Del offset a la impresión digital
20 de septiembre de 2010
En el mercado editorial español, al contrario que en otros países de nuestro entorno, el sistema de encuadernación más utilizado es la rústica (popularmente llamada 'tapa blanda') aunque actualmente hay mayor presencia del cartoné (popularmente llamado 'tapa dura'), que antes se veía más relegado a las ediciones de lujo y las obras de consulta, penetrando incluso en las ediciones de bolsillo: últimamente editores españoles con mucho peso en ese formato, como Ediciones B y Alianza Editorial, han incorporando el cartoné a muchas de sus ediciones en ese formato. Las nuevas colas utilizadas, que proporcionan mucha mayor adherencia, consiguen libros más resistentes al enojoso desencolado del lomo. El encolado en caliente es, de largo, el sistema más utilizado, tanto en rústica como en cartoné. El lomo cosido, otra opción para el cartoné, se ha relegado como una opción para libros de consulta, guías y diccionarios, obras que se someten a mucho uso y por tanto demandan mayor solidez en su encuadernación.
En cuanto a las impreiones de cubiertas, en España lo más utilizado sigue siendo el plastificado brillante, o "glossy", tanto en cartoné como en rústica; aunque se consolida el acabado mate como una opción de prestigio, y no son raras, sobre todo en la impresión de libros del tipo bestsellers, la combinación de ambas técnicas en las ilustraciones. En este sector de la producción editorial también se usan, cada vez más, los relieves, sobre todo para resaltar las rotulaciones.
En cuanto a la impresión propiamente dicha, y a pesar de los grandes avances que está haciendo la impresión digital, sigue predominando el offset. La impresión offset, desarrollada por Ira Rubel a principios del siglo XX, se ha mantenido desde entonces como la forma de impresión hegemónica (y, en algunos momentos, la única) en el negocio editorial de los libros. Se trata de una forma de impresión indirecta; es decir, la plancha no imprime directamente en el soporte de impresión (generalmente papel), sino indirectamente, con la mantilla de caucho como intermediaria, ya que es ésta la que recibe la imagen y la transfiere al papel. Este fenómeno es posible en el offset gracias a la concurrencia de dos elementos que se repelen: la tinta grasa y el agua. En el proceso intervienen tres cilindros de igual diámetro: el cilindro portaplancha, que lleva la plancha insolada con la imagen imprimible; el cilindro portamantilla, al que se fija la mantilla de caucho que ha de transferir la imagen, y el cilindro de presión, que porta el papel que ha de recibir la impresión. Las máquinas o prensas de offset son rotativas, pero unas imprimen pliegos sueltos y otras papel en bobina. Las más utilizadas, y las únicas que en la práctica que utilizan en las impresiones de libros, son las de pliegos sueltos.
La razón de esta pervivencia del offset hay que buscarla, sobre todo, en sus ventajas: proporciona una imagen de alta calidad consistente, más clara y definida que con otros sistemas de impresión; se puede utilizar en una gran cantidad de superficies, aparte de en papel liso. También funciona muy bien sobre papel rugoso, madera, ropa, cuero o incluso metal; las planchas o matrices son de producción rápida y fácil, y duran más que en las imprentas de litografía directa, al no existir contacto directo entre la plantilla y la superficie de contacto.
Pero, sobre todo, el coste del offset resulta imbatiblemente económico en tiradas medias y grandes, incluso frente a las modernas técnicas de impresión digital y láser. Aunque esto está empezando a cambiar.
Antecedentes
La impresión 'bajo demanda' aparece comercialmente en los Estados Unidos a finales de 1996 para atender los crecientes pedidos de títulos agotados de las grandes cadenas de librerías norteamericanas. Planteada en un principio como una mezcla entre el sistema de impresión láser y el fotocopiado convencional, actualmente es una solución con nombre propio, en la que diversas empresas compiten con equipos y tecnología de diversos tamaño y presupuesto.
Este sistema enfrentó un reto inicial en la impresión de carátulas y en los acabados: aquí, la impresión láser a color no ofrecía resultados satisfactorios y el acabado se limitaba a engrapados o anillados; en consecuencia, las carátulas no podían barnizarse o plastificarse. Parte de este proceso tenía que hacerse mediante los métodos convencionales, lo que elevaba los costos.
En la actualidad, varias etapas finales del proceso han mejorado notablemente. La impresión láser a color ofrece un excelente acabado y el encuadernado con cola caliente puede hacerse dentro del módulo de impresión. Como en todo proceso de mejora tecnológica, los costos se vienen reduciendo poco a poco.
La impresión digital por demanda
Desde el punto de vista del usuario, el proceso es bastante simple. Supongamos que una librería necesita trece ejemplares de una edición agotada en 1990. Si la editorial no ha considerado su reedición en el corto plazo, difícilmente se arriesgará a reimprimir quinientos o mil ejemplares mediante el sistema offset, pues la venta del tiraje total no estará garantizada. La impresión por demanda permite imprimir los trece ejemplares al mismo costo unitario, en tiempo reducido y con una calidad muy similar a la del libro original.
El proceso se resume así: la imprenta recibe el libro original y verifica su formato; copia digitalmente todas las páginas y la carátula mediante un escáner de alta velocidad; imprime las páginas interiores y la carátula; corta las páginas según el formato elegido; barniza o plastifica las carátulas en un proceso paralelo; y, finalmente, encuaderna con cola caliente. Este proceso garantiza la entrega de los ejemplares en un plazo máximo de cuatro días útiles.
Para un libro nuevo el proceso es bastante similar. La diferencia consiste en que el archivo digital lo constituye el texto almacenado en un archivo de procesador de textos o en algún programa de autoedición. La principal ventaja de este sistema consiste en manejar pequeños tirajes que impidan la acumulación de inventarios (inventario cero), sobre todo de publicaciones de difícil colocación o dirigidas a públicos restringidos. Otra de las ventajas es la reducción de los pasos necesarios para imprimir, pues la impresión se logra directamente desde los archivos digitales, reduciendo notablemente el tiempo de impresión de una publicación (just in time). Finalmente, y como en todas las empresas de servicios de impresión, el sistema ofrece la posibilidad de externalizar el trabajo de composición y diseño, concentrándose el usuario en el proceso de edición, ahorrando el costo de inversión en equipo y maquinaria de imprenta (outsourcing). Además, el sistema digital permite reducir el presupuesto destinado a financiar tirajes de quinientos a mil ejemplares. También permite efectuar actualizaciones permanentes del material, al insertarlas directamente en los archivos originales. Permite trasladar los archivos digitales a sistemas de bibliotecas virtuales y evaluar cualquier publicación en el mercado, reduciendo el riesgo de una publicación con poca o nula aceptación.
Sus desventajas están en los costos: comparando el costo de impresión de 500 ejemplares de un libro en formato A-5, de 330 páginas, carátula en cartulina folcote mate de 180 gramos a todo color, el costo digital total sería de 3.852,70 dólares, siendo el costo unitario de 7,71 dólares. La misma edición en offset arrojaría un costo total de 2.201,00 dólares, y un costo unitario de 4,40 dólares. Es decir, el sistema digital de impresiones es, actualmente, un 75% más caro que el sistema offset para este ejemplo, por lo tanto, no es conveniente para volúmenes cercanos a 500 ejemplares. Tampoco es un sistema óptimo para la impresión de libros en formatos comerciales o especiales, ni conveniente para publicaciones con más de 400 páginas. Y resulta, todavía, económicamente prohibitivo para ediciones a color.
Sin embargo, la creciente tendencia de las editoriales a realizar tiradas cada vez más cortas, confiando en las reimpresiones, está haciendo cada vez más interesante y competitiva la solución de la impresión digital.
El sistema Kodak
Uno de los sistemas de impresión digital de libros más avanzados es el Kodak Prosper 1000, un sistema de impresión monocromo de inyección tinta basado en la tecnología de inyección de tinta Kodak Stream. Esta máquina ofrece calidad de offset en tiradas cortas, a precio competitivo. Este sistema utiliza una formulación de tinta avanzada asociada a la tecnología de inyección de tinta Kodak Stream. Se trata de una formulación que mejora la calidad de impresión y la durabilidad y tiene la capacidad de imprimir en sustratos estucados satinados. Permite la impresión a dos caras con una anchura de impresión de hasta 64,8 cm a velocidades de hasta 200 mpm. Cuenta con un ciclo de carga de hasta 120 millones de páginas A4 o Carta al mes, y admite tiradas de hasta 7.000 ejemplares.
El pasado mes de mayo, el proveedor francés de servicios de impresión Sagim se convirtió en el primer impresor europeo en instalar este sistema de impresión de Kodak. Esta compañía con sede en Courtry, cerca de París, está especializada en la producción de libros en monocromo, con superposiciones en color en las tapas, y quiere utilizar el sistema de impresión Kodak para potenciar su capacidad de impresión de tirada corta. SAGIM da servicio a los principales editores de libros franceses: Flammarion, Dunod, Grasset, PUF, Seuil, Gallimard y Odile Jacob se encuentran entre sus clientes.