Instalan hoteles de insectos, comederos de aves y nidos de pájaro para equilibrar el ecosistema del viñedo y luchar de forma natural contra las plagas
Rebeca Palacios
Bodegas Campo Viejo de Logroño ha apostado por respetar la biodiversidad de sus viñedos con la instalación de "hoteles" para insectos, comederos para pájaros, atalayas para rapaces y "casas nido" para pequeñas aves, con el fin de equilibrar el ecosistema y controlar las plagas de forma natural.
La responsable de Desarrollo Sostenible de la bodega, Estíbaliz Torrealba, ha explicado este miércoles a Efe que estas instalaciones contribuyen a buscar depredadores naturales para mantener el equilibrio de la viña sin utilizar pesticidas.
En 2012, en colaboración con la ONG Accionatura, Campo Viejo realizó un estudio de biodiversidad de la zona logroñesa que rodea la bodega, que está construida bajo tierra en un altiplano elevado cien metros sobre el valle del Ebro, en "La rad de Santa Cruz", junto al camino viejo de Fuenmayor.
El objetivo de este estudio fue "preservar y conservar lo mejor posible" esa biodiversidad, ha afirmado Torrealba, para lo que una persona de esta ONG se encargó durante todo un año de estudiar el entorno y llegó a identificar hasta 300 especies de flora y fauna en los viñedos circundantes.
Después, se diseñó "un sendero de biodiversidad" con 16 puntos de interés, en los que se detallan las acciones desarrolladas por Campo Viejo para respetar el medio ambiente y la sostenibilidad, que es uno de los pilares fundamentales de su política de responsabilidad social corporativa.
Los visitantes de la bodega pueden experimentar este paseo de la biodiversidad en un recorrido de dos horas, durante el que comprueban "in situ" esas prácticas de sostenibilidad que ya tiene implantadas la firma, que fue la primera en certificar por AENOR su huella de carbono, ha dicho.
Un ejemplar de alcornoque da comienzo a este recorrido, para recordar que Campo Viejo apuesta por los tapones de corcho natural para cerrar sus botellas porque considera que "es la forma más sostenible" de conservar sus vinos.
Este árbol, cuya primera recogida de su corteza se realiza cuando cuenta con cuarenta años, no se tala y sirve de refugio para la fauna auxiliar, que ayuda a controlar las pequeñas plagas de insectos que pueden dañar los viñedos.
Los comederos para aves, que han sido construidos con madera reciclada por los hijos de los empleados de la bodega, disponen de alpiste y pipas para alimentar en los meses de invierno a especies como gorriones, pinzones, mirlos, jilgueros y petirrojos, que anidan en el entorno.
Las cajas nido, también elaboradas con madera certificada procedente de bosques gestionados de forma sostenible, acogen en su interior a pequeñas aves, como autillos, abubillas, carboneros, herrerillos, lavanderas y colirrojos.
Estos pequeños albergues palían la escasez de huecos en los que puedan anidar estos pájaros insectívoros, que contribuyen al control biológico y sostenible de plagas de insectos, topillos y otros roedores.
En este sendero se puede encontrar un guardaviñas, una tradicional construcción circular de piedra acabada en cúpula con un orificio para la salida de humos, que servía para proteger a los agricultores y a sus animales de las inclemencias del tiempo.
Este guardaviñas, que data del siglo XIX, estaba ubicado en otro punto del viñedo y actualmente sirve de refugio a sapos, lagartos y lagartijas, que también son grandes consumidores de insectos.
Pero también hay que mantener el equilibrio de insectos en la zona, por lo que se han instalado "hoteles" hechos estructuras de madera y piedras que sirven de refugio para especies como escarabajos, mariquitas y avispas.
Estos insectos son depredadores naturales de las plagas habituales del viñedo, que la bodega controla sin tener que hacer uso de productos fitosanitarios, ha detallado Torrealba.
También se han colocado majanos o montones de cantos rodados para cobijar a insectos y otros pequeños animales.
Por otro lado, se controlan las plagas de insectos mediante un sistema de confusión sexual con difusores de feromonas femeninas, que confunde y desorienta a los machos y, así, se evitan intervenciones químicas para reducir su reproducción.
Las atalayas para aves rapaces son unos postes de madera a los que se encaraman águilas culebreras, cernícalos, milanos, búhos y lechuzas para avistar a presas como conejos, topillos y ratones.
Esta pequeña fauna está controlada con estas intervenciones, pero también se ha tenido que colocar un vallado perimetral para impedir la entrada a la bodega a los jabalíes, que, en ocasiones, campan "a sus anchas" por los alrededores y no tienen reparos en pasear por espacios urbanos, como el cercano barrio de Valdegastea