Cuando todo encaja
Retrocedamos un poco antes de comenzar...
Las primeras cajas que fabricó el ser humano debían de ser a base de tablones de madera. Pero acerquémonos un poco más al tipo de cajas que conocemos hoy en día. En 1817, hace casi doscientos años, sir Malcolm Thornhill produjo la primera caja de cartón del mundo. El material no era el cartón ondulado al que estamos acostumbrados ahora. En verdad, nadie supo porqué la fabricó, pero lo cierto es que cambió el mundo. Tuvieron que pasar otros cuarenta años para que apareciera la primera caja de cartón ondulado, y otros cincuenta para surgiera la primera caja plegable (o estuche). Los Cornflakes de Kellog’s fueron los primeros cereales que llegaron a las estanterías de los comercios envasados en cajas de cartón plegable. Otras marcas siguieron el ejemplo, con el resultado que todos conocemos. En la actualidad, los envases pueden ser desde simples cajas de cartón ondulado barato a estuches lujosos diseñados especialmente para un coñac o un reloj.
Todo esto está muy bien, pero ¿y si quiero una caja solo para mí?
Tras investigar el mercado de las cajas, me di cuenta de que no solo se trata de diseñar la caja perfecta. Para fabricar cajas, hacen falta varias clases de utillaje, aparte de que es necesario pensar en el diseño y la decoración. Las cajas deben poderse guardar en otras cajas ‒los embalajes‒ para el transporte. Y esto es solo el principio.
Tanto las marcas como las tiendas quieren que la caja quepa en las estanterías, se aguante derecha y sea atractiva. También hay que tener presente toda una serie de normativas.
Vaya si hay cosas que tener en cuenta para fabricar una caja.
Pero no compliquemos demasiado las cosas, ahora no tengo por qué preocuparme de cómo se verá la caja en la estantería. Imaginemos que el estuche es solo para nosotros.
El primer paso consiste en escoger el material. ¿Cartulina, cartón ondulado con canal, una canal con forro? ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene cada uno? Preguntas, preguntas y más preguntas. Después de valorar las opciones, me decido por un cartón de gramaje medio que pueda imprimir con máquinas Mimaki.
Ahora debo pensar en qué tipo de caja me gustaría tener. Mi idea es una caja plegable para una botella de vino que tenga una ventana en un lado para que se vea el interior.
Producción de la caja
El paso siguiente consiste en usar un software para diseñar la caja. Como vengo del mundo gráfico, abro Adobe Illustrator y empiezo a trastear con el programa. Vaya, no funciona. Entonces investigo un poco y me doy cuenta de que los profesionales trabajan con ArtiosCAD de Esko, la aplicación más usada para diseñar cajas. Qué bien, porque en la oficina de Mimaki tenemos este software. Aprendo un poco a utilizar el programa y diseño un estuche que luego puedo importar en Illustrator. ¡Solo he tardado diez minutos en tener el diseño! Ahora tengo un archivo que contiene las medidas y las marcas de corte de la caja de mi botella de vino.
Abro el archivo en Illustrator e incorporo toda la imagen gráfica. Añado códigos de barras, texto especial, una descripción breve del vino y, por último, el contorno de corte de la ventana para que se vea el interior de la caja.
Además, decoro el estuche con un barniz brillante y una lámina dorada estampada en caliente. ¿A que unas letras doradas quedarían de maravilla? En Illustrator, creo dos capas adicionales para el acabado brillante y el texto dorado?
Como voy a imprimir una sola caja en una impresora digital con tintas de secado UV, puedo añadir la capa de barniz brillante fácilmente. La máquina la imprimirá en una sola pasada. Producir la lámina dorada es un poco más complicado. Pero con un ajuste especial, puedo hacer que la lámina se adhiera a la tinta para, como si usara una estampación en caliente estándar. (Gracias al equipo de la británica Foilco por su ayuda inestimable.)
Ahora solo tengo que imprimir la caja, añadirle la lámina dorada y cortar la caja con la unidad de acabado que tenemos en la empresa. La imprimo en una de las cuatro máquinas de pequeño formato y secado UV por leds que tenemos, con la opción de barniz. El proceso dura ocho minutos. Tardo menos de un minuto en aplicar la lámina dorada, ya que solo tengo que pasarla por la laminadora con el papel dorado aplicado. Ahora viene el próximo paso: cortar el cartón impreso. La Mimaki CFL-605RT es ideal para esta tarea, puesto que no solo permite cortar en plano, sino que practica el hendido de la caja en una pasada; y todo sin tener que cambiar el utillaje de la máquina. Es tan fácil que hasta yo puedo manejarla.
Con la caja cortada y las marcas de hendido realizadas, solo me queda encolar un lado de la caja para montarla. Los lados superior e inferior son cierres plegables. Esta parte del proceso me lleva menos de diez minutos.
La caja ya está lista, ahora toca la botella. Con la herramienta rotativa que Mimaki ha desarrollado para las impresoras compactas de la serie UJF, llamada «Kebab», podemos imprimir sobre objetos cilíndricos como velas, latas, botellas y hasta madera. Instalo la opción Kebab en la impresora e imprimo el diseño de la botella creado anteriormente.
Al cabo de unos quince minutos, la botella de vino ya está impresa. Ahora solo falta introducir la botella en la caja, cerrarla y calcular el tiempo total de producción.
He tardado veintiocho minutos en diseñar y crear la caja, ocho minutos en imprimirla, dos minutos en añadir la lámina dorada, cinco minutos en cortar la caja y quince minutos en imprimir la botella, lo que suma un total de cincuenta y ocho minutos. Así que me sobran dos minutos para abrir la botella y probar el vino. Me lo he ganado, ¿no?
La próxima vez que le encarguen una caja de manera urgente, recuerde que, con las herramientas adecuadas y un poco de dedicación, puede diseñar un producto excelente y especial, y además fabricarlo en un tiempo récord.
A crear (cajas)… juntos.