Los regantes piden prorrogar más allá del estado de alarma la posibilidad de firmar dos contratos eléctricos al año
Las facturas de riego se han disparado desde 2008.
La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) pide prorrogar más allá del estado de alarma la posibilidad de firmar dos contratos eléctricos al año para reducir los costes fijos (regulados), que representan más del 60% de la factura eléctrica para los agricultores, tal y como establece la Ley de la sequía de 2018, que contempla en sus disposiciones adicionales la posibilidad de modificar la potencia a lo largo de 12 meses con el objetivo de aumentarla durante la época de máximo consumo y reducirla al mínimo para el resto del año, con el que simplemente mantener los equipos.
Por contra, la factura eléctrica para los regantes podría encarecerse en algunos casos hasta un 73% como consecuencia de la nueva metodología para calcular los peajes de transporte y distribución, según Fenacore, que ha enviado unas alegaciones a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para advertirle de que estos incrementos de las tarifas podrían amenazar la supervivencia de los agricultores de este tipo de cultivos.
Los regantes consideran que esta subida encubierta de la factura eléctrica viene a agravar la situación que atraviesa el sector agrícola, asfixiado económicamente por las diferencias que existen entre los costes que soportan -actualizados a 2020- y los precios a los que venden sus productos -anclados en los años 80-.
Según Fenacore, las nuevas tarifas no tienen en cuenta las horas de mayor demanda de energía a nivel nacional para hacerlas coincidir con los periodos tarifarios más caros, desincentivando así el uso de energía en dichas horas, lo que hace pensar que el objetivo de esta medida es más recaudatorio que de eficiencia en el consumo.
Y es que con la nueva normativa se eliminan las tarifas de tres periodos, pasando todas a seis periodos; y se reducen de manera importante las horas P5 y P6 -las más baratas- en favor de las horas P1 a P4 -las más caras-. Esta situación obliga a contratar en los periodos más costosos, sobre todo en verano. De hecho, en agosto, cuando más se riega, no hay posibilidad de disfrutar de la tarifa más barata todo el día como hasta ahora.
La Federación de regantes advierte de que estos cambios normativos frenarán la modernización de las 902.000 hectáreas aún pendientes, con sus consecuentes efectos para el menor ahorro de agua y la mayor contaminación. Unas secuelas que, a fin de cuentas, alejarán el cumplimiento de algunos de los compromisos que el Gobierno ha adquirido en materia agrícola y medioambiental, ya que la propia estructura horaria fijada para el verano dificulta enormemente la compatibilización con la energía fotovoltaica para autoconsumo, la más idónea para el regadío.
Los regantes no entienden que el premio al enorme esfuerzo que están haciendo por transformar los sistemas de riego, y que ha convertido España en un país de referencia, venga siendo desde hace años la escalada continuada de las tarifas eléctricas. Desde 2008 el recibo eléctrico ha subido más del 100%, principalmente debido a los costes fijos, puesto que el término de potencia se ha incrementado más de un 1.000%.
Y ello pese a las medidas aprobadas a instancias de Fenacore por las que se ha logrado un ahorro superior a los 54 millones de euros para el regadío gracias a la exención del 85% del impuesto especial eléctrico y a la reducción de módulos en el IRPF de los agricultores regantes.
Según Andrés del Campo, presidente de Fenacore, “han aumentado las horas con tarifa cara, sobre todo en verano, y han caído las horas con tarifas más baratas. Los regantes somos el segundo consumidor de energía, después de ADIF, y no encontramos una justificación técnica que avale estos cambios en el calendario, salvo la recaudatoria, dada la imposibilidad de limitar nuestros riegos a horarios intermitentes de horas valle y punta”.