Los restos de cosechas serán cada día más importantes porque van a ser la clave de la próxima revolución energética
Remigijus Lapinskas, presidente de la Asociación Mundial de la Bioenergía, aseguró en la última cumbre del clima (COP25) celebrada en Madrid, que “uno de los sectores más prometedores para el crecimiento en la producción de bioenergía durante los próximos es el de los residuos agrícolas”, detallando que están llamados a cubrir hasta un 14% del suministro total de energía a nivel mundial, según las estimaciones de esa asociación.
El último informe estadístico de la Asociación Mundial de la Bioenergía
(WBA, en sus siglas en inglés), titulado Global Bioenergy Statistics 2019, refleja las cifras de producción y consumo de energía a partir de todo tipo de biocombustibles durante 2017. Se asegura que la bioenergía aportó un 70% del consumo de energía renovable en el mundo.
Actualmente ese sector está volcado en la biomasa tradicional: leña y residuos agrícolas y ganaderos que se recolectan y queman con muy limitadas garantías de sostenibilidad y salubridad. Pero este informe de la WBA asegura que existe tecnología para procesarlos de forma adecuada, y hacer que se conviertan en “la próxima gran revolución de la bioenergía”, como expuso Lapinskas en la COP25.
La creciente demanda para reemplazar los combustibles fósiles a la hora de generar calor y electricidad como fuentes de energía sostenibles, renovables y disponibles –sostienen desde la WBA–, va a hacer que residuos como la paja y las cáscaras empiecen a formar una parte importante de la generación de bioenergía.
Actualmente hay casi 9.000 millones de toneladas de residuos agrícolas disponibles en el mundo, residuos de todos los cultivos principales (maíz, arroz y trigo), que podrían generar anualmente en todo el mundo un cantidad de biocombustibles que fluctúa entre 4.300 millones de toneladas (estimación baja) y 9.400 millones (estimación alta). En esa estimación se tiene en cuenta que casi la mitad de los residuos no se utilizarían para generar energía, porque deben dejarse en el campo con el fin de garantizar la calidad del suelo. Para contextualizar este potencial, el informe recuerda que el suministro de biomasa para energía en 2017 fue de aproximadamente 55,6 EJ, y el total de energía de todas las fuentes, incluidos los combustibles fósiles, de unos 585 EJ.
ESPAÑA YA ES UNA POTENCIA MUNDIAL
En España, la mayor productora de electricidad con biomasa, Energía y Celulosa (Ence), anunciaba a principios de mes que su nueva planta de cincuenta megavatios de Puertollano (Ciudad Real) ya aporta sus primeros megavatios de energía a la red. “Su actividad permitirá una fuerte reducción de la quema incontrolada de rastrojos agrícolas, que tiene un alto impacto ambiental”, afirman desde Ence.
Desde que se anunció la construcción de esta planta, ubicada en las antiguas instalaciones de Elcogás, se afirmó que “consumirá fundamentalmente sarmiento y orujillo, así como residuos forestales locales, lo que contribuirá al aprovechamiento sostenible de estos recursos renovables y una importante generación de empleo rural”.
