Arcusin cumple 40 años siendo la referencia mundial del sector de la manipulación de pacas

Arcusin dio sus primeros pasos coincidiendo con el inicio de la democracia en nuestro país. 40 años que le han servido no solo para ganar en experiencia, sino para posicionarse como referencia mundial absoluta en el mercado de la manipulación de pacas. La gran cercanía a sus clientes y una constancia por la innovación han hecho que hoy podamos encontrar la maquinaria de Arcusin en los cinco continentes. Así se lo transmitió recientemente a Interempresas Josep Ramon Pons, gerente de la compañía, en una enriquecedora visita a su sede.

La localidad ilerdense de Mollerussa (Pol. Pla D’Urgell de Vila-sana) ha sido y sigue siendo el centro neurálgico de Arcusin, una empresa cuyos fundamentos cuentan con más de un siglo de historia. “Nuestra empresa nace a partir del trabajo y dedicación de la familia Cusiné en el sector de la maquinaria agrícola, después de dedicarse en sus inicios a la compra-venta de animales de tiro. Fue con el inicio de la década de los 70 cuando Armando Cusiné, muy introducido en el sector del forraje, detecta una necesidad concreta en España y apuesta por la fabricación de maquinaria para la manipulación de las pacas pequeñas”, explica a Interempresas Josep Ramon Pons, gerente de Arcusin. A inicios del 1976 Armando Cusiné da el paso, junto a otros dos socios, y constituye la sociedad recogiendo todos los conocimientos que había hasta aquel momento en la materia a nivel mundial, que se ceñían exclusivamente en una máquina para recoger, agrupar y ordenar las pacas en un remolque para su traslado desde el campo al almacén.

“Evidentemente tras trabajar unos años con la paca pequeña, y con la evolución vertiginosa de la agricultura en las últimas décadas, Arcusin detectó rápidamente que debía adaptar su tecnología a las pacas grandes. De los remolques mecánicos de palanca y distribuidores se pasa a la electrónica y electroválvulas para los remolques grandes. En el proceso de cambio de paca pequeña a grande se aprovecha para poder transformar todo lo que es la tecnología mecánica a la electrónica”, detalla el gerente de Arcusin. “A día de hoy hemos adaptado todos nuestros equipos a la última tecnología y nuestras máquinas funcionan con sensores, microchips y autómatas programables. Es en ese paso de la paca pequeña a la grande, acompañado por la evolución de la mecánica a la electrónica, donde encontramos el primer gran punto de inflexión en la historia de Arcusin”. En los últimos años la empresa ha comenzado también a adaptar sus máquinas a otras materias que no son el forraje o la paja, como pueden ser por ejemplo otros subproductos que ahora también se empacan, como los restos de algodón o la caña de azúcar, para que su carga y descarga sea la apropiada.

Aunque el segmento de los Remolques Autocargadores y Agrupadores de pacas es mucho más reducido que el de otros en el mundo de la maquinaria agrícola, si preguntamos a Josep Ramon Pons la posición que ocupa Arcusin tras cuatro décadas de historia, su respuesta es clara: “Somos líderes a nivel mundial. El Remolque es la última máquina del ciclo en entrar en funcionamiento, somos los encargados de limpiar el campo una vez ya han acabado todo el resto de procesos. En estos momentos, tan automatizado y productivo, solo existe la opción de hacerlo con nuestra máquina. Otra opción para los que todavía no han apostado por nuestras maquinas son las telescópicas o el tractor y sus complementos. Dentro de esos millones de hectáreas cultivables, nosotros nos quedamos con una parte muy pequeña, y en ese espacio Arcusin coexiste con otras marcas que trabajan mecánicamente y otras con equipos algo más evolucionados. Ha sido gracias a esa competencia, quizás no tan grande como en otros segmentos, que seguimos obligándonos a innovar día a día. Durante estos 40 años los fundadores y todos los responsables que les hemos sucedido han y hemos tenido siempre las ideas muy claras en este sentido: no había evolución sin innovación.

Ha sido precisamente ese afán innovador el que ha llevado a Arcusin a contar con una cuota de mercado que actualmente supera el 50% a nivel mundial. La compañía exporta desde hace más de un cuarto de siglo, siendo actualmente la exportación un 65-70% del total de la facturación de la compañía. “En los inicios trabajabas más o menos en el exterior dependiendo de la demanda del mercado interno. Eso ahora resulta impensable. Actualmente cualquier país lo tratamos igual que si fuera España. En estos momentos contamos con un departamento de exportación que duplica en recursos humanos al nacional”.

“Cuando pensamos en una nueva máquina o en la adaptación de un equipo a una nueva necesidad, la velocidad de desarrollo es esencial. El motivo es que con poca competencia no te puedes permitir el lujo de dar excesivas pistas a tus competidores. El paso del remolque de paca pequeña al de paca grande fue motivado por una exigencia del mercado, al igual que el paso del remolque mecánico al electrónico. Posteriormente y a principios de la pasada década, apareció de nuevo la necesidad de trabajar con pacas pequeñas. Fue en ese momento donde Arcusin pensó en una solución combinada: desarrollar una máquina que nos dejase preparadas catorce pacas pequeñas agrupadas y atadas, como si fuese una grande. Todo el desarrollo fue prácticamente de una campaña para otra. Nuestro departamento de ingeniería diseña la máquina, el prototipo se desarrolla en nuestras instalaciones y tras realizar unas primeras pruebas saltamos directamente al campo donde trabajamos con clientes de confianza que nos indicarán qué mejoras podemos añadir y también las posibles deficiencias del equipo. El objetivo es que la máquina sea 100% fiable cuando salga a la venta”, explica Josep Ramon Pons, auténtico alma mater junto a Manuel Cusiné de la historia reciente de la compañía.

“Las ideas y el enfoque te lo ofrece el propio mercado. Mientras que en España estábamos acostumbrados a máquinas grandes que como más pudiesen apilar mejor, debido a que las pacas pasan mucho tiempo en el campo, en otras zonas, como los Países Árabes, la realidad es totalmente la contraria: debido a la rapidez con la que se seca el producto, se limpia rápidamente el campo, dejando las pacas a pie de campo para que puedan ser recogidas rápidamente, por lo que no necesitan apilar. No puedes dudar, tienes que innovar adaptando tus equipos a estas necesidades específicas”.

Arcusin ha estado haciendo demostraciones hace muy pocas semanas en Brasil, donde ha podido mostrar la adaptación de sus equipos a la caña de azúcar. “El problema con este cultivo es que tienes dos o tres cortes al año y está acaballonado, siendo muy importante que las máquinas no pisen la parte inferior de la planta porque es la que debe volver a crecer. En Arcusin hemos hecho las modificaciones necesarias para que la máquina trabaje respetando esas condiciones. Y eso siempre lo conseguimos a partir de un contacto directo con el agricultor y el feedback que ofrece pisar el terreno”. El mundo de la biomasa con los subproductos agrícolas está en plena expansión y Arcusin espera poder continuar aportando su experiencia y servicio en la parte logística de su proceso.

“ForStack nace para un segmento de nuestro sector con unas necesidades distintas de trabajo en cuanto a la manipulación de las pacas se refiere. Hasta ahora, el proceso de apilar y acumular las pacas se hacía ^_y un sector continúa haciéndolo^_ con un tractor equipado con pinchos o con una máquina telescópica. Posteriormente se cargan a un remolque o plataforma para ser transportarlas a un almacén o bien son cargadas directamente a camiones con destino a los clientes finales. Este sistema, por sus características, es engorroso, lento y con una gran carga física para el conductor. Con el ForStack se simplifica el trabajo, se gana en rapidez, en seguridad y se reduce enormemente el cansancio físico. Hacemos que el trabajo de acumular y cargar sea mucho más fácil. Es una máquina económica, sencilla, totalmente automatizada, con la que un solo operario puede hacer todo el proceso con el mínimo esfuerzo. Dos sistemas de trabajo: el acumulado, cogiendo tres o cuatro pacas a la vez en la máquina para dejar las diferentes pilas acumuladas, agrupadas en una zona concreta a pie de campo. Y el disperso, cuando la máquina ha terminado de acumular un pila, la deja diseminada en la posición del campo donde se encuentra”, explica Josep Ramón Pons. Tal y como reconoce el gerente de Arcusin, ha sido toda una sorpresa la gran acogida que ha tenido en el mercado. “En países como Francia el ForStack se ha convertido en un aliado imprescindible, porque gracias a él pueden trabajar de forma ininterrumpidas 24 horas durante la campaña”, asevera Pons. El ForStack también resulta de gran utilidad en terrenos de difícil acceso, donde no se tendrá que ir a buscar con el tractor cada paca desperdigada, sino que se puede ir a buscar cuatro o cinco pacas a la vez y dejarlas en un lugar más accesible.

Arcusin no hubiera llegado a lo que es hoy, tras cuatro décadas de historia, si no hubiera ido de la mano de sus clientes. “En la agricultura, más incluso que en otros sectores, has de estar con el cliente desde el principio hasta el final, y Arcusin lo ha conseguido. Hoy en día muchos de esos clientes son amigos. Y no sólo a nivel nacional, sino a nivel mundial. Tenemos una comunicación directa con distribuidores y clientes finales en los cinco continentes. La importancia que tiene estar a su lado para nosotros es primordial, y es un fundamento que va dentro de la filosofía de la empresa”, explica Pons. “Escuchamos, preguntamos, comentamos con ellos, les exponemos nuestras ideas para conocer su opinión, aceptamos sus propuestas, y con todo ello creas una proximidad. Esa comunicación directa a través de ferias, visitas o contactos telefónicos va estableciendo un vínculo muy especial. Y en muchos casos son ellos, los clientes, los que nos ayudan a la hora de poner en marcha algunas de nuestras máquinas, participando incluso en su puesta en escena”, añade.

Aunque en muchas ferias estemos acostumbrados a ver a Josep Ramón Pons, a Manuel Cusiné, presidente de la compañía, o algunos de los principales comerciales, la realidad es que detrás hay un gran equipo compuesto actualmente por unas 30 personas, que hace posible que Arcusin haya llegado a lo que actualmente es. “En los inicios eran el Sr. Armando Cusiné y su hijo Manuel Cusiné quienes iban a las ferias y conocían a los clientes. Con la paulatina profesionalización de la empresa ellos dieron un paso atrás y se estructuraron los diferentes departamentos compuestos por profesionales que son los que realmente tienen el contacto con el cliente, siempre manteniendo la misma filosofía con la que nació la empresa. Hoy el 80% de los clientes conocen mucho más al comercial que a los dirigentes de la empresa”, reconoce el gerente. Y los comerciales son sólo el inicio de la cadena, porque esa misma filosofía es transmitida por todo el personal que compone el equipo Arcusin e indudablemente por el personal del departamento técnico, que realiza las puestas en marcha y la atención telefónica ante cualquier incidencia.

Los vibradores, una alternativa de negocio

Durante el periodo del paso de la paca pequeña a la grande, Arcusin decidió apostar, a finales de los años 90, por los vibradores para frutos secos y aceitunas. El objetivo era cubrir aquellos seis meses en los que no se estaba de campaña, aprovechando además la cercanía con una importante zona olivarera como es la comarca de Les Garrigues. “En aquel momento solo existían una o dos marcas de vibradores y se apostó desde Arcusin por dedicar una buena parte de los recursos en I+D en desarrollar un vibrador. Al principio fue de ramas, el primero por aquella época en el mercado, y después ya con vibración al tronco. Fue en aquel entonces cuando empezamos a competir con la gran cantidad de marcas que iban apareciendo en el mercado, y que en sus mejores momentos llegó a alcanzar la cuarentena. Hoy solo quedan aquellas más fuertes que han acabado desarrollando una tecnología propia. Para Arcusin, aunque es una máquina con una importancia menor dentro de su catálogo, se trata de un equipo de alta calidad y con el que sigue compitiendo a nivel nacional”.

Para que nada falle ante cualquier imprevisto, Arcusin cuenta con cuatro técnicos colaboradores en todo el territorio nacional y en Francia para solucionar averías en pocas horas y centraliza su servicio post-venta de piezas y recambios desde su sede en Mollerussa. “A veces el cliente tiene en solo dos horas a nuestro técnico en su explotación y en 8 o 10 horas las piezas que necesita para su máquina”.

A nivel mundial Arcusin cuenta con distribuidores que ofrecen la asistencia técnica y suministran los recambios requeridos. Su formación se realiza cada 2-3 años en la sede de Arcusin, normalmente coincidiendo con la presentación de alguna novedad, donde reciben una actualización de todos los conocimientos a nivel comercial y técnico, y se realizan prácticas de campo. “Por otro lado, y para la atención de distribuidores y clientes internacionales desde Arcusin, se ha puesto el máximo empeño en los últimos años en que todos los profesionales que intervienen en el proceso de comercio exterior sepan idiomas. Actualmente podemos atender en inglés, francés, italiano, alemán y ruso”.

“Hoy que todo cambia a una gran velocidad es difícil hacer predicciones a largo plazo. Nadie está centrándose a nivel político en el sector primario, a pesar de que nuestra alimentación proviene de la tierra”, reconoce Pons. “Lo que sí estoy seguro es que Arcusin estará en cada momento a la altura, intentando adaptarse a las circunstancias del sector. Parece que llevemos años hablando de que no se podrán vender más remolques o agrupadores, pero en realidad pienso que existe un gran recorrido en la manipulación de los diferentes subproductos agrícolas. Algún día, por ejemplo, terminara por arrancar con todo su potencial el segmento de las energías renovables, perjudicado hasta ahora por su vinculación directa a las subvenciones”, añade.

Arcusin mientras tanto seguirá desarrollando nuevos productos e intentando diversificar mediante las oportunidades que vaya ofreciendo el mercado. “La nueva generación de la familia Cusiné ya está preparada, por lo que Arcusin no tiene una fecha de caducidad. Es más, estamos pensando en un relanzamiento a través de nuevos proyectos, eso sí siempre relacionados con el sector agrícola”.