Entrevista a Jesús Serafín Pérez, presidente de Fiab y CIAA
Si tuviera que realizar un análisis de la situación actual de la industria alimentaria española, ¿cuál sería?
El sector de la alimentación, con un 17% del PIB industrial y un 7% del PIB general, es el sector industrial más importante en España y uno de los que mejor está afrontando la actual situación económica. Según datos del INE, mientras que en diciembre de 2009 el Índice de Producción Industrial (IPI) total español registraba caídas del 16,2%, el del sector de la alimentación era el que registraba la menor caída, sólo un ligero 0,7%. No obstante, nuestro sector no es inmune a la crisis y, a pesar de que en 2009 mantuvo el liderazgo industrial, se ha visto afectado por la deteriorada situación económica. Según datos provisionales que manejamos en la Federación, el valor de la producción del año pasado se redujo un 3,4%, aunque se mantuvo por encima de los 80.000 millones de euros, una barrera superada en 2007 y que se consigue mantener.
Hay una serie de datos económicos que avalan la importancia de primer orden que tiene la industria alimentaria y de bebidas, tanto en el contexto nacional como comunitario. En España, además de los datos aportados, cuenta con más de 30.000 empresas que ocupan a medio millón de trabajadores y es uno de los principales sectores exportadores, superados solo por el sector del automóvil. En 2009, las exportaciones ascendieron a 15.000 millones de euros, tornando la balanza comercial a positiva (tasa:102 puntos). A nivel europeo, abastece a más de 500 millones de consumidores, cuenta con un volumen de ventas de 913.000 millones de euros, ocupa a 4 millones de empleados y contribuye a la balanza comercial en aproximadamente 2.000 millones de euros.
¿Cuáles son los retos más inmediatos de la industria de la alimentación y bebidas a nivel europeo y, en particular, a nivel español?
A la hora de afrontar la actual situación, nuestra industria se posiciona en unas condiciones claramente más favorables que las de otros sectores. Aun así, determinadas debilidades estructurales no pueden obviarse y necesitan de nuevas medidas que aseguren su posición y permitan fortalecer su proyección en los próximos años. Uno de nuestros principales retos, en el ámbito nacional, se centra en la dimensión empresarial de la industria; aspecto en el que desde Fiab llevamos años incidiendo. Nuestra estructura está enormemente atomizada y este hecho da lugar, en algunos casos, a pérdida de eficiencia y de oportunidades. Estoy convencido de que los momentos actuales van a provocar también cambios importantes en este sentido con desafíos y oportunidades: está claro que para fortalecer al sector hay que fortalecer a las empresas.
En un nivel más general, tanto nacional como europeo, también tenemos que centrar nuestros esfuerzos en reposicionar a la industria dándole el peso que le corresponde en la sociedad a la que sirve, es decir, hacer que la sociedad española en su conjunto entienda y valore debidamente el peso de nuestra industria, algo que no siempre se ha conseguido.
Pero, a pesar de no seguir una línea vertiginosamente ascendente como en años anteriores, la industria alimentaria sigue siendo el sector que más riqueza aporta en nuestro país. ¿A qué se debe?
Principalmente se debe a su estabilidad, tanto en términos de producción como de consumo. Si bien es cierto que no somos inmunes, en épocas de crisis las fluctuaciones que sufrimos no son tan pronunciadas como en otros sectores. Las características intrínsecas y comportamiento anticíclico de este sector, lo hacen menos vulnerable a situaciones adversas que otros sectores industriales. Tanto en las crisis de los primeros ochenta, como en la sufrida a mediados de los noventa y ahora, el sector crece o se mantiene en momentos de recesión económica y mantiene un suave crecimiento cuando la actividad se acelera.
La capacidad de resistencia y fortaleza de este sector es, por tanto, clara, y nos lleva a afirmar que la industria alimentaria es una industria fuerte, un sector estratégico para la economía nacional y uno de los motores para salir de la crisis.
¿Ha sabido lidiar el sector agroalimentario mejor con la crisis que otros sectores?
Si nos comparamos con otras actividades económicas del país, está claro que hemos respondido mejor que otros sectores industriales y de servicios y que, por tanto, tenemos un gran potencial de futuro. Como indicaba con anterioridad, el sector de la alimentación fue el que registró la menor caída del índice de producción industrial en 2009, solo un ligero 0,7% en comparación con otros sectores que conforman el consumo habitual de los ciudadanos como son el de confección de prendas de vestir (-19,7%), la fabricación de muebles (-30,4%), el consumo energético (-7,6%), o la fabricación de productos informáticos y electrónicos (-26,3%). Esta tendencia se mantiene si tomamos como referencia los últimos datos publicados por el INE, del mes de febrero, según los cuales la tasa media del Índice de Producción Industrial se sitúa en el –3,4% en los dos primeros meses del año; mientras que el sector de la alimentación registra una caída del 1%.
¿Qué representa actualmente el I+D+i en la industria alimentaria española?
La innovación supone uno de nuestros retos de futuro. Partiendo de los datos que acabo de mencionar, y en un contexto global, uno de nuestros empeños es precisamente reforzar nuestra posición: frente a indicadores positivos (somos el primer importador mundial de productos agrarios y el primer exportador mundial de productos con valor añadido), lo cierto es que vemos con preocupación cómo los niveles de inversión en I+D se están quedando atrás (inversión del 0,26% de lo que producimos), si nos comparamos con nuestro principal competidor, los Estados Unidos. Sin embargo, no estamos tan lejos de lo que invierte la UE: menos del 1%.
Aun así, estamos creciendo, en términos de inversión. Por ejemplo nuestra propia Federación es líder de la Plataforma Tecnológica Española de Alimentación ‘Food For Life Spain’, que solo en 2009 impulsó proyectos de investigación por valor de 80 millones de euros. Pero también crecemos gracias a la cada vez mayor incorporación de investigadores y técnicos a las empresas de alimentación, permitiendo así que los resultados de las investigaciones se trasladen al proceso productivo, en beneficio último del consumidor.
Actualmente, el I+D+i del sector está enfocado sobre todo al desarrollo de la salud, la seguridad alimentaria, la sostenibilidad y a satisfacer las necesidades de los consumidores.
¿Qué aspectos se deben potenciar para que se sigan produciendo avances tecnológicos en nuestro sector?
La innovación es crucial para nuestro futuro. España ya no es un país que compita por precio y ello debe llevarnos a apostar firmemente por entrar de pleno en la economía del conocimiento. Necesitamos un gran pacto que reafirme, por un lado, la apuesta de los poderes públicos –comunitarios y nacionales– por el I+D+i y, a la vez, debemos esforzarnos –las empresas y sus organizaciones– por asumir la innovación, no como un nuevo añadido, sino como una clave estratégica para el futuro de nuestras empresas.
¿Se están teniendo los apoyos y garantías necesarias desde las instituciones? ¿Desde su puesto al frente de la patronal a nivel nacional y europea, ¿qué le pediría a las instituciones españolas y comunitarias?
En los más de 30 años que lleva funcionando la federación hemos avanzado mucho, pero es nuestra responsabilidad seguir insistiendo en la misma línea. Teniendo en cuenta que somos un sector estratégico para la economía del país, los poderes públicos deben asumir que la salida de la crisis pasa por fortalecer a la industria agroalimentaria como uno de los pilares básicos de la economía nacional. Nuestro crecimiento pasa por potenciar la internacionalización, fomentar la inversión en I+D+i, simplificar el marco legislativo y equilibrar el marco comercial. Es este nuevo marco general el que necesitamos para potenciar nuestra industria, y los poderes públicos tienen que ser también conscientes de ello.
Y hay avances. Me gustaría destacar que de las tres prioridades en materia agroalimentaria planteadas al Marm, y propuestas de cara a la presidencia española de la UE, dos de ellas responden a inquietudes de Fiab, como son el fortalecer la competitividad de la industria agroalimentaria y avanzar en la reforma de la PAC, retos quizá no tan a corto plazo pero no por ello, menos importantes.
¿Qué papel están jugando las grandes distribuidoras en el mercado alimentario español?
Otra vez aquí, nos encontramos ante un importante reto. El tema trasciende de lo meramente nacional y, hoy por hoy, Bruselas tiene muy alto en su agenda la necesidad de equilibrar las relaciones comerciales entre suministradores y distribución. Todos estamos en el mismo barco y la CE ha convocado a los tres agentes de la cadena (agricultura, industria y distribución) para llegar a acuerdos en este sentido; un reto que estamos dispuestos a asumir.
Por otro lado, el Parlamento Europeo está debatiendo actualmente la reforma del marco de las relaciones comerciales y antes del verano contaremos con una propuesta concreta. Avalando estas iniciativas de las instituciones comunitarias, nosotros entendemos que hay que reequilibrar el marco de las relaciones comerciales y estamos firmemente convencidos de que ello no hará sino facilitarlas, hacerlas más efectivas y crear valor para todos.
Uno de los temas que más aparece sobre la mesa estos últimos meses es el de la seguridad alimentaria. ¿Hasta qué punto el usuario puede cerciorarse que aquello que ingiere es seguro?
Los alimentos que llegan a los consumidores lo hacen con unas condiciones sobresalientes, tanto de calidad como de conservación. En materia de seguridad alimentaria, partimos de una premisa tajante: la seguridad es innegociable y por eso el sector cuenta con estrictas normativas y medidas de seguridad para que este hecho se cumpla.
Además, la industria se implica en proyectos que buscan la mejora de la salud pública (alimentos funcionales, obesidad, nutrición, etc.) y por ello, también somos conscientes de que deben mejorarse los procedimientos de gestión, para blindarnos frente a episodios que hemos vivido en el pasado, como un paso más en esa estrategia de aseguramiento que, sin duda, seguirá siendo prioritaria en el futuro
Una de las marcas que ha caracterizado al sector alimentario español es la promoción exterior, porque además tiene productos para ello. ¿Qué mercados entiende que deben ser prioritarios para España en un futuro próximo?
Todos los analistas coinciden en que una vía esencial para salir de la crisis está en apostar más allá de nuestras fronteras. En efecto, esta ha sido una apuesta permanente de Fiab y que ahora estamos redoblando. Sin dejar de prestar atención a nuestro mercado natural (que es la Unión Europea), estamos haciendo un especial hincapié en países en desarrollo en los que la clase media y alta está cambiando sus patrones de consumo y muestra gran interés por los productos importados. Países como China, India, Brasil o México están siendo objeto de especial atención por nuestro sector y con la estrategia correct, : propiciando la colaboración entre el Icex, el Marm y los diferentes organismos autonómicos de promoción, actuando conjuntamente con el sector y las empresas. Iniciativas como el Plan China o el Plan India, que acabamos de presentar, podemos decir que son únicas, ya que ningún otro sector exportador español ha conseguido objetivos semejantes (en el caso del Plan China, se ha prorrogado hasta 2012 tras los buenos resultados obtenidos en los tres primeros años desde su puesta en marcha), y todo ello es gracias, sin duda, al apoyo de las instituciones.
Si algo caracteriza a nuestra industria es la calidad de sus productos, la riqueza y la diversidad. Este modelo agroalimentario encaja perfectamente con nuestra gastronomía, de la que de hecho es su base. Siempre hemos tenido claro que la gastronomía es un vector perfecto para la promoción y venta de nuestros productos y en esa línea venimos trabajando desde hace años en Fiab. En este discurso, el siguiente paso que hemos abierto es el del turismo (básicamente en España, pero también en el exterior), en el entendido de que la trilogía alimentación-gastronomía-turismo se refuerza mutuamente y creará valor añadido para esta nueva cadena en los próximos años.