Las malas hierbas aprenden a defenderse del glifosato
Ya se conoce científicamente por qué uno de los herbicidas más usados en los campos de olivar y cítricos de España y, sobre todo, en la comunidad andaluza, apenas afecta a la especie Lolium rigidum, una de las malas hierbas más problemáticas para estos cultivos y que le roba el sueño a más de un agricultor.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Córdoba, liderados por el catedrático de Química Agrícola y Edafología Rafael A. De Prado e investigador del grupo de investigación adscrito al ceiA3 'Acción de los pesticidas sobre el ecosistema | AGR-197', ha conseguido descubrir que un biotipo de Lolium rigidum es resistente a un herbicida de gran uso en los cultivos, el glifosato. Esa resistencia se debe a que, al ser aplicado dicho herbicida sobre este tipo de mala hierba, el glifosato se absorbe y se mueve poco con respecto al biotipo susceptible.
Lolium Rigidum en el laboratorio.
Desde los años 90 se venía realizando un uso continuado de glisofato, ampliamente usado en campos de olivar y cítricos de toda la geografía española. Esta situación condujo a que este herbicida provocara una presión de selección sobre dos grandes tipos de malezas Lolium rigidum y Conyza spp. Como resultado de tal presión, la primera de estas malas hierbas, ha sido capaz de sobrevivir al tratamiento de glifosato a dosis que debería eliminarla.
Según se detalla en un artículo publicado recientemente en la revista Frontiers in Plant Science este equipo de científicos ha comprobado, mediante el uso de Carbono 14 (14C) y un sistema denominado Fosforo Imager, cómo el glifosato apenas penetra y se mueve dentro de la planta, concluyendo que la no translocación del herbicida es en realidad un mecanismo de defensa de la propia planta. De Prado explica que para llegar a estos resultados realizaron prospecciones, principalmente en olivares de la provincia de Jaén y campos de cítricos en Córdoba, Sevilla y Huelva.
Imitando a los TAC de contraste que se hacen a diario en los hospitales, los investigadores de la UCO aplican sobre las muestras de Lolium rigidum la dosis de campo del herbicida glifosato mezclado con Carbono 14 (14C) y tras 96 horas se toma una imagen radiográfica de la planta donde comprueban que el glifosato no se transloca por determinadas partes de la mala hierba en cuestión.
Esta investigación de la que da cuenta 'Frontiers in Plant Science' prueba que la resistencia de estas malas hierbas al glisofato no está asociada a acciones humanas ni a fenómenos climatológicos, sino que es algo intrínseco en la planta y responde al planteamiento darwiniano de la adaptación de las especies. El equipo se plantea ahora si este mismo mecanismo se repite en otras plantas y con otros herbicidas.
En este trabajo han participado los investigadores Pablo Fernández, Rafael Domínguez, y el técnico Rafael Roldán y han colaborado los profesores Francisco Barro y Fernando Bastida, del Instituto de Agricultura Sostenible del CSIC de Córdoba y de la Universidad de Huelva, respectivamente.