Los principales cultivos de cereales en España se adaptan al cambio global adelantando sus ciclos vitales
Los cereales de secano que se cultivan en España han adelantado en las tres últimas décadas etapas de crecimiento que desarrollan en primavera como consecuencia de los efectos del cambio global, que en la Península se han manifestado con un incremento de la temperatura media y una ligera disminución, pero mayor intensidad de las precipitaciones. El avance en sus estados fenológicos más significativo ha sido registrado en el trigo y en la avena, cuyas fases de aparición de la hoja bandera y de floración se han adelantado una media de tres y un día por año, respectivamente.
Un estudio de la Universidad de Córdoba y el Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario ceiA3, con datos fenológicos y meteorológicos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), concluye que el cambio climático “está provocando claramente variaciones en la fenología de los cereales cultivados y sus consecuencias podrían ser más marcadas”. Este estudio ha sido publicado en la revista científica Climatic Change, una de las mayor impacto en este área.
Las variaciones meteorológicas tienen efecto directo en las plantas, ya que pueden adelantar o retrasar etapas, tanto en su nacimiento en las anuales o la floración. Si estas variaciones persisten en el tiempo, pueden pasar de ser un hecho aislado a una tendencia. Para discernir entre un cambio puntual y una tendencia que se prolonga en el tiempo, los botánicos estudian los desarrollos fenológicos de las plantas. En el caso de plantas herbáceas anuales, el ciclo va desde la semilla hasta su madurez y cosecha.
En los últimos años, la Península Ibérica ha sido testigo de un incremento tanto de la temperatura media como de la intensidad en las precipitaciones, aunque éstas hayan disminuido ligeramente, especialmente en el área mediterránea. Con el fin de analizar si estos cambios han tenido efecto en los cinco principales cultivos de cereales del país, investigadores de la Universidad de Córdoba han analizado las muestras de 26 puntos diferentes de la España penínsular y Baleares desde 1986 hasta 2012.
El investigador José Antonio Oteros (actualmente en estancia postdoctoral en la Universidad Técnica de Múnich) y las profesoras Carmen Galán y Herminia García Mozo estudiaron, cribaron y estandarizaron los datos de fases fenológicas observadas por este organismo estatal en los cereales de secano mayoritarios (avena, cebada, centeno y trigo), además del maíz, para posteriormente analizarlos mediante técnicas estadísticas novedosas con el fin de determinar si durante las últimas tres décadas se había producido algún cambio en el comportamiento fenológico de estas plantas. Este trabajo se ha realizado en colaboración con los investigadores de la Aemet Antonio Mestre y Roser Botey.
Las muestras fueron tomadas en diferentes localizaciones en España: desde varios puntos de recogida en la región biogeográfica atlántica (Asturias) a datos de la zona mediterránea (Cataluña, Baleares, Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía). La Aemet no sólo dispone en sus registros de datos del tiempo como la temperatura o las precipitaciones, sino que también observa datos biológicos como los estados de crecimiento de plantas silvestres y cultivadas o el comportamiento anual de los animales, como es el caso de la fecha de llegada de las aves migratorias. Muchos de estos datos son proporcionados por voluntarios que registran esta información con minuciosidad y durante años.
A partir de estos registros, los investigadores del Departamento de Botánica, Ecología y Fisiología Vegetal de la Universidad de Córdoba compararon las fechas de la siembra, la nascencia de la planta, el aparición de la hoja bandera, la floración, el granado y la cosecha de los cereales mayoritariamente cultivados en España con las temperaturas y precipitaciones de aquellos días. Los científicos lograron correlacionar cambios significativos en la fenología de los cultivos de estos cereales de invierno, especialmente durante la primavera, que es cuando se desarrolla la hoja bandera y la floración, con los cambios meteorológicos producidos de forma sostenida durante las tres décadas de estudio. “Las variaciones que observamos pueden tener efectos económicos, puesto que, entre otras adaptaciones, requerirá que los trabajos agrícolas se adecuen al adelantamiento de las etapas de los cultivos”, han explicado los investigadores de la UCO participantes en el estudio. También advierten que “las variaciones fenológicas pueden llegar a tener impacto sobre la producción final de cultivo”.
El adelantamiento en los ciclos vitales de las plantas fue llamativo en el trigo (Triticum vulgare) y en la avena (Avena sativa), en los que se observaron una ganancia de fechas de tres y un día al año en sus fases de crecimiento primaveral. No obstante, también se observó este avance de fechas de forma significativa en la cebada (Hordeum vulgare) y el centeno (Secale cereal), pero no en el maíz (Zea mays). El maíz es generalmente un cultivo de regadío y su ciclo es diferente al de los cultivos de invierno, es decir, se siembra en primavera y se recoge a finales de otoño. Por lo tanto, el incremento observado de las temperaturas y el cambio en el régimen de lluvias ha afectado más a los cultivos de secano, que se siembran en invierno, que al de regadío. Estas cinco especies comprenden el 90% de la producción nacional de cereales, por lo que su contribución económica y agrícola es importante.