Con la participación de Pagos de Araiz
El proyecto Oivina busca disminuir los fitosanitarios en la lucha sostenible contra el oídio
El proyecto Oivina propone el desarrollo de un modelo predictivo para el oídio no sólo específicamente adaptado a las condiciones agroclimáticas de Navarra, sino teniendo en cuenta por primera vez factores como los manejos de cultivo que se realizan en el viñedo.
Financiado por la Unión Europea y el Gobierno de Navarra, el trabajo está coordinado por Bodegas Pagos de Araiz y se desarrolla en colaboración con la Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra, Bodega Otazu Sau y Bodega Cirbonera Sociedad Cooperativa.
Oivina implementa y combina tecnologías de agricultura de precisión como los sistemas de información agroclimática basadas en sensores y tecnología que facilitan la recogida de datos de las parcelas a estudio para obtener información relevante. Además, incorpora el modelo desarrollado a una herramienta integral de monitorización de cultivos (DSS), de manera que el usuario final pueda disponer no solo de información acerca del riesgo de oídio sino también de otras enfermedades potenciales.
El oídio, causado por el hongo Uncinula necator y que es una de las enfermedades más graves que produce importantes pérdidas de cosecha e impactos económicos. Los fungicidas químicos se aplican generalmente de forma sistemática sin tener en cuenta el nivel de riesgo real cuando muchas de las aplicaciones de estos productos son prescindibles, generan un gasto económico innecesario, se acumulan en suelos y filtran a acuíferos, dañando el medio ambiente e incluso la salud humana.
Preocupación por el cambio climático
En colaboración con la Universidad de Navarra, Pagos de Araiz empezó a desarrollar en 2020 un proyecto de I+D para estudiar los efectos en el cambio climático en el viñedo. De esta manera, viene trabajando en la aplicación integrada de nuevas técnicas vitícolas y enológicas para conseguir un mayor equilibrio en la uva entre los compuestos propios de la maduración fisiológica y los de la maduración fenólica, ya que el desacoplamiento entre estos compuestos es uno de los efectos negativos más importantes que en la viticultura causa el cambio climático.
Este proyecto de I+D determina una serie de acciones para hacer frente al cambio climático como, por ejemplo, medidas enológicas para la corrección de la acidez, técnicas microbiológicas para reducir el grado alcohólico, medidas de adaptación sobre viñedos ya establecidos o medidas culturales para retrasar la maduración de la pulpa.