"Vamos quedando pocos en el campo y empezamos a sentirnos solos"
Marcos Vázquez Marey, labrador de Láncara (Lugo). Doctorando de la Universidad de Santiago de Compostela
20/08/2021El autor escribe este artículo en su calidad de ingeniero agrónomo, doctorando, labrador e impulsor de un museo específico sobre maquinaria histórica en Traslite (Láncara, Lugo), con afán de mejora del medio rural y, por supuesto, con el deseo de que todo lo que expresa sirva para animar y comunicar positividad.
Marcos Vázquez, arrancando el mítico Ferguson TEA 20, primer tractor con elevador hidráulico a tres puntos.
En este momento de mi vida, entre otras muchas cosas (diré por suerte), soy doctorando, por lo que, lo que diga, son reflexiones, no afirmaciones, y, si afirmo algo, será basado en mi conocimiento científico o en el de otros.
La catástrofe demográfica que está sufriendo el campo en Europa (no es sólo en España), es algo que no nos debería preocupar sólo a los que sabemos de que hablamos, sino al conjunto de la sociedad, puesto que en muchas regiones, como la que yo conozco bien, el presupuesto reservado a prevención y extinción de incendios no tardará en adelantar en cantidad de euros al presupuesto dedicado a educación o sanidad.
Si observamos los datos del INE, o de los institutos de estadística de las comunidades autónomas, coinciden en el tiempo dos progresiones: a mayor cantidad de titulados relacionados con el campo, menos gente se fija en él; y, a medida que introducimos más tecnología (mecánico-electrónica-informática) en el campo, menos gente se fija en él.
En Galicia, en los últimos 60 años, el progreso de la inmersión tecnológica de la ganadería cambió de ser las últimas de Europa, a ser de las primeras —el brazo robótico que suelda carrocerías de coches glamurosos en Stuttgart es el mismo que ordeña una vaca de más de 40 litros de leche por día en A Pastoriza—. En los últimos 25 años, salieron de la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Santiago de Compostela una media cercana al centenar de titulados en alguna área relacionada con la tierra.
Higuera centenaria en Casa de Vázquez que representa la evolución de la saga familiar en el medio rural.
En Francia, se requiere una formación acreditada en horas, para incorporarse a la agricultura, que multiplica por una decena o más a la exigida en España en algunas regiones (4.000 frente a 300), y, aún así, el éxodo rural les preocupa y mucho.
Si evaluamos, por ejemplo, en nivel de CV/ha, en la Bretaña Francesa, ronda los 3 CV/ha, parecido al de todo Francia; en Galicia, nos acercamos a los 10 CV/ha, y en España, se duplica la tasa de Francia.
Si hablamos de datos económicos, y tomando como referencia valores medios de los institutos de estadística de las CC AA, en los últimos 60 años, en España, la producción final agraria se multiplicó casi por 4 y el valor añadido bruto se multiplicó casi por 2,5. En contraposición, el valor añadido bruto respecto del total pasó porcentualmente del 19% al 3%, el número de empleos sobre el total del 60% al 5%, los ocupados en la agricultura se dividieron por 13, y la tierra ocupada con agricultura, en algunos casos se redujo a la mitad (asociada mucha a abandono).
En 1933, el inventor irlandés, afincado en Coventry, Harry Ferguson, construyó el primer tractor moderno de la historia, el Ferguson Black, siendo el primer tractor de la historia con elevador hidráulico trasero a tres puntos, consiguiendo solucionar los problemas de transporte de los aperos, la transferencia de peso al eje trasero y evitar las muertes por atrapamiento al empinarse el tractor de la parte delantera.
En pocos años, introdujo otras mejoras globales como el volante recubierto de pasta, el silenciador en la línea de escape o el motor de arranque eléctrico de serie. Pero toda esta innovación (que es brutal), no es nada al lado de la idea de partida de su diseño: “democratizar el acceso de los agricultores de todo el mundo a la maquinaria más moderna”; el tractor puso de manifiesto que el tamaño y la potencia ya no eran lo más importante, y dejó de ser un producto para economías muy pudientes, empresas o administraciones, a ser un producto para el pueblo.
Yo, labriego, autónomo para la Seguridad Social, productor ecológico con certificaciones oficiales, y creador y director del ‘Museo Vivo e Integrado do Campo e da Locomoción Agraria’ (MUVICLA), pregunté en el foro FIMA Digital: ¿Adaptamos las máquinas al territorio o el territorio a las máquinas? Lo que está claro es que, las máquinas que hacemos, sí, son obras de ingeniería, que yo, y muchos otros disfrutamos viendo cómo una gran fiesta en la FIMA, pero igual de claro, que las máquinas actuales, cada vez necesitan de menos gente en el campo.
Joan Artigas, memoria viva de la evolución del sector de la mecanización en España, recuerda cuándo se implantó la fabricación de cosechadoras de Massey en España (Noain); la MF 31 encerraba la filosofía de diseño de una cosechadora por agricultor. Es fácil ver que las máquinas agrícolas son un fuerte atractivo para mucha gente, pero en la actualidad, se están volviendo (como antes del tractor diseñado por el Irlandés Harry) accesibles para pocos. Por otro lado, se focaliza casi toda la tecnología en los tractores, aperos y similares, y resulta complicado encontrar soluciones para evitar que una familia de cabras salvajes arruine una cosecha de trigo o maíz en Galicia.
Espero haber sido algo útil. Me brindo para ayudar a conseguir máquinas adaptadas al territorio y que ayuden a que se quede más gente en el campo, de verdad, quedamos muy pocos, y nos empezamos a sentir solos.
Joan Artigas Campás quiere agradecer públicamente la calificación de “Memoria viva de la evolución del sector de la mecanización del campo”, efectuada de él por parte de Marcos Vázquez Marey, autor del artículo.