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La superficie de cultivo de la campaña 2015-16 ha sido de 2.662.200 ha

La oferta varietal de cebada en España

Antoni López Querol (IRTA Lleida) Joan Serra Gironella (IRTA Mas Badia) Josep Anton Betbesé Lucas (IRTA Lleida) Roser Sayeras Oliveras (IRTA Mas Badia)02/11/2016

Investigadores del IRTA presentan un estudio sobre el panorama actual de la cebada en nuestro país, dado que España es el país de la Unión Europea que le dedica una mayor superficie de cultivo.

Las variedades de cebada de seis carreras, de cultivo mayoritario hasta hace algunos años, suelen ofrecer una mayor rusticidad que las de dos...

Las variedades de cebada de seis carreras, de cultivo mayoritario hasta hace algunos años, suelen ofrecer una mayor rusticidad que las de dos, aunque su productividad y peso específico del grano suelen ser inferiores. Foto: A. López Querol.

La cebada como principal cultivo extensivo en España

España es el país de la UE que dedica una mayor superficie de cultivo a la cebada. Pese a ello, los limitados rendimientos de nuestras zonas de cultivo hacen que la producción total sea similar a la de Alemania o Francia. Es también el cultivo al que se dedica una mayor superficie de suelo agrícola de cultivo a nivel nacional por lo que respecta a especies anuales de producción extensiva. Según datos provisionales del MAGRAMA, ésta ha sido de 2.662.200 ha en esta pasada campaña 2015-16. Tal como puede observarse en la figura 1, esta superficie se viene manteniendo más o menos estable durante el último quinquenio, después de haberse reducido aproximadamente un 20% entre 2004 y 2011.

Figura 1. Evolución de la superficie dedicada al cultivo de cebada en España. Serie 2004-2016. (Fuente: MAGRAMA)
Figura 1. Evolución de la superficie dedicada al cultivo de cebada en España. Serie 2004-2016. (Fuente: MAGRAMA)

Tradicionalmente, se ha venido dedicando a la cebada las superficies de producción cerealista con menor potencial y peores condiciones de cultivo, en las que el trigo no ofrece garantías suficientes de viabilidad, ya que en dichas situaciones se valora especialmente su mayor rusticidad y resistencia a la sequía. En este sentido, no es gratuita la superficie que dedica la agricultura española a este cultivo, ya que las condiciones de escasa pluviometría y suelos de baja calidad en buena parte de la superficie cultivada nacional dedicada a los cereales son mayoritarias.

La distribución geográfica de la superficie dedicada a la cebada en España refleja relativamente esta situación al concentrarse el cultivo principalmente en los secanos de ambas mesetas (61,11%) y Aragón (17,23%). La figura 2 muestra la superficie dedicada al cultivo en las diversas CC AA durante la campaña 2015.

Figura 2. Distribución de la superficie de cultivo de cebada por CC AA Campaña 2015 (Fuente: MAGRAMA)

Figura 2. Distribución de la superficie de cultivo de cebada por CC AA Campaña 2015 (Fuente: MAGRAMA)

La evolución del material vegetal de cebada sembrado en España

Hasta hace unos 35 años, el cultivo de la cebada en España estaba ampliamente dominado por la siembra de variedades tradicionales, rústicas, muchas de ellas locales, relativamente adaptadas a condiciones difíciles de cultivo, fundamentalmente debidas a la sequía. De hecho, se consideraba a esta especie como uno de los cereales más rústicos y, en cierto modo, menos susceptible a condiciones de estrés. Por ello, ha sido durante muchos años en España, y es todavía, la especie cerealícola sembrada mayoritariamente en terrenos agrícolas en los que la producción de otras especies extensivas se hace difícilmente exitosa o presenta niveles de riesgo a valorar en ese sentido.

Los niveles de productividad del cultivo eran tradicionalmente muy bajos habida cuenta del material vegetal empleado en la siembra y del potencial de las parcelas destinadas al mismo. Se trataba en general de variedades hexásticas, poco productivas, de talla alta y bajo peso específico del grano. El aprovechamiento de la producción era y sigue siendo mayoritariamente la alimentación animal, denominándose todavía comúnmente al grano de dichas variedades como cebada 'caballar'.

Variedad de cebada susceptible a encamado junto a variedad resistente...
Variedad de cebada susceptible a encamado junto a variedad resistente. Existen grandes diferencias entre variedades no sólo en lo que respecta a su productividad, sino también en su resistencia a enfermedades y accidentes. Resulta necesario valorar toda la información relativa al comportamiento de las diferentes variedades en una zona antes de tomar la decisión de la variedad a sembrar. Foto: A. López Querol.

A mediados de los años 70 del siglo pasado se inician en España diversos programas de selección y mejora genética de la cebada, mayoritariamente por parte del sector público, con el fin de incrementar la productividad del cultivo, tanto de forma directa, como indirecta a través de una mejora de su resistencia a condiciones de estrés habituales en las zonas tradicionales de producción. Así, la aparición en esos años de Albacete y Pané 01 como resultado de sendas selecciones de poblaciones autóctonas, supuso un salto importante en la mejora del material vegetal de cebada a nivel de productividad y adaptación a condiciones de estrés, hasta el punto de que actualmente hay todavía algunas zonas aragonesas y castellanas en las que siguen cultivándose dichas variedades.

Los trabajos en mejora genética consiguieron a finales de esa década una importante mejora fenotípica en las nuevas variedades: una notable disminución de la altura de la planta que proporcionaba un notable incremento de su resistencia al encamado lo cual, a su vez, permitía un incremento en las aportaciones nitrogenadas al cultivo que se tradujesen en una mayor explotación y consecuente incremento de su potencial productivo. Variedades como Pallas, Beka, Alpha, Barbarrosa, Doblao Plaisant entre otras, supusieron un importante salto cualitativo y cuantitativo en este sentido y marcaron casi en exclusiva el panorama varietal de la cebada en España hasta principios de los años 90 del pasado siglo. Algunas de ellas, como Beka o Dobla todavía siguen explotándose en zonas de cultivo en las que su especial adaptación a las mismas supone una garantía para el agricultor. La utilización de dichas variedades durante ese período, junto a la mejora y modernización de las técnicas de cultivo, permitieron un importante incremento en la productividad media del cultivo de la cebada en nuestro país (ver figura 3). Al mismo tiempo, los requerimientos crecientes de una industria cervecera en expansión por lo que respecta al grano destinado a la misma supuso una ampliación de la oferta varietal en función del destino de la producción, así como un incremento en la calidad de la cebada destinada a este sector. En este momento ya se diferenciaba entre variedades de cebada 'pienso' o 'caballar' para alimentación animal y variedades de cebada 'cervecera', casi exclusivamente de 2 carreras, y destinadas a la fabricación de cerveza.

Figura 3. Evolución de la productividad media del cultivo de cebada en España en condiciones de secano. Serie: 1940 – 2010...
Figura 3. Evolución de la productividad media del cultivo de cebada en España en condiciones de secano. Serie: 1940 – 2010. (Fuente: MAGRAMA)

La integración de España en la UE supuso un cambio drástico en la oferta varietal de la mayor parte de especies de cultivo extensivo, entre ellas la cebada. La irrupción de variedades centroeuropeas no registradas ni producidas en nuestro país ha provocado un enorme incremento en la oferta varietal de esta especie, actualmente muy extensa y especialmente dinámica. Este hecho, junto a la tradicional baja tasa de utilización de semilla certificada en nuestro país, ha traído como consecuencia la práctica desaparición de los programas de selección y mejora que hasta ahora se llevaban a cabo en España, tanto públicos como privados, con lo que están desapareciendo las variedades obtenidas aquí y especialmente seleccionadas para las condiciones de cultivo mayoritarias del país, que son claramente diferentes de las centroeuropeas.

La figura 3 muestra la evolución del rendimiento medio del cultivo de la cebada en España desde 1940 hasta la actualidad. Esta evolución, claramente alcista, está inevitablemente influenciada por la heterogeneidad de las características agroclimáticas de las diversas campañas, especialmente en un país mediterráneo como el nuestro, pero, a pesar de ello, y sin olvidar la aportación de la modernización de las técnicas de producción, es sin duda el progreso genético o la obtención de nuevas y mejores variedades, la responsable principal de este importante incremento en la productividad del cultivo que supone aproximadamente unos 2.124 kg/ha en 60 años (1940 – 2000), es decir, un 355%, o, lo que es lo mismo, 35 kg/ha anuales.

Nos encontramos pues actualmente con una oferta varietal del cultivo radicalmente distinta de la de hace unos años, con materiales en general de elevada productividad, pero de limitada rusticidad, pensados y seleccionados para condiciones de cultivo de altos potenciales de producción y escasas condiciones de estrés. Esto supone ventajas e inconvenientes que se valoran posteriormente en el presente artículo, pero que, en todo caso, obligan a determinadas modificaciones respecto al manejo tradicional del cultivo llevado a cabo hasta hace unos años, así como a la necesidad permanente de información sobre el nuevo material vegetal que va apareciendo en el mercado por parte de agricultores y técnicos asesores.

Distribución varietal actual de la cebada en España

No existe estadística concreta sobre la distribución de la superficie sembrada de las distintas variedades de cebada cultivadas en España. Una buena aproximación, aunque con muchas limitaciones, es la que proporciona la información sobre cantidades de semilla de cebada certificada en España. Si consideramos que el porcentaje de utilización de semilla certificada por parte del agricultor español es baja, la aproximación a la superficie dedicada a cada variedad a partir de esos datos no aparece como especialmente rigurosa. A pesar de ello, puede llegarse a asumir la proporción directa entre la semilla certificada y la sembrada. De este modo se obtendrían los datos que muestra la figura 4, que pretende reflejar los porcentajes de superficie sembrada con las 20 variedades de las que se producen las mayores cantidades de semilla certificada en España, y que suponen el 82,17% del total.

Figura 4. Distribución de las 20 variedades de cebada con mayor superficie sembrada en España en base a las cantidades de semilla precintada...
Figura 4. Distribución de las 20 variedades de cebada con mayor superficie sembrada en España en base a las cantidades de semilla precintada. Campaña 2014-15. (Fuente: MAGRAMA)

Si bien la mayoría de las variedades más sembradas actualmente en España son relativamente modernas, no deja de sorprender la superficie dedicada todavía al cultivo de variedades antiguas que han mostrado y siguen mostrando una magnífica adaptación a determinadas zonas cebaderas con características específicas. Como ya se ha comentado anteriormente, nos encontramos así con que en una parte de los secanos aragoneses de Monegros se sigue sembrando la variedad Albacete, que aun con rendimientos y peso específico del grano bajos, sigue ofreciendo para muchos agricultores de la zona ciertas garantías de producción en parcelas con condiciones habituales de cultivo extremas. Del mismo modo, la excelente adaptación de la variedad Beka a siembras de primavera en determinadas zonas de Castilla y León, junto a la predilección de la industria maltera por esta variedad, hacen que en dichas zonas no se haya planteado la necesidad perentoria de la renovación varietal del cultivo que aparece sin embargo como una aparente necesidad en zonas de cultivo de elevado potencial.

¿Qué tipo de variedades de cebada sembrar?

Hasta hace poco se han asociado las variedades de 6 carreras a las siembras de otoño, mientras que las de 2 se sembraban mayoritariamente a salida de invierno, en siembras llamadas de primavera. Durante los últimos años, sin embargo, se ha producido un claro incremento en la siembra de variedades dísticas o de 2 carreras independientemente de la época de siembra, y que ha ido en detrimento de la superficie dedicada a la producción de cebada de 6 carreras (ver figura 5). La valoración de la calidad del grano en el precio final de comercialización ha influido sin duda en esta evolución al primarse o depreciarse el precio final de la producción en función de su peso específico. La obtención por lo general de un mayor peso específico con variedades de 2 carreras respecto a las de 6, ha provocado la paulatina reducción de la utilización de éstas últimas, de manera que la mayoría de las variedades cultivadas actualmente en España y Europa son dísticas o de 2 carreras.

Figura 5. Evolución de la superficie sembrada de cebada de 2 y 6 carreras en España. Serie: 2004-2014 (Fuente: MAGRAMA)
Figura 5. Evolución de la superficie sembrada de cebada de 2 y 6 carreras en España. Serie: 2004-2014 (Fuente: MAGRAMA)

Por otra parte, el establecimiento del incremento de la productividad como principal objetivo de la mayoría de los programas de mejora de la especie ha hecho que la mayor parte de variedades sembradas actualmente en España (87,15%), tanto en otoño como en primavera, sean de 2 carreras, generalmente más productivas.

Si tenemos en cuenta que la práctica totalidad de nuevas variedades que se introducen actualmente en España proceden de programas de mejora centroeuropeos cuyo objetivo primordial es el incremento de la productividad, la evolución del mapa varietal de la cebada en España refleja una creciente introducción de este tipo de material vegetal en detrimento de variedades menos productivas, pero que pueden ofrecer una mayor rusticidad, tanto por su mayor resistencia a condiciones de estrés hídrico como a enfermedades foliares habituales en nuestras zonas de cultivo. En este sentido, es importante valorar que las nuevas variedades centroeuropeas son en buena parte material vegetal de tipo alternativo, pensadas para siembras de primavera en países fríos, con elevados potencial productivo y peso específico del grano, aunque sensibles en mayor o menor grado a condiciones rigurosas de frío invernal, así como a la mayoría de enfermedades foliares habituales en España.

El destino de la producción es otro factor a considerar a la hora de decidir la variedad a sembrar. Tradicionalmente se han asociado las cebadas hexásticas a la alimentación del ganado, mientras que la industria maltera se abastece mayoritariamente de variedades de 2 carreras, con granos de mayor calibre y peso específico.

Las nuevas cebadas híbridas comercializadas recientemente presentan un vigor, sanidad y tamaño de espiga muy buenos...
Las nuevas cebadas híbridas comercializadas recientemente presentan un vigor, sanidad y tamaño de espiga muy buenos, aunque hay que considerar también su menor densidad de siembra. Lo secanos frescos y regadíos son las zonas donde este nuevo material vegetal puede mostrar mejor su potencial productivo. Foto: A. López Querol.

Además, obviamente, de las características propias de cada variedad, las consideraciones anteriores deberían asimismo ser adecuadamente valoradas en la elección de las variedades a sembrar: aquéllas con mayor potencial productivo deberían destinarse, en principio, a las mejores zonas o parcelas, que ofrezcan las mejores condiciones para el cultivo y en las que puedan esperarse mayores producciones y mejor peso específico del grano. Por su parte, en zonas difíciles, con condiciones habituales o frecuentes de sequía y/o suelos pobres o poco profundos, las variedades más rústicas, de 2 o de 6 carreras, pueden tener mejores resultados.

Se están introduciendo actualmente en nuestro país variedades híbridas de cebada que aportan una serie de características diferenciales respecto al cultivo de las variedades tradicionales. Este tipo de variedades ya llevan varios años en explotación en países europeos como Francia o el Reino Unido en donde pueden desarrollar todas sus potencialidades, y en los que han ido incrementando su superficie hasta alcanzar cuotas entre el 10% y el 20% del total dedicado a la cebada.

Se trata de variedades de elevado potencial productivo que requieren, a su vez, condiciones de cultivo de alto potencial o de regadío para poder explotar al máximo sus posibilidades. En dichas condiciones, y en base a las limitadas referencias de resultados obtenidos hasta ahora en determinadas zonas de España, este tipo de cebadas parecen poder incrementar los rendimientos de las variedades tradicionales entre un 10 y un 15%.

Las variedades de este tipo comercializadas hasta ahora o de próxima comercialización en España están dirigidas a siembras de otoño. Son de 6 carreras, ciclos medios a largos, talla alta, buen peso específico del grano y elevada resistencia a la mayoría de enfermedades foliares habituales en nuestras condiciones. Una de sus ventajas es su menor dosis recomendada de siembra, que viene a ser aproximadamente un 35% inferior a la de las variedades tradicionales. Por contra, al tratarse de semilla híbrida, no es factible la reutilización de ésta para las siembras propias, siendo obligada pues la adquisición de nueva semilla cada año.

Variedades de invierno y alternativas. Importancia del ciclo y fecha de siembra

En el conjunto de variabilidad genética que se ofrece en esta especie hay que distinguir dos grandes tipos de material vegetal: las variedades de invierno y las alternativas, también llamadas hasta ahora de primavera. La diferencia fundamental entre ambas es el mayor o menor requerimiento de vernalización para el completo desarrollo de su ciclo vegetativo, así como su respuesta al fotoperíodo. Así, mientras las primeras precisan la acumulación de determinada cantidad de horas de frío para poder completar la floración, las segundas no muestran dicho requerimiento, completando su ciclo vegetativo con independencia de las horas de frío acumuladas. En consecuencia, las variedades llamadas de invierno son las que deberán ser sembradas antes. Se trata de las siembras que son ya habituales en la mayor parte de secanos de España, y que tienen lugar durante el mes de octubre y hasta finales de noviembre. En este tipo de siembras se aprovecha la humedad que suelen aportar al terreno las lluvias otoñales para asegurar una correcta nascencia de la semilla y desarrollo de la planta en sus primeros estadios. Durante las semanas de invierno de mayor rigor térmico, las plantas de cebada de tipo invernal frenan su desarrollo vegetativo foliar para desarrollar su sistema radicular y su nudo de ahijamiento. A salida de invierno, con el incremento de la temperatura y del número de horas de luz al que algunas variedades también son sensibles, se reemprende el desarrollo vegetativo con la emisión de hijuelos y el posterior encañado.

Las variedades alternativas o de primavera se han venido utilizando mayoritariamente hasta hace unos años en siembras a salida de invierno, habitualmente durante los meses de febrero y marzo, en zonas en las que no se ha podido llevar a cabo la siembra en otoño por imposibilidad o condiciones de extremo rigor invernal. En estas situaciones, este tipo de material vegetal, sin necesidades de vernalización, desarrolla su ciclo vegetativo de forma continua en un período menor de tiempo, lo cual suele implicar una disminución en su rendimiento productivo.

Como se ha comentado anteriormente, durante los últimos años se ha venido produciendo en España una importante irrupción de nuevas variedades, mayoritariamente de origen centroeuropeo, la mayor parte de ellas de tipo alternativo. La mayor suavidad térmica del invierno en muchas zonas de la Península respecto al de los países de origen de estas variedades hace posible que, con frecuencia, puedan sembrarse también éstas en otoño sin que sufran daños graves por causa del frío. La siembra temprana de este tipo de material vegetal suele comportar un incremento de su productividad. En la práctica, estas variedades autorregulan de algún modo su ciclo vegetativo de modo que, pese a no detener su desarrollo durante el invierno, acaban ajustándolo en el momento del espigado al de la mayor parte de variedades de invierno sembradas en condiciones similares.

A salida de invierno, las variedades alternativas muestran un mayor desarrollo vegetativo que las típicamente invernales. Foto: A. López Querol...

A salida de invierno, las variedades alternativas muestran un mayor desarrollo vegetativo que las típicamente invernales. Foto: A. López Querol.

Es importante recordar que la siembra demasiado precoz de variedades de cebada alternativas puede comportar riesgos que es importante valorar. No olvidemos que, como se ha mencionado anteriormente, estas variedades han sido obtenidas habitualmente para siembras de primavera en condiciones de cultivo centroeuropeas. Por ello, este tipo de material vegetal carece de resistencia a condiciones de frío intenso y o prolongado, y es mayoritariamente sensible a enfermedades foliares de origen fúngico, sobre todo a rincosporiosis (Rynchosporium secalis). En años y/o zonas con inviernos especialmente fríos, no resulta raro ver campos de cebada de estas variedades sembrados precozmente con graves daños por frío o, incluso, con la muerte de las plantas.

Por otro lado, la coexistencia de otoños o inviernos relativamente húmedos y sin temperaturas extremas con la siembra precoz de estos materiales suele implicar importantes ataques de enfermedades fúngicas foliares, especialmente de rincosporiosis (Rynchosporium secalis), que tienen una notable incidencia negativa sobre el rendimiento final y la calidad del grano. En situaciones en las que se den los anteriores condicionantes, resulta recomendable la realización de tratamientos fungicidas adecuados que frenen el desarrollo de la enfermedad en su inicio o, mejor aún, que la eviten mediante una actuación de tipo preventivo.

Una de las ventajas que puede aportar la siembra de este tipo de material vegetal es que puede retrasarse la fecha de siembra a conveniencia, ya que pueden sembrarse en cualquier momento. Ello puede permitir una mejor preparación del terreno o una siembra con mejor tempero que asegure una mejor nascencia e implantación del cultivo. También puede permitir la nascencia de buen número de infestantes, sobre todo monocotiledóneas, que pueden así ser eliminadas mecánicamente de manera previa a la siembra.

En resumen, las siembras precoces de variedades de cebada alternativas presentan puntos favorables y en contra que es necesario valorar adecuadamente:

Imagen

El ciclo es una de las principales características que hay que valorar en el momento de la elección de la variedad a sembrar. En las condiciones de la mayor parte de los secanos españoles un ciclo adecuado es, en ausencia de pluviometría suficiente, el carácter que suele ser determinante en los resultados finales de la campaña.

No deben confundirse variedades de siembra otoñal con variedades de ciclo largo, ni variedades de primavera o alternativas con ciclos cortos. Tanto para las de un tipo como para las del otro existen variedades de ciclo corto y de ciclo largo. El ciclo de una variedad sería, en definitiva, la duración del período transcurrido entre la nascencia y la madurez fisiológica de las plantas. Dicho período es distinto para cada variedad y varía asimismo en función de las características de cada campaña, aunque para cada una de éstas, suelen mantenerse las diferencias entre las diversas variedades.

Salvo en las comarcas cerealistas del norte de España y las de producción en regadío en las que las buenas condiciones de cultivo favorecen la duración del ciclo vegetativo en las variedades de ciclos medio a largo, la mayor parte de secanos españoles dedicados a la producción de cebada obtienen sus mejores producciones con variedades de ciclos cortos a medios. Ello se debe fundamentalmente a la frecuente aparición temprana en los mismos de condiciones de sequía y elevadas temperaturas que precipitan las fases finales del ciclo vital de la planta. Son las variedades de ciclo más corto las que tienen mayores posibilidades de llegar con el grano ya formado y seco a esas situaciones, relativamente habituales en nuestro país. Por el contrario, las variedades a las que la llegada de elevadas temperaturas y condiciones de sequía alcanzan durante el período de llenado del grano sufren en la mayoría de ocasiones la detención súbita del proceso, quedando los granos con el llenado parcial de los mismos y bajos pesos específicos que implican importantes descensos en la producción respecto al rendimiento potencial previo existente. En la figura 6 se muestran los datos de ciclo y rendimiento de 22 variedades de cebada obtenidos en un ensayo realizado en un secano medio de la principal zona cerealista de Cataluña. En el gráfico puede observarse un ejemplo claro de la relación directa existente entre la mayor tasa de éxito final de las variedades y la menor duración de su ciclo. El ejemplo es tanto más elocuente si atendemos al rango de la duración de los ciclos observados, que es tan sólo de 10 días. En esos 10 días suele estar en muchos casos el éxito o no de la cosecha. Deberá pues considerarse con la importancia que merece la correcta elección del ciclo de las variedades en aquellas zonas en las que, como en el ejemplo de la figura 6, se den con frecuencia condiciones meteorológicas que provoquen un final rápido y/o brusco del ciclo vegetativo de las plantas.

En cualquier caso, es el conocimiento y experiencia del propio agricultor sobre las características y condiciones de sus parcelas el que debe asociar a éstas los diversos ciclos óptimos de las variedades a sembrar. De modo general podríamos decir que en los secanos productores de cebada del Valle del Ebro hacia el sur, los ciclos que mejor se adaptan suelen ser los cortos a medios, que tienden a tener formada la producción con la llegada de los rigores estivales. Así, variedades como Hispanic, Nure, Cometa, Yuriko, Traveler, Meseta, Águeda, Volley, Gustav, Scrabble o Signora, entre otras, suelen completar su ciclo en dichas zonas de manera más o menos satisfactoria respecto a variedades de ciclos más largos.

Figura 6. Relación entre la duración del ciclo y el rendimiento final de 22 variedades de cebada ensayadas en siembra de otoño. Calaf (Barcelona)...
Figura 6. Relación entre la duración del ciclo y el rendimiento final de 22 variedades de cebada ensayadas en siembra de otoño. Calaf (Barcelona). Campaña 2012.

Caracterización agronómica de las principales variedades de cebada cultivadas en España

En la tabla 1 se ofrece la caracterización de los principales parámetros de tipo agronómico de los que se ha tratado en este artículo para las variedades de cebada más cultivadas actualmente en España. Las valoraciones son medias resultantes de repetidas evaluaciones de los mismos en los diversos ensayos de variedades de cebada de la Red de Evaluación de Nuevas Variedades de Cereales que el IRTA lleva a cabo en Cataluña a lo largo de varias campañas.

Tabla 1. Caracterización agronómica de las variedades de cebada con mayor superficie de cultivo actualmente en España
Tabla 1. Caracterización agronómica de las variedades de cebada con mayor superficie de cultivo actualmente en España.

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Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentària - IRTA

Comentarios al artículo/noticia

#1 - CHOUKRI. A
02/06/2018 16:20:01
Buenas tardes necesito saber si usted vendan Cebada de alementacion para los gandos. Para la exposición. Gracias Saludos cordiales

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