Resultados de ensayos e innovaciones en cultivos extensivos de invierno
El pasado 9 de septiembre, el IRTA, con la cooperación de importantes empresas catalanas, organizó en la Universitat de Cervera (Lleida) la jornada técnica RECOMEX en la que se presentaron las novedades tecnológicas y los resultados de los ensayos desarrollados por el centro en cultivos extensivos de invierno. Un centenar de profesionales asistieron a un evento que tiene como objetivo dar respuesta a los principales problemas a los que se enfrenta el productor año tras año.
En la jornada RECOMEX se presentaron algunas de las problemáticas más importantes que se han detectado en los cultivos extensivos de invierno (colza, guisante proteaginoso y cereal) durante la presente campaña y se evaluaron diferentes opciones para combatirlas. Estas problemáticas, en el caso de la colza, pasan por la humedad del suelo, los daños ocasionados por el frío o por temperaturas elevadas, la elección de una mala fecha de siembra o por la fitotoxicidad ocasianada por hebricidas sulfonilureas y cletodim. Roser Sayeras, investigadora del IRTA Mas Badia, señaló la elección de la variedad adecuada de colza según cada terreno como una de las soluciones básicas ante estos problemas.
Anisia Tardà, técnica en AgroIgualada, explicó los efectos y temporalidades de las plagas de la colza. Entre septiembre y octubre pueden aparecer limacos y pulguillas en la col; de noviembre a enero, gorgojo del tallo; de enero a abril, meliguetes y gorgojos en el tallo; y de abril a julio, gorgojos de la silicua, cecidómidos y pulgones de la col. Ante algunas de estas plagas existen varias soluciones naturales, tal y como explicó Tardà: "Se pueden aplicar trampas para limacos al ver los primeros daños que afectan de 3 a 4 hojas, así como colocar un cubo amarillo con trampa para meliguetes, gorgojo del tallo y de la silicua en el campo".
En guisante proteaginoso, el cultivo del cual ha aumentado 3.791 ha en todo Cataluña durante 2014, tiene como eje de buena productividad la adecuación de la fecha de siembra. “En las siembras más primerizas, en zonas frías, es recomendable sembrar variedad invernales resistentes a estas temperaturas”, señaló Roser Sayeras. Las plagas son una de las mayores problemáticas de este cultivo (arna, pulgón verde, sitona y carcomas del grano), así como las enfermedades (míldu, antracnosi, cendrosa y bacteriosi). “La solución pasa por realizar un control fitosanitario del cultivo, pero nunca deben aplicarse tratamientos sin presencia de plaga como modo de prevención”, puntualizó Joan Serra, del IRTA Mas Badia.
Andrea López, del IRTA, señaló los criterios necesarios para escoger la variedad de guisante proteaginoso correcta y lograr buenos índices de producción. El primero de ellos es su rendimiento, seguido por la resistencia al frío, su precocidad de madurez fisiológica, la facilidad de recolección y la medida del grano. Referente a las malas hierbas, José Montull, del DARP, recomendó las variedades de primavera que se plantan en enero para evitar su aparición y apostó por los tratamientos de pre-emergencia.
En cereal de invierno resulta de gran importancia escoger la variedad correcta según la zona agroclimática en la que se encuentra el cultivo para lograr una máxima producción. La espiga derecha en cebada es una de las enfermedades más comunes de este tipo de cultivo y, por el momento, no consta que los tratamientos fitosanitarios sean efectivos. Por ello, desde el IRTA recomiendan utilizar semillas de siembra seleccionadas que no provengan de parcelas afectadas, aplicar la rotación de cultivos o barbecho en fincas afectadas con anterioridad y evitar todo aquello que favorezca la dispersión de los nematodos. La herrumbre amarilla, por su lado, es una enfermedad emergente en trigo que sólo puede evitarse rompiendo el ciclo o tratando los primeros síntomas de marzo a junio, siempre y cuando las condiciones sean favorables.
Elena González, investigadora del IRTA Mas Badia, informó de las innovaciones en materia de incremento de proteínas en el grano de cereal de invierno mediante la fertilización nitrogenada. “Para que este aumento se produzca, es necesario escoger una variedad que tenga capacidad de aumento y aplicar una cantidad de fertilización correcta ya sea mediante adobos convencionales o de liberación lenta”, explicó. “Con la aportación tardía (hoja bandera) de adobos convencionales se consigue el máximo incremento de proteína. Hemos visto que los adobos de liberación controlada, aplicados una sola vez, no consiguen el mismo contenido que los adobos convencionales aplicados en dos momentos (inicio entablillado y hoja bandera). Fraccionar las cubiertas permite un incremento del contenido de proteína sin penalizar la producción”, concluyó Irma Geli, del IRTA Mas Badia.
