“Es normal tener miedo al cambio, y más en un contexto como el actual”
Entrevista a José Manuel Silva, director general de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea
David Pozo14/09/2012
Bruselas es su casa. José Manuel Silva llegó a la capital europea en 1983 para negociar el tratado de acceso de España a la UE, y allí se quedó. Desde entonces, este gallego de 62 años, se ha movido como 'pez en el agua' en los pasillos de las instituciones europeas, siempre relacionado con el mundo de la agricultura, excepto en un periodo de cuatro años (2006-2010) durante el que desempeñó el cargo de director general de Investigación de la Comisión. Hoy, de nuevo al frente de la Dirección General de Agricultura, queremos conocer cómo se afronta desde la CE la recta final de las negociaciones para la nueva PAC.
José Manuel Silva, director general de Agricultura y Desarrollo Rural de la Comisión Europea.
Llevamos años hablando de la nueva PAC, y el hecho es que estamos ya en la recta final para la aprobación de las líneas generales que regirán nuestra política agrícola común hasta 2020. ¿En qué punto nos encontramos en este momento?
A lo largo de este año se ha trabajado de un modo muy intenso: en el Consejo de Ministros hemos profundizado en la discusión técnica y se han acercado las posiciones de los distintos Estados. En paralelo, el Parlamento Europeo ya ha presentado sus borradores de informes y los diputados han presentado sus enmiendas. Tanto el Parlamento como el Consejo deberían llegar a los primeros acuerdos políticos en los próximos meses. No obstante, el ritmo de la negociación va a depender de la capacidad de los jefes de gobierno de alcanzar un acuerdo sobre el presupuesto del período 2014-2020 (el llamado marco financiero plurianual). Desde la Comisión esperamos que se llegue a un acuerdo el próximo mes de noviembre y que se respete nuestra propuesta, que prevé el mantenimiento del presupuesto agrícola.
Las organizaciones agrarias ven con escepticismo la nueva PAC, y sobre todo, cómo quedará finalmente el reparto de los fondos. ¿Se trata de un miedo infundado?
Es normal que haya preocupación. Es normal tener miedo al cambio, y más en un contexto como el actual. Pero desde la Comisión estamos convencidos que nuestro sector agrícola va a saber adaptarse a la nueva PAC y va a salir reforzado. La nueva PAC hace un reparto más justo y transparente de los fondos y ofrece unos instrumentos que nos van a permitir, sin ninguna duda, hacer frente a los retos futuros que tenemos planteados. En cuanto al reparto de fondos, todo dependerá de la decisión final del Consejo Europeo, es decir los jefes de Estado y de Gobierno.
¿Cómo cree que influirá la nueva PAC, junto al programa Feader, y su correcta implantación, en el desarrollo rural y en la cohesión de los territorios?
La nueva PAC, y en concreto el segundo pilar, van a jugar un papel fundamental en el equilibrio territorial. Además, el nuevo Feader va a estar mejor coordinado con los fondos estructurales, hecho que nos debería permitir obtener sinergias con los otros fondos. Pero no hay que olvidar que en desarrollo rural los Estados y regiones tienen mucha autonomía para diseñar sus planes. En este sentido, la consecución de resultados satisfactorios dependerá en gran medida de cómo las administraciones nacionales y regionales diseñen sus estrategias y sus medidas concretas.
Precisamente uno de los objetivos de la nueva PAC es la protección de la biodiversidad y proteger territorios rurales de características singulares, como los que tenemos en España. ¿De qué forma se ha planteado en las últimas propuestas de la nueva PAC?
Efectivamente, la nueva PAC ofrece nuevos instrumentos para proteger de un modo adecuado la biodiversidad: en los pagos directos se ha previsto, dentro del llamado ‘pago verde’, el establecimiento de Zonas de Interés Ecológico equivalentes al 7% de la superficie de la explotación. Esta medida va a jugar un papel fundamental en la preservación de la biodiversidad en la UE. Las zonas Natura 2000 deberán también respetar los requisitos del ‘pago verde’ en la medida en que estos requisitos sean compatibles con los planes de gestión de cada espacio. En el segundo pilar, se continuará aplicando medidas agroambientales y medidas compensatorias para zonas Natura 2000. Además, muchas otras medidas de desarrollo rural pueden ser usadas para proteger y dinamizar determinados ecosistemas singulares como la dehesa o los humedales. Pero todas estas medidas concretas deberán ser diseñadas por las administraciones nacionales o regionales, que son las que mejor conocen la problemática de cada espacio.
Una de las principales peticiones de agricultores y ganaderos es que la nueva PAC cuente con instrumentos efectivos para gestionar las crisis. ¿Se está trabajando en este sentido?
Naturalmente. Hemos previsto un fondo de gestión de crisis que está fuera del presupuesto de la PAC. En caso de necesidad de movilización de este fondo, la Comisión puede solicitar su activación a la autoridad presupuestaria (Consejo de Ministros y Parlamento Europeo). Una vez dada la luz verde, los fondos son transferidos a la línea presupuestaria correspondiente. Hay que tener en cuenta que esta es la única vía para establecer un fondo de crisis que no tenga repercusiones presupuestarias negativas en el resto del presupuesto de la PAC. Pero no hay que olvidar que la nueva PAC mantiene y mejora los actuales mecanismos de gestión de mercados, y también ofrece la posibilidad de establecer medidas de gestión de riesgos en el desarrollo rural.
Mucho se habla de la ‘desunión’ entre los países UE en asuntos económicos. ¿Es la agricultura uno de los ámbitos donde mejor se ha sabido ejemplificar una política realmente común?
La PAC es un buen ejemplo de política común, donde los Estados miembros han sido capaces de cooperar y conseguir éxitos colectivos durante 50 años. Este éxito se debe al uso del llamado ‘método comunitario’ en el cual la Comisión marca la agenda y lidera el debate político y los Estados deben tomar la decisión por mayoría cualificada. Con este marco institucional todos los actores políticos están forzados a cooperar entre ellos. Con el Tratado de Lisboa hemos dado un paso adelante incorporando el Parlamento en la toma de decisiones.
“He tenido la suerte de poder ser testigo de una Europa en constante evolución que ha sabido superar de un modo satisfactorio los distintos retos que se le han planteado”
Usted forma parte de las entrañas de las instituciones europeas desde hace más de 25 años, la mayoría de ellas vinculada a la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural. ¿Cómo calificaría su trayectoria?
A lo largo de todos estos años he intentado hacer mi contribución a este gran proyecto que es la integración europea. He tenido la suerte de poder ser testigo de una Europa en constante evolución que ha sabido superar de un modo satisfactorio los distintos retos que se le han planteado. Además, he defendido con ilusión la necesidad de tener un medio rural vivo y un sector agrícola moderno y dinámico. A lo largo de estos años también me he enriquecido trabajando en contacto con personas de tantos países y culturas, negociando y aprendiendo de los otros. Porque, al fin y al cabo, las ‘entrañas’ de las instituciones europeas no son algo oscuro y alejado de la realidad, sino personas de distintos países y realidades que trabajan juntas para hacer frente de modo colectivo a los retos económicos y sociales que tenemos planteados en el continente.
