Recomendaciones para evitar daños por un abonado incorrecto en el cultivo de maíz
La cooperativa Agropal describe las estrategias de fertilización más adecuadas en la primera fase de desarrollo de la planta, con el fin de aportar los nutrientes necesarios en función de las características de un cultivo que responde de forma opuesta a otros cereales como el trigo o la cebada a los aportes de nitrógeno.
La cooperativa Agropal, a través de su departamento técnico, hace una recomendación sobre la importancia de llevar a cabo un correcto abonado en el cultivo de maíz, no sólo para conseguir la máxima producción sino para no provocar daños en el cultivo en los primeros estadios de su desarrollo, lo cual marcará la producción final.
A la hora de abonar el maíz, normalmente nos preocupamos de aportar las unidades nutricionales necesarias para cubrir las necesidades del cultivo. Para este fin, bien nos basamos en las necesidades teóricas por tonelada de producción o, si como se recomienda desde Agropal hemos hecho un análisis de suelo, abonamos según el resultado de dichos análisis.
Pero, a veces, el abonado puede provocar algún daño en el cultivo. En esta información se describe cómo identificarlos y cómo intentar evitarlos.
Intoxicación por amoníaco
El cultivo del maíz absorbe preferentemente el nitrógeno amoniacal, antes que el nitrógeno nítrico, lo contrario que hacen el trigo y la cebada que absorben primero las formas nítricas. Este hecho hace que, en condiciones de temperaturas bajas, el proceso de nitrificación, por el cual el nitrógeno amoniacal pasa a nítrico, se vea ralentizado, provocando que el maíz absorba mucho nitrógeno amoniacal y creando en las jóvenes plantas de maíz una intoxicación por amoníaco.
Esta intoxicación se debe a que en las primeras fases del desarrollo del maíz la radiación solar es baja y no permite al maíz realizar la fotosíntesis en cantidad suficiente, ni la metabolización de ese amoníaco absorbido, por lo que se acumula en la planta provocando daños en ella. Los síntomas se verán en los primeros estados del maíz, 3-4 hojas, provocando una amarillez en las plantas afectadas, un excesivo alargamiento en las hojas más viejas. Esta intoxicación se puede ver en plantas sueltas, estando las plantas que la rodean sanas o en rodales.
Los daños pueden llevar en los casos más severos a la muerte de la planta, o a un retraso ya que la planta tiene que volver a desarrollarse después del parón al que la ha sometido el amoníaco. Este retraso provocará menor tamaño de mazorca, por competencia con las plantas sanas. Estos daños serán mayores cuanto más tiempo dure el tiempo frío, y desaparecerán si suben las temperaturas y el nitrógeno amoniacal se transforma a nítrico.
En los suelos donde más se puede presentar este daño, son suelos cuyos contenidos en CA2+, K+ y Mg2+ son bajos. Normalmente esto se produce en suelos ácidos con pH menores a 5, pero también puede producirse en suelos básicos que presentan carencia de magnesio. Los abonos de Agropal incluyen en su formulación, además de los tres nutrientes principales, otros como azufre y el más importante para evitar estos daños: el magnesio. Con esta estrategia se proporciona al maíz una nutrición equilibrada, que no provocará daños y que redundará en un mejor desarrollo y producción final del cultivo.
Los técnicos de la cooperativa asesoran sobre cuál es el abono más adecuado para el cultivo maíz, y si hay hecho un análisis de suelo, los técnicos lo interpretarán para ofrecer el abono que mejor se adapte a las necesidades del agricultor para así obtener el mayor beneficio del cultivo. El objetivo es no fertilizar en exceso, pero tampoco quedarnos escasos y que esto pudiera redundar en una menor producción.