Las enmiendas orgánicas modifican la acción de los pesticidas
Un proyecto del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (CSIC) ha investigado cómo tres tipos de enmiendas orgánicas se pueden aplicar de forma simultánea a los pesticidas para combatir insectos, hongos y malas hierbas. Estas enmiendas fueron: sustrato postcultivo de champiñón; lodos de depuradoras; y orujo de uvas, compuesto por desechos del racimo, piel y semillas. “Este trabajo estudia la cinética de disipación de pesticidas con diferente actividad y pertenecientes a diferentes grupos químicos (linuron, diazinon y miclobutanil) en un suelo no enmendado y enmendado con diferentes residuos orgánicos (lodos de depuradora, orujo de uva y residuo postcultivo de champiñón) en condiciones ambientales y durante diferentes periodos de tiempo. Los resultados indicaron una disminución (linuron) o un aumento (diazinon y miclobutanil) de la vida media (tiempo necesario para que se disipe el 50% de la cantidad de compuesto aplicada inicialmente) de los pesticidas en el suelo con los residuos orgánicos por efecto de la enmienda. Se registraron valores de vida media más bajos para los tres pesticidas en el suelo enmendado con el orujo de uva, mientras que los valores más altos de vida media se encontraron en el suelo enmendado con el residuo postcultivo de champiñón. Esta tendencia se mantuvo al aumentar el tiempo de tratamiento del suelo con los residuos hasta 12 meses. La distribución de los pesticidas marcados en 14C (diazinon y linuron) en distintas fracciones extraídas del suelo y su evolución con el tiempo de incubación suelo+pesticida puso de manifiesto la influencia de la naturaleza de la materia orgánica de los residuos en el mecanismo de disipación de los pesticidas”, explica a Interempresas Sonia Rodríguez, investigadora del Irnasa.
Muchas variables en juego
En definitiva, tanto las características de la materia orgánica como del pesticida son fundamentales, pero no son las únicas variables que hay que tener en cuenta en este complejo proceso. El Irnasa también estudia los microorganismos, principalmente, para ver de qué manera se ven afectados al aplicar tanto las enmiendas orgánicas como los pesticidas. “Los pesticidas en general están diseñados para atacar a una plaga concreta (hongo, mala hierba, insecto, etc.), pero también pueden afectar a otros microorganismos, plantas o animales que no son su objetivo cuando se aplican a más dosis de la recomendada por ejemplo o cuando son compuestos persistentes. Una manera de conocer cómo pueden afectar los pesticidas a la comunidad microbiana del suelo es estudiar su actividad. En este sentido, se determinó la actividad deshidrogenasa del suelo. Esta actividad se vio estimulada tanto por la adición de enmienda como de pesticida a las dosis ensayadas después de un mes y de doce meses de incubación de los suelos enmendados”.
Los resultados obtenidos pueden ser extrapolables a otro tipo de enmiendas y pesticidas de características similares. “Los resultados obtenidos en este estudio de degradación junto con los obtenidos en estudios anteriores de adsorción y movilidad de los pesticidas en suelos enmendados, todos ellos incluidos en este proyecto financiado por la Junta de Castilla y León, permiten obtener distintos parámetros de comportamiento de estos compuestos que podrían ser utilizados en modelos matemáticos con objeto de predecir su destino medioambiental en otras condiciones como por ejemplo distinto clima. Además, los resultados podrían ser extrapolables a otros pesticidas con propiedades similares”, apunta Sonia Rodríguez.
¿Y cómo puede ayudar al agricultor?
Lo más importante es que estos nuevos conocimientos pueden ser la base para extraer conclusiones prácticas para el agricultor acerca de cómo usar los diferentes compuestos. “Los resultados obtenidos en este estudio revelan que el uso simultáneo de enmiendas y pesticidas en agricultura requiere un estudio previo que evalúe la persistencia específica en el medio ambiente de estos compuestos y su efectividad cuando se aplican en suelos que han sido enmendados con un residuo orgánico, ya que se ha demostrado que la aplicación de enmiendas modifica el comportamiento de pesticidas en el suelo. Este estudio es importante porque evalúa el riesgo de la persistencia de estos compuestos con el tiempo y su posible contribución a la contaminación de suelos y aguas”, concluye la investigadora del Irnasa.
El estudio contribuye también a darle valor a residuos procedentes de la uva y del cultivo del champiñón, este último especialmente en La Rioja, donde es el segundo cultivo en importancia tras la vid. Por eso, en la investigación ha participado también la Universidad de La Rioja. La posibilidad de aprovechar estos residuos orgánicos no sólo resuelve un problema de acumulación de residuos, sino que contribuye a aumentar la fertilidad de unas tierras con escasa materia orgánica.