La Cátedra Adama sobre malherbología aborda el cultivo del maíz
El Salón de Actos de la Escuela Politécnica Superior de Huesca ha acogido una jornada sobre malas hierbas emergentes en el cultivo del maíz que, organizada por la SEMh, ha contado con el apoyo y participación de la Cátedra Adama en su objetivo de incentivar la formación, la docencia y la investigación en el campo de la malherbología. El evento, al que han acudido 150 asistentes (entre estudiantes, investigadores y profesionales del sector agrario) ha contado con algunos de los mayores expertos de España en materia de hierbas adventicias.
La jornada ha sido inaugurada por el director de la Escuela Politécnica Superior de Huesca, Javier García Ramos, y por el responsable del Centro de Sanidad y Certificación Vegetal del Gobierno de Aragón, Emilio Betrán. Este último ha destacado que el aumento de los rendimientos de los últimos años en el cultivo del maíz ha venido acompañado de mayores problemas fitosanitarios. “Cada vez tenemos más problemas a nivel administrativo en el control de malas hierbas emergentes. Ninguna mala hierba está catalogada como invasora y eso nos lleva a tener problemas a la hora de abordar su erradicación”, ha afirmado.
Entre ellas el teosinte, un ancestro del maíz cuya semejanza con éste en estado de plántula hace que, en algunos casos, su detección se produzca de manera tardía, comprometiendo así la rentabilidad de la cosecha. “Una sola planta de teosinte en campo de maíz puede producir más de 1.800 semillas”, ha asegurado Gabriel Pardo, investigador de la Unidad de Sanidad Vegetal del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria del Gobierno de Aragón. Pardo ha advertido que 20 plantas adultas de teosinte por metro cuadrado o 16 toneladas por hectárea de biomasa seca implican la total pérdida de la cosecha, destacando además que en cultivos distintos al maíz sí existen herbicidas anti gramíneas que controlan perfectamente el teosinte.
Es por ello por lo que, en zonas infestadas, se han puesto en marcha planes específicos de erradicación de esta hierba adventicia. En el caso de Aragón se tuvo constancia del teosinte en agosto de 2014 y, desde entonces, el Gobierno de Aragón ha promovido medidas para su control, ya que en 2015 se llegaron a certificar hasta 7.115 hectáreas de cultivos afectados. Así lo ha puesto de manifiesto Santiago Fuertes, técnico del Centro de Sanidad y Certificación Vegetal aragonés, quien ha destacado que el teosinte ha sido especialmente preocupante en municipios como Candasnos y Bujaraloz donde, en parcelas con afección alta, ha supuesto la eliminación directa de las plantas de teosinte, la prohibición de la siembra de maíz o sorgo durante las tres siguientes campañas o la prohibición del pastoreo hasta su erradicación. Fuertes ha destacado igualmente el compromiso y el cumplimiento de los agricultores a la hora de implementar las medidas requeridas.
Por su parte José María Llenes, de la Generalitat de Catalunya, ha hablado de la afectación, en menor medida que en Aragón, en términos como Mollerussa o Fontanella, poniendo en valor la campaña de contención desarrollada por el gobierno autonómico catalán con información para agricultores y una campaña específica en maquinaria de recolección.
Otras malas hierbas
Durante la jornada se han abordado otras problemáticas con malas hierbas en el cultivo del maíz. Es el caso del Sorghum halepense y de la Echinocloa crus-galli, sobre las que ha incidido José María Montull, de la Universidad de Lleida, destacando las resistencias generadas frente a herbicidas de las cinco subfamilias de inhibidores de la acetolactato sintetasa (ALS). También se ha hablado de Sicyos angulatus, una planta exótica que se ha naturalizado y que está caracterizada por una alta persistencia de su banco de semillas.
Mención especial ha merecido la ponencia del investigador costarricense Ramón León, investigador de la Universidad de Florida, que ha hablado sobre la proliferación de Amaranthus palmeri en maizales de Estados Unidos. León ha hablado de la adaptación de esta especie a temperaturas extremas, de su alta capacidad de explosión germinal y de su vertiginoso crecimiento. Esta especie, que se ha mostrado resistente al glifosato con el paso de los años, ha sido controlada en pre-emergencia a través de la atracina, prohibida en España. “Ha ayudado a mantener la producción. De haber sido prohibida como aquí en España, no habría maíz en EE UU”. Este investigador ha destacado que son las cosechadoras la principal fuente de dispersión de Amaranthus palmeri y que “una vez establecida, no hay solución barata”.