Barrenillo negro y prays, dos amenazas reales del olivar español
Prays, barrenillo, glifoides... son algunos de los insectos que, año tras año, preocupan a los olivicultores de la península ibérica. Debido a este interés, Adama Agriculture España organizó la jornada técnica ‘Control de plagas problemáticas de primavera en olivar’. El evento se desarrolló en el hotel Córdoba Center y acudieron más de un centenar de técnicos, distribuidores y agricultores llegados desde Portugal y zonas olivareras de Extremadura, Andalucía o Castilla-La Mancha, entre otras.
La jornada fue inaugurada por el director comercial de Adama en España y Portugal, Jaime Robredo, quien afirmó que uno de los retos actuales es ofrecer un completo catálogo de soluciones a los agricultores. “En particular, el olivar es uno de los principales cultivos en los que ofrecemos productos y servicios. Todo ello bajo una premisa: ”Simply, Grow, Together", destacó Robredo.
Han sido varios los investigadores que han participado en este encuentro. Entre ellos, el doctor Enrique Casadomet, investigador del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (Citycex), que informó acerca de la proliferación del Barrenillo Negro (Hylesinus taranio) en zonas olivareras de Badajoz, Jaén y algunas comarcas de Aragón. En cuanto a su biología y comportamiento, Casadomet puso de relieve que, a diferencia del barrenillo común, el barrenillo negro causa daños en rama viva, provocando unas manchas de color cobrizo que, posteriormente, tornan en un secado de ramas, que tienen como consecuencia numerosas pérdidas en producción. “Esta plaga es de difícil detección puesto que únicamente sale al exterior durante 24 horas en estado adulto”, destacó el investigador del Citycex. Para su control hoy día sólo está autorizado el Dimetoato, “aunque tiene una efectividad limitada”. De hecho, Casadomet afirmó que han realizado pruebas con Pelitre y Betaciflutrin, materia activa del producto Bulldock y pendiente de aprobación para la ampliación de su uso frente a barrenillo, con resultados muy positivos. Paralelamente y de cara al control de Hylesinus taranio, el técnico recomendó podas tempranas y evitar tratamientos preventivos con insecticidas en primavera, además de ofrecer pautas para tratar de adelantarse al momento de la salida del insecto al exterior y así planificar los tratamientos correctamente.
Por su parte, la ingeniera técnica agrícola de la Atria de olivar de la cooperativa del campo de San Pedro de Guareña (Badajoz), Eulalia Martin Retamar, confirmó la efectividad de sus ensayos con Betaciflutrin (Bulldock), cuantificándola en un 87% de descenso de ramillo seco provocado por el barrenillo negro.
Otra de las plagas que preocupa especialmente a los olivicultores son los prays o polilla del olivo. Miguel Sánchez, ingeniero técnico agrícola y gestor independiente de fincas, también confirmó la idoneidad del Betaciflutrin frente a Prays oleae en sus ensayos realizados en la provincia de Huelva. Sánchez cualificó la mejoría de esta materia activa frente a otras más comunes entre los productores, como es el caso del Dimetoato. De hecho constató que, frente a una presencia de la plaga en inflorescencia superior al 70% en testigo, los tratamientos con Betaciflutrin han hecho reducir ese porcentaje a un 12%. También constató diferencias de un 40% entre ejemplares tratados con Bulldock y el testigo en cuanto a la incidencia de la polilla del olivo sobre los frutos. “Al inicio de floración, reduce considerablemente el número de prays en inflorescencia, disminuyendo un 30% el daño en flor, lo que se traduce en una mayor producción”, afirmó Sánchez, que también recomendó adelantar la recolección para así anticipar la floración a la presencia de prays.
En la misma línea, Narciso Ramírez, regional manager de Adama para la zona Sur, mostró las experiencias en campo de Adama con Bulldock, “el producto es un piretroide que tiene una cierta capacidad de persistencia por su formulación, y esto tiene su efecto en el control de prays”. Ramírez recomendó adelantar los tratamientos de cara a una mayor eficacia del producto y recordó que mientras las pérdidas por prays en olivar son cuantiosas, el precio de los tratamientos es muy económico.
Una de las preocupaciones de los olivicultores en relación al uso de productos fitosanitarios es su posible afectación sobre la fauna auxiliar, beneficiosa tanto para los propios cultivos como para la biodiversidad. A ese respecto, David Sánchez, regional operational marketing manager de Adama para la zona Sur, afirmó que, tras los ensayos realizados por la empresa, la aplicación de Bulldock para control de la generación antófaga de Prays oleae, la generación que afecta a la flor del olivo, no implica un desequilibrio significativo en la fauna auxiliar presente en el olivar, siendo su comportamiento similar a la aplicación de Dimetoato.
La jornada también contó con uno de los principales investigadores del olivar en España. Manuel Ruiz, responsable del departamento de entomología del Laboratorio de Producción y Sanidad Vegetal de Jaén y uno de los coordinadores de la Guía de Gestión Integrada de Plagas del Olivar publicada por el Ministerio de Agricultura, afirmó que, aunque el olivo sea uno de los cultivos que cuenta con un mayor número de productos fitosanitarios registrados, aún tiene pocos medios de lucha biológica a su disposición, “muchos dicen que este es un cultivo estratégico pero lo cierto es que adolece de mucho contenido científico-técnico”, destacó Ruiz, quien puso de manifiesto la importancia de los parasitoides autóctonos a través de las cubiertas vegetales para hacer frente a plagas como Prays oleae. “Muchos tratamientos preventivos han sido un error”, concluyó este experto, que también puso de relieve la sensibilidad de los fabricantes de productos destinados a la sanidad vegetal a la hora de preocuparse por los tratamientos a largo plazo. Además propuso una serie de métodos para calcular las tasas que ayuden a hacer un control más racional de prays.
En este evento también participó Jose María Urbano, profesor titular de la Universidad de Sevilla en el departamento de Ciencias Agroforestales, que informó al público presente sobre los primeros resultados de la Cátedra Adama.