Investigadores mexicanos crean un inoculante que potencia cultivos de maíz, arroz y patata
Investigadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) desarrollaron un inoculante (grupo de bacterias) multi-especies de segunda generación para plantas que estimula una mejor absorción de nutrientes, reduce la existencia de sustancias tóxicas y favorece el crecimiento de maíz, jitomate, patata y arroz, entre otros.
El proyecto, que se inició en 2006, ha manejado seis bacterias que reactivan la población microbiana del suelo que ha sido afectado por contaminantes como pesticidas, herbicidas y fertilizantes usados en la agricultura. Una de sus ventajas es que no modifica el fruto de forma genética. Las pruebas se han realizado entre el laboratorio y Tlaxcala, Hidalgo, Atlixco, Morelia, Veracruz y Puebla, donde se obtienen alimentos más nutritivos y de mayor tamaño.
La fórmula, que cuenta con patente ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), “contiene bacterias benéficas que eliminan los compuestos tóxicos y producen sustancias inhibidoras que protegen de enfermedades, estimulan la división celular y crean una raíz prominente para adquirir más nutrientes”, explica Jesús Muñoz Rojas, investigador del Laboratorio de Ecología Molecular Microbiana, del Centro de Investigación en Ciencias Microbiológicas de la BUAP.
Inoculante que potencia cultivos de maíz, arroz y patata.
Durante varios años se seleccionaron diferentes bacterias fitoestimuladoras con producción de sustancias inhibidoras, las cuales son resistentes a desecación (falta de agua), calor y frío. El resultado fue la fórmula EMMIM-1 compuesta por seis bacterias: Gluconacetobacter diazotrophicus PAl 5T, Burkholderia unamae MTl-641, Bradyrhizobium sp. MS22, Azospirillum brasilense Sp7, Pseudomonas putida KT2440 y Sphingomonas sp. OF 178.
EMMIM-1 establece una comunicación natural entre microorganismos y plantas, llamada simbiosis asociativa. Por ejemplo, precisó el investigador, la bacteria Pseudomonas putida KT2440 funciona como una vacuna. “Lanza metabolitos (compuestos orgánicos) que la planta detecta y protege de patógenos que la puedan infectar como hongos”.
Jesús Muñoz explicó que el inoculante multi-especies asegura el éxito. Si una batería no se activa, otra entra en relevo y reacciona, por ello existe mayor probabilidad de que una de las seis active sus funciones benéficas.
Su uso es sencillo, la semilla se impregna en 250 mililitros de la fórmula liquida de EMMIM-1 y 250 de agua, se agita y luego se deja secar, el maíz inoculado sirve para la siembra de una hectárea. “Cuando hay humedad comienza la germinación que reactiva las bacterias, las cuales viajan hacia la raíz”.
La investigación contó con el financiamiento del Fondo Sectorial de Innovación (FINNOVA), de la Secretaría de Economía y el Conacyt. La fórmula tiene resultados exitosos en cultivos de maíz, frijol, papa, jitomate, lechuga, arroz y diversas variedades de chile.
Además, el catedrático de la BUAP dijo que los cultivos sólo absorben el 30% del fertilizante nitrogenado, el resto se filtra hacia mantos freáticos, donde no permite el intercambio de oxígeno. También el óxido de nitrógeno produce lluvia ácida y afecta a la capa de ozono; sin embargo, con el inoculante multi-especies se aprovechan mejor los nutrientes adicionados a los cultivos y se contribuye a revertir el cambio climático.
El grupo de investigación de la BUAP también busca crear otras formulaciones multi-especies. Mantienen una patente en evaluación con bacterias altamente resistentes a la desecación, que estimulan el crecimiento de plantas en zonas áridas o semidesérticas y que podrían aumentar el crecimiento de cactus en peligro de extinción.
“El futuro de la agricultura tiene que ser sana, orgánica, con implementos de microorganismos que ofrezcan mayor ganancia y un producto sano, libres de compuestos tóxicos”.