El Barómetro Anice-Cajamar analiza las prácticas comerciales desleales
El Barómetro Anice-Cajamar es un instrumento de medición de la coyuntura de la industria cárnica española. Recoge el punto de vista de las propias empresas y aporta información objetiva y conocimiento sobre las tendencias del mercado cárnico, constituyéndose como el índice de confianza de la industria cárnica española.
Los resultados del segundo Barómetro Anice-Cajamar muestran que las empresas cárnicas han aumentado en negocio, exportaciones, empleo e inversión en el segundo semestre de 2018 y que lo seguirán haciendo en el primer semestre de 2019. De manera que, el ciclo expansivo de la industria cárnica española perdura en la primera mitad de 2019. De hecho, el 57,3% de las empresas manifiesta que la situación del sector cárnico español es estable.
Por su parte, las exportaciones han resultado fundamentales para el crecimiento de la cifra de negocio. El número de empresas exportadoras ha aumentado en casi 5 puntos porcentuales, hasta el 70,2%, en el segundo semestre de 2018; lo que denota la clara vocación internacional del sector cárnico español. Y las previsiones apuntan que para el semestre actual seguirá creciendo el número de empresas exportadoras.
A lo largo de los últimos años, y a pesar de la normativa puesta en marcha por los diferentes gobiernos, se han producido en la cadena de aprovisionamiento de alimentos diversas circunstancias que han desencadenado que algunos de los eslabones que la forman adquieran un poder de mercado excesivo. Y, en ocasiones, esa fortaleza puede ser utilizada en contra de las empresas más débiles. En el barómetro se ha analizado a las empresas de Anice con relación a las malas prácticas comerciales puestas en marcha por el eslabón siguiente de la cadena y así evaluar lo generalizado de las mismas y las tipologías.
En esta encuesta se ha preguntado adicionalmente a las empresas de Anice con relación a las malas prácticas comerciales llevadas a cabo por el siguiente eslabón de la cadena alimenticia. La primera conclusión es que estás prácticas no son generalizadas y solo el 27,5% de las empresas encuestadas las han sufrido, aunque si se desagrega por tamaño, el 44,4% de las empresas medianas (de 51 a 250 trabajadores) ha tenido alguna incidencia de malas prácticas. Las más habituales son los retrasos en los pagos, la modificación unilateral de las condiciones pactadas y la aparición de cargos inesperados y no estipulados.
En cuanto a las posibles medidas para impedir o minimizar estas prácticas, la mayoría de los encuestados hacen hincapié en el papel de la Administración, con el establecimiento de normativas sancionadoras más estrictas (58,9%) o una mejor regulación legal (56,5%). En un segundo nivel se encuentra la posibilidad de hacer publicidad de los infractores, que recoge el beneplácito del 46,8%. En torno a un tercio de las empresas (33,9%) considera que la existencia de códigos de buenas prácticas puede contribuir a la mejora de la situación.
Anice se adhirió al Código de Buenas Prácticas Mercantiles, contemplado en la Ley 12/2013, de medidas para mejorar el funcionamiento de la Cadena Alimentaria, ya que es un compromiso de autorregulación que asumen las entidades adheridas y que recoge una serie de principios en las relaciones comerciales: equilibrio, reciprocidad, buena fe, libertad de pactos, equilibrio en riesgos y responsabilidades y transparencia.
Anice valora y apoya la Ley 12/2013 como instrumento para la mejora de las relaciones entre los operadores de la Cadena Alimentaria, de manera que se eliminen costes e ineficiencias y se genere valor en todos los eslabones de la cadena alimentaria. De manera que, animamos a todas nuestras empresas asociadas a adherirse a este código para consolidar un sector comprometido, responsable y transparente.