Las industrias de la cadena del papel suponen el 3% del PIB español
La economía circular, en el ADN del papel
La economía circular está en el propio ADN del papel, que hoy es un claro referente en este nuevo modelo industrial. La industria de la cadena del papel, desde las plantaciones para papel, pasando por la industria papelera, las industrias transformadoras, impresores, editores de libros, empresas de marketing directo, hasta las empresas de la recuperación de papel y cartón suponen el 3% del PIB español, con una facturación de 31.000 millones de euros, 219.000 empleos directos, 657.000 empleos indirectos y 12.800 empresas, según datos hechos públicos en la presentación del informe Economía Circular del Papel.
La economía circular es un modelo de producción y consumo en el que los residuos se transforman en recursos, buscando la eficiencia a lo largo de todo el ciclo. Esto implica reciclaje: productos fácilmente reciclables, separación en origen, eficientes sistemas de recogida y tratamiento, mercados para las materias primas secundarias… Pero este nuevo paradigma va más allá del reciclaje, abarcando todo el ciclo: materias primas renovables, recursos locales, ecodiseño, eficiencia en los procesos de fabricación (eficiencia energética, reducción y valorización de los residuos del proceso…), simbiosis entre sectores, nuevos modelos de consumo…
La industria de la cadena del papel aplica ya hoy ese modelo, respondiendo al principio de convertir los residuos en recursos y hacer más con menos. La economía circular del papel convierte la madera en productos papeleros que se reciclan una y otra vez en nuevos productos papeleros. E incluso los residuos del proceso de fabricación, tanto a partir de fibra nueva como reciclada, se valorizan en diversas industrias o se utilizan como combustible en la propia fábrica o en otras instalaciones industriales.
Economía circular en la materia prima: el 83% de la madera para papel procede de plantaciones locales
La economía circular del papel se inicia con un recurso natural y renovable: la madera. La madera que se utiliza para fabricar papel en España se cultiva en plantaciones locales destinadas a tal fin que se están continuamente replantando y regenerando.
Estas plantaciones para papel son de pino y eucalipto y ocupan 487.510 hectáreas (el 2,7% de la superficie forestal total). Del total de madera empleada anualmente como materia prima por la industria papelera española (6,1 millones de m3 sin corteza), el 83% procede de esas plantaciones locales, cuya gestión genera empleo en el ámbito rural. El 17% restante es importado y procede igualmente de plantaciones.
Las plantaciones para papel suponen en el ámbito rural 5.890 empleos directos relacionados con los trabajos de repoblación y selvicultura de los cultivos de madera. Tres cuartas partes de esos empleos están vinculados a las plantaciones de eucalipto para papel y el resto a las plantaciones de pino destinadas a la producción papelera. A estos empleos directos hay que sumar 19.430 empleos indirectos (maquinaria, transporte, talleres…) que suponen una importante vía de dinamización del desarrollo rural.
En nuestro país se plantan muchos más árboles de los que cortan: el crecimiento anual de la madera es de 46,3 millones de m3 con corteza y las cortas anuales para todos los usos (incluida la fabricación de papel, que supone un tercio del total) se limitan a 15,5 millones de m3 sin corteza (el 33% del crecimiento anual).
De hecho la superficie forestal en España está creciendo: de 13,8 millones de hectáreas en 1990 a los actuales 18,2 millones de hectáreas, según datos de Magrama. El uso de recursos no renovables no es sostenible, supone necesariamente que al cabo de un cierto tiempo habremos agotado ese 'capital natural'. Si, como en el caso del papel, utilizamos un recurso renovable y además lo gestionamos sosteniblemente, podremos vivir de los intereses y a la vez seguir incrementando el capital.
El sector del papel trabaja para promover la gestión forestal sostenible y su certificación. La certificación forestal es un proceso en el que una entidad independiente, oficialmente acreditada, certifica que la gestión de la superficie forestal de que se trate se realiza de acuerdo con criterios de sostenibilidad y controla después la trazabilidad de la cadena de custodia, cuando la madera certificada entra en las fábricas.
Se sigue el rastro de la madera desde el bosque hasta el consumidor final, quien recibe un producto con una etiqueta que garantiza su procedencia de un bosque gestionado sosteniblemente.
Economía circular en el proceso de producción: se valorizan el 77% de los residuos de fabricación
El proceso de fabricación del papel aplica los principios de la economía circular, con un uso del agua y la energía cada vez más eficiente, y valorizando los residuos de fabricación en simbiosis con otras industrias.
La industria papelera española fabrica anualmente 2 millones de toneladas de celulosa y 6,2 millones de toneladas de papel. El 97% de la producción se realiza bajo Sistema de Gestión Medioambiental (ISO o Emas). Con 82 fábricas papeleras y una facturación de 4.263 millones de euros, la industria papelera da empleo directo a 17.075 personas.
El proceso papelero requiere maquinaria de muy alta tecnología. Una moderna línea de producción de papel puede llegar a medir 200 metros de largo y ocupar un espacio tan grande como dos campos de fútbol, tiene más potencia que 500 coches juntos y más chips que un Boeing 747.
Entre todos los sectores industriales españoles, el papelero es el mayor productor y utilizador de energía renovable procedente de la biomasa. La biomasa supone el 32% de los combustibles utilizados. Con una potencia instalada en cogeneración, la energía eficiente, de 1.135 MW, según datos Idae/Aspapel, el sector papelero produce la energía que consume. Las fábricas papeleras necesitan energía eléctrica para mover la maquinaria y vapor para secar la celulosa y el papel. Con centrales de cogeneración, instaladas al lado de las plantas, con lo que se evitan las pérdidas del transporte, se produce a la vez electricidad y calor útil en forma de vapor, optimizando el uso de combustible.
El agua se utiliza en el proceso papelero fundamentalmente como medio de transporte de la fibra. El agua se reutiliza y se recicla. La industria papelera española ha conseguido importantes reducciones en el uso de agua. Y hay que destacar que solo el 5-10% de agua utilizada se consume en el proceso porque se evapora o se incorpora al producto. El restante 90-95% del agua empleada se devuelve depurada.
La gestión de los residuos del proceso es otro aspecto especialmente relevante en lo que se refiere a la eficiencia del proceso de fabricación del papel. Los residuos generados en la producción de celulosa y papel son residuos no peligrosos. El pequeño porcentaje de residuos catalogados como peligrosos no son específicamente papeleros sino los comunes a toda actividad industrial, asociados a trabajos de mantenimiento (cambios de aceites, tubos fluorescentes, baterías…).
El 77% de los residuos de fabricación se valorizan por distintas vías, siendo las principales: valorización energética, uso directo agrícola, compostaje y uso en otras industrias.
En general los residuos del proceso tienen un alto potencial valorizable que con los avances tecnológicos y un marco legislativo propicio permitirán mejorar las ya muy altas tasas de valorización, con el objetivo de residuo cero en el horizonte y profundizando en el uso en cascada de los recursos y la simbiosis con otras industrias.
Economía circular en los productos papeleros: ecodiseño para liberar todo el potencial medioambiental de los productos papeleros
El ecodiseño, una potente herramienta de innovación, permite a los productos papeleros liberar su potencial medioambiental. Por sus características medioambientales, los productos papeleros están sustituyendo a otros materiales en muchas aplicaciones.
Con el papel, las industrias transformadoras fabrican cajas y todo tipo de envases, bolsas, folios, cuadernos, sobres… Con el papel se imprimen libros y periódicos, catálogos, folletos… Con el papel se fabrican también productos higiénicos y sanitarios, y hay un sinfín de productos para las más diversas aplicaciones basados en papeles especiales.
Las industrias transformadoras (fabricantes de envases de cartón ondulado, bolsas, folios, sobre, cuadernos…), los impresores, editores de libros y empresas de marketing directo, con 12.600 empresas y una facturación de 26.000 millones de euros, dan empleo directo a 193.000 personas.
Los productos papeleros son naturales, renovables, reciclables y biodegradables, un palmarés difícil de mejorar. Por esta razón, el papel está protagonizando en diversas aplicaciones en los últimos años un proceso creciente de sustitución de otros materiales que no tienen esas características medioambientales. Es el caso de las bolsas de papel y de los envases de cartón.
Y se trata de una tendencia que en los próximos años se producirá también en otros productos papeleros. Estas características ambientales son además un acicate para el sector del papel, que a través del ecodiseño busca liberar toda la potencialidad que encierran para avanzar hacia la economía circular.
La mejora de la sostenibilidad de los productos papeleros a través del ecodiseño es un aspecto cada vez más relevante. Precisamente, el proyecto MainStream del Foro Económico Mundial, que incluye tres programas piloto para avanzar en la economía circular, ha elegido para uno de ellos al papel y el cartón, para consolidar un conjunto de normas de ecodiseño universales y fáciles de usar, que puedan después marcar el camino para otros materiales.
Economía circular al final del ciclo de vida: segundo país de Europa en reciclaje papel, solo por detrás de Alemania
Después de su uso, los productos papeleros cierran el ciclo, convirtiéndose de nuevo en recursos, de acuerdo al postulado esencial de la economía circular. La industria papelera española es la segunda mayor recicladora europea de papel y cartón, superada solo por Alemania. Con eficientes sistemas de recogida y tratamiento se recogen para reciclar 4,3 millones de toneladas de papel y cartón, el 70% del consumo.
Nuestras fábricas papeleras reciclan cada semana el equivalente a un gran estadio de fútbol lleno hasta arriba de papel y cartón. Esa gran capacidad recicladora de nuestra industria permite garantizar sobradamente el reciclaje final de todos los residuos de papel y cartón que se recogen y tratan en España.
A través de la recogida selectiva municipal (contenedores azules, recogida puerta a puerta del cartón comercial y puntos limpios) y en grandes superficies, industrias, imprentas, etc., por el sector de la recuperación de papel y cartón o gestores de residuos, se recogen para reciclar 4,3 millones de toneladas. Y las fábricas papeleras utilizan como materia prima 5,1 millones de toneladas, lo que equivale a 51 grandes estadios de fútbol llenos de papel y cartón.
El sector de la recuperación, según datos de Repacar, con 102 empresas, factura 705 millones de euros y da empleo directo a 3.060 personas.
La recogida en grandes superficies, imprenta, industrias… está prácticamente optimizada y el margen de mejora se encuentra fundamentalmente en el papel doméstico, por lo que hay que trabajar muy especialmente en la motivación ciudadana.
El esfuerzo que los ciudadanos realizan al separar los residuos reciclables merece la pena cuando conocen cómo se convierten en nuevos productos y tienen la garantía de que no son enterrados en vertederos. De esta manera, aumenta su confianza en los servicios públicos y en toda la cadena del reciclaje.
Para promover y facilitar la colaboración de los ciudadanos, es importante que los ayuntamientos informen en sus webs sobre los resultados de la participación ciudadana en el reciclaje y sobre el destino final de los residuos que se han recogido de forma selectiva.