no imposible, porque cada vez sabemos más de las plantas.
¿Hasta qué punto existe la coordinación necesaria entre empresas e investigación pública con este fin?
Existe. Es cierto que los datos que tenemos a nivel internacional apuntan a que sistemáticamente, desde la segunda mitad del siglo pasado, la investigación pública decrece y la investigación privada se incrementa, pero sigue existiendo. Estamos buscando que el sector público tenga un papel fundamental en la investigación básica genómica a largo plazo.
De todas formas nuestro sector, y ANOVE, es un ejemplo, porque representamos al sector privado y a los centros públicos. Puedo asegurar que hay muy buena colaboración y muchos programas de co-obtención público-privados en los principales cultivos.
Con las circunstancias geopolíticas actuales, ¿‘Farm to Fork’, sí o no?
Sí. porque no podemos comprometer el futuro de las generaciones venideras y que ellos puedan resolver sus propias necesidades.
Somos la primera generación de la historia de la humanidad que es consciente de los límites del planeta. De repente se nos acaba la tierra cultivable, además hemos deforestado, y hemos empezado a valorar y preservar nuestros espacios naturales. ¿Pero cómo producimos más con menos? Nos dirigimos a un nuevo escenario en el que el mundo está cambiando, con una cierta tendencia a una desglobalización parcial. Y en ese contexto, vamos a tener que atender cada vez más y valorizar.
Hemos de saber comunicar al consumidor que valore la oferta absolutamente increíble de productos que tiene ante sí, gracias a la cual puede comer prácticamente cualquier producto en cualquier época del año, con las máximas garantías de calidad y de seguridad alimentaria. Para ello el sector debe invertir en comunicación.