“La clave para poder sobrevivir es luchar día a día por tu proyecto, y así lo hemos hecho mis tres hijos y yo”
Entrevista a Ignacio Verdugo, gerente de Sanlover
27 de noviembre de 2012
Hace 25 años que Ignacio Verdugo, entonces de la mano de otros dos socios, decidió tomar su camino en solitario. Los inicios fueron complicados, como en la mayoría de negocios, pero hoy, un cuarto de siglo después, y con sus tres hijos como principal apoyo, está orgulloso de haber convertido
Sanlover en una empresa de referencia en el sector alimentario y hostelero.
Ignacio Verdugo, gerente de Sanlover.
¿Cómo recuerda los inicios de Sanlover? ¿Un cuarto de siglo es mucho o poco cuando estamos hablando de una empresa?
A nivel individual es mucho, porque es la mitad de la vida laboral de una persona. Comenzamos hace 25 años tres socios, con un proyecto que en un principio estaba pensado para llevar el servicio de mantenimiento de todo tipo de maquinaria para hostelería y comercio (balanzas, cortadoras, vitrinas, etc.) que comercializaba la empresa en la que estábamos como asalariados. El nombre de Sanlover nace precisamente de las iniciales de los tres apellidos (Sánchez, Lorenzana y Verdugo). Nada más comenzar la andadura, en un local de 40 m2, la empresa madre presentó suspensión de pagos y tuvimos que continuar nuestra aventura en solitario, buscando nuestros propios clientes.
A los ocho meses el local se hizo pequeño, y lo ampliamos a unos 100 m2 comprando otro que había al lado. Fueron 10 años en los que trabajamos y luchamos mucho, y que concluyó con la salida de uno de los socios primero, y tres años después con el otro. Ahí empezó mi aventura en solitario con el apoyo incondicional de mis tres hijos.
¿Una de las claves para poder sobrevivir ha sido precisamente diversificarse?
La clave para poder sobrevivir es luchar día a día por tu proyecto, y así lo hemos hecho mis tres hijos y yo desde que nos quedamos solos al frente de Sanlover en el año 2000. Comercializamos una gran variedad de productos, tocando todo el sector alimentario, desde la producción hasta la distribución, con todo tipo de maquinaria y siempre con un servicio excepcional como bandera.
Sede de Sanlover en la calle Reinaxença de Barcelona.
Bandejas, equipos de protección, carteles portaprecios… Son elementos tan comunes que incluso nos pasan inadvertidos. ¿Qué volumen de negocio generan estos productos anualmente?
Valorar el porcentaje que nos aporta económicamente es muy complicado, porque principalmente lo que hace es comportarnos otras ventas. Muchas veces quien viene por un letrero para un expositor, cuando ve toda nuestra oferta y gama de productos y servicios, la próxima vez vuelve porque necesita una máquina y la siguiente porque necesita una reforma integral de su negocio, otra de nuestras especialidades.
¿Con el tiempo han ido ganando clientes que dejan todo en sus manos, y les dicen que reformen y equipen su comercio íntegramente?
El cliente que confía en Sanlover porque a lo largo de estos años les hemos ofrecido un buen servicio, evidentemente que recurre a nosotros en caso de necesitar un servicio integral de ese tipo. Después el boca a boca ha hecho el resto.
El sector de la alimentación es uno de los que mejor ha aguantado el tirón de la crisis. ¿Además de por tratarse de un sector básico, es porque se han hecho las cosas medianamente bien?
La ventaja para nosotros de esta crisis, y por la que hemos podido aguantar mejor el tirón, es que hemos podido captar a gente que había perdido su trabajo y que han decicido dar el paso y poner su propio pequeño negocio. Ahí es donde entramos nosotros, al poder ofrecer a ese nuevo empresario un servicio integral para equipar esa nueva tienda o comercio.
¿Cómo le gustaría ver a su empresa dentro de otros 25 años?
Soy realista, y lo que les he dicho a mis tres hijos es que no pretendan convertir Sanlover en una gran empresa, porque la base de su negocio no da para grandes pretensiones, sino que la consoliden con mucho trabajo, para de esta manera poder seguir viviendo cómodamente.
