Entrevista a Eva Creus, directora de Agrogestiic

La necesidad de actuar frente a esta infección obligará al sector porcino a poner en práctica, de forma eficaz, determinadas medidas que ya deberían estar funcionando. Por ejemplo, medidas básicas de bioseguridad, higiene y manejo de los animales. Estas medidas permitirán controlar la salmonelosis porcina, así como otras infecciones que afectan al ganado porcino y determinadas zoonosis. En definitiva, contribuirán a que el ganadero de porcino se siga profesionalizando, quien se debería considerar un ‘productor de carne’ y ser consciente así de su importancia en la cadena alimentaria.

La salmonelosis es una infección causada por unas bacterias del género 'Salmonella' y especie enterica. Dentro de esta especie existen diferentes tipos de salmonelas. Por decirlo de alguna manera, cambian de apellido, pero siguen siendo salmonelas. Hasta la fecha, se conocen más de 2.400 aunque algunas se adaptan mejor a ciertos hospedadores animales o humanos que otras. La 'Salmonella' enterica serotipo Cholerasuis se ha adaptado al cerdo y genera una sintomatología grave que da lugar a una elevada mortalidad de ejemplares. A su vez, el cerdo puede ser infectado por muchas otras salmonelas, algunas de las cuales tienen más relevancia ya que provocan cuadros gastrointestinales en la especie humana (por ejemplo, Typhimurium, Enteritidis, Virchow, etc.).

Como digo, según el serotipo de salmonela que infecte al animal este sufrirá síntomas clínicos o la infección pasará completamente desapercibida. Pero el estado de salud del cerdo, su edad, el nivel de exposición a la infección son algunos factores que harán que la balanza se pueda desequilibrar a favor de la enfermedad. Los lechones suelen presentar anticuerpos maternales que les protegen en las primeras semanas de la infección, posteriormente pasan a ser individuos susceptibles y en lugares de alta contaminación por 'Salmonella' se podrán infectar. Un animal saludable probablemente no presentará síntomas de enfermedad, pero un ejemplar en un ambiente de estrés, con su sistema inmune debilitado podrá sufrir diarreas y eliminar gran cantidad de salmonelas a través de las heces.

Factores como la falta de higiene de las explotaciones, el hecho de permitir la entrada de otros animales a las naves (aves, roedores, por citar algunos), el clima, el origen del agua y del pienso, así como el manejo de los animales pueden tener un peso más o menos importante en una explotación a la hora de analizar la mayor o menor presencia de casos de salmonelosis. Pero cada explotación es diferente y hay que saber valorar cada uno de ellos.

El tamaño de la explotación por sí mismo no es motivo de riesgo. Este último aúna una serie de características que pueden incrementar el riesgo de salmonelosis. Por ejemplo, si en un explotación grande trabajan varias personas es más probable que alguna de ellas no cumpla con los requisitos mínimos de higiene necesarios y favorezca la contaminación entre naves. Igualmente, el mayor trasiego de personas y vehículos podrían contribuir a un aumento de la contaminación, así como la llegada de lotes de animales de numerosos orígenes con distinto status sanitario. Además, una explotación pequeña, familiar, podría carecer de las mínimas normas de higiene y bioseguridad y presentar por tanto un riesgo elevado de contaminación. Cada explotación es única y hay que estudiar los riesgos que se puedan generar de forma independiente.

Rotundamente no. Los brotes clínicos por salmonelosis no son frecuentes. En el 95% de los casos la salmonelosis cursa de forma inaparente. Tampoco hay muchos estudios en España que den datos representativos de las distintas Comunidades Autónomas. De estas últimas, las que cuentan con mayor censo y densidad (Cataluña, Aragón y Murcia) presentarían una mayor prevalencia, según alguna investigación. En Europa, España es el país con mayor prevalencia en cerdos de cebo y uno de los primeros en explotaciones de madres.

El principal obstáculo es la falta de concienciación. La salmonelosis porcina no es un problema ganadero, sino de salud pública. La salmonelosis es invisible a los ojos del ganadero por lo que hay que explicarle su papel como productor de carne para reducir su transmisión al consumidor. Una vez concienciado, las medidas básicas para ir controlando la infección consisten principalmente en aplicar rutinas de trabajo que mejoren la higiene de la explotación y un manejo adecuado de los animales.

Esos son datos globales que hay que tomar con cautela. Los niveles de prevalencia de salmonelosis en el cerdo varían de un país a otro, al igual que los hábitos de consumo. Esto último representa un factor muy importante: de hecho, puede justificar que en un país con menor prevalencia en porcino cuente con más casos de salmonelosis humana debido al consumo de carne de cerdo. Si bien es verdad que en España debemos reducir la prevalencia de salmonelosis en las explotaciones, también los mataderos deben incrementar, en la medida de lo posible, sus protocolos de seguridad para evitar la contaminación de canales, los distribuidores deben asegurar el mantenimiento de la cadena de frío y el consumidor ha de saber cómo manipular la carne. Al final, el usuario tiene la última palabra. Tenemos la suerte de que la 'Salmonella' muere pasados los 60°C. El hecho de cocinar bien la carne nos puede evitar algún que otro disgusto.

Las autoridades sanitarias de la Unión Europea, a través del Reglamento (CE) nº 2160/2003 del 17 de noviembre de 2003 sobre el control de la salmonela y otros agentes zoonóticos específicos transmitidos por los alimentos, establecen la obligatoriedad de poner en marcha programas específicos para la detección y el control de 'Salmonella', mediante un control exhaustivo de todas las fases de la cadena alimentaria. Es decir, de la granja a la mesa. Siguiendo la cronología marcada por este Reglamento, una vez ya iniciados los Programas Nacionales de control en avicultura en estos momentos, el centro de atención se sitúa en el porcino. Se prevé que durante el próximo año se publiquen los objetivos comunitarios de reducción y posteriormente, en un plazo de seis meses, todos los Estados Miembros deberán presentar a la Comisión sus Programas Nacionales de control para su aprobación. En estos programas se fijarán una serie de actuaciones de control en las explotaciones y se espera que también contemplen medidas restrictivas para aquellas explotaciones que no consigan los objetivos deseados.

¿Qué es Agrogestiic?

En cuanto a la implicación de Agrogestiic, especializada en servicios de consultoría y formación específicos para el sector agroalimentario, en la lucha contra la salmonelosis porcina, Eva Creus especifica: “Ofrecemos a las empresas del sector porcino asesoramiento y formación para el control de la salmonelosis. Para ello hemos desarrollado una herramienta de gestión de los planes de control de 'Salmonella' en las explotaciones porcinas, basado en la realización de auditorías sanitarias en las granjas y de asesoramiento continuado. Este paquete de asesoría recibe el nombre de Salmogestiic”. Respecto a la oferta formativa, desde esta consultoría se organizan cursos dirigidos tanto a veterinarios como a ganaderos relacionados con la salmonelosis porcina. Por ejemplo, interpretación de pruebas de diagnóstico; auditorías sanitarias en las explotaciones; prácticas de manejo, higiene y bioseguridad; controles mediantes estrategias de alimentación, entre otros. Todos estos cursos se diseñan a la medida del cliente en cuanto a contenidos, horarios y lugar de impartición. Acciones que se bonifican a través de la Fundación Tripartita para la Formación y el Empleo. “También llevamos a cabo ensayos de campo para la evaluación de productos (aditivos en los piensos) dirigidos al control de la Salmonelosis porcina y consultoría estratégica para el desarrollo de nuevos productos dirigidos a este fin”, argumenta la directora de Agrogestiic. Entre sus principales áreas de actuación destacan la formación y control de la seguridad alimentaria, especialmente en el control de la salmonelosis porcina.