España pierde la oportunidad de proteger su jamón en China
El pasado 1 de marzo entró en vigor el acuerdo bilateral entre la Unión Europea y China para la protección de un centenar de indicaciones geográficas y denominaciones de origen europeas, entre las que se encuentran doce productos agroalimentarios españoles.
Este acuerdo evitará la imitación y usurpación de sus correspondientes denominaciones, como Indicación Geográfica Protegida (IGP) y Denominación de Origen Protegida (DOP), al tiempo que asegurará a los consumidores la autenticidad de dichos productos, garantizando que su elaboración sea exclusivamente en España.
En este contexto, la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (Anice), lamenta que España haya perdido la oportunidad de proteger sus dos productos más emblemáticos de la charcutería española a nivel internacional: el Jamón Serrano y el Jamón Ibérico.
Como se ha informado anteriormente, el Jamón Serrano está regulado como Especialidad Tradicional Garantizada (ETG) desde 1999, que, si bien define y controla sus características, requisitos de calidad y controles, permite, desgraciadamente, que se elabore jamón legalmente fuera de nuestras fronteras bajo el término ‘Jamón Serrano’.
Por ello, desde el sector se lamenta que debido a la oposición de una minoría que no apoya el cambio de la ETG a la IGP del Jamón Serrano no se avance en esta iniciativa, necesaria y urgente, que permitirá que la elaboración de este producto sea exclusivamente en España, con la que se logrará una mejor protección jurídica contra imitaciones en la Unión Europea y países terceros, evitando así que otros copien y usurpen el nombre de ‘Jamón Serrano’.
Algo similar ocurre con el jamón y otros productos del cerdo ibérico, cuya IGP (o DOP) está pendiente de concretarse desde hace años, a falta de un acuerdo marco sectorial, por encima de otras discrepancias y visiones.
La protección de la producción del cerdo ibérico ha sido un proyecto siempre concebido como transfronterizo, es decir, que abarque a España y Portugal. Sin duda tendría una buena acogida en la Comisión Europea, ya que no abundan figuras de calidad que engloben a más de un Estado miembro y, por tanto, con un enfoque verdaderamente comunitario.
Por todo ello, Anice no concibe que en pleno sigo XXI no se haya logrado dar este paso y proteger, mediante los tratados y acuerdos comerciales, el patrimonio gastronómico, cultural y económico español e insiste en que no se puede correr el riesgo de dejar desprotegidos estos productos y que puedan ser imitados en cualquier país del mundo.