Los embalses peninsulares están por debajo del 44% de su capacidad máxima: ahora más que nunca, es necesario economizar el uso del agua
Contra la sequía, trucos para ahorrar el máximo de agua en el jardín
Redacción Interempresas11/03/2022
Según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica, entre octubre y diciembre se han producido entre un 25% y un 29% menos de lluvias de lo habitual, lo que ha provocado que el nivel de las reservas hidráulicas de la Península Ibérica esté bajo mínimos. En la segunda semana de marzo estaban a un 43,9% de su capacidad, lo que supone cerca de 20 puntos menos del nivel alcanzado, durante estas mismas fechas, en 2021.
El agua es un recurso fundamental al que, a nivel mundial, 2.200 millones de personas no tienen acceso. Es importante, pues, concienciarse de la importancia de su ahorro. Cada pequeño gesto ayuda y, en ese sentido, es posible reducir la cantidad de agua que se utiliza para regar el jardín aplicando una serie de pequeños cambios que sugiere Cristina Solé, Brand Leader de Greencut, compañía especializada en herramientas para el cuidado del jardín y el hogar.
- Cuidar los pequeños detalles. A veces no se les da importancia y son imprescindibles para reducir el uso de agua. Por ejemplo, algo tan sencillo como regar en horas muy tempranas o muy tardías, cuando el sol no evapora el agua, supone un ahorro importantísimo. También es fundamental comprobar que el sistema de riego no tiene ni roturas ni fugas.
- Setos, vallas o muros para que las plantas no se resequen. Tienen una función esencial más allá de lo puramente estético, ya que protegen el jardín del viento y evitan por tanto que parte de la humedad que contiene el jardín se pierda.
- Utilizar de forma inteligente las plantas. A la hora de decidir con qué se va a adornar tu jardín, es recomendable pedir consejo en una tienda de confianza para que asesoren sobre qué plantas necesitan menos agua para sobrevivir, así como aquellas que son más resistentes a los periodos de sequía. Con esa información en mente, se pueden clasificar en función del agua que requiere cada una y, al agruparlas dentro del jardín, se puede lograr sacar mucho más rendimiento al proceso de riego.
- El césped tiene su propio ritmo. Si se prefiere evitar gastar demasiada agua para mantenerlo hermoso, lo ideal es plantarlo o en primavera o en otoño: así no está expuesto al sol ni a las inclemencias del invierno, y crece de forma más natural. De hecho, una vez plantado, se puede dejar inactivo cuando llegue el mal tiempo, pues las lluvias pueden hacer que no se necesite regar, por puro mantenimiento, más que una vez al mes.
- Evitar los aspersores (y apostar por la exudación o el goteo). Los aspersores es el método más popular de riego, pero no es, ni mucho menos, el más eficaz a la hora de ahorrar agua, pues desperdicia demasiada. Mucho más recomendable es el sistema por goteo, que requiere un 20% menos que la aspersión porque focaliza mucho mejor el uso del agua. Claro que todavía más eficaz es el sistema de riego por exudación, ya que la administración de líquido depende del gradiente de humedad: esto es, solamente emana agua cuando se va secando la tierra que le rodea.
- Aprovechar los recursos naturales para mantener la humedad. Para reducir la evaporación del agua, y permitir que el jardín la aproveche mejor, es fundamental utilizar el mulching o acolchado de la base de las plantas. Basta con cubrir la tierra que las rodea con elementos naturales como corteza de árbol, restos de poda trituradas, gravilla o guijarros para que se mantenga mucho mejor la humedad. Si, además, se utiliza estiércol vegetal para fertilizar, todavía se conseguirá que el suelo retenga con más eficacia el agua.
Como recuerda Solé, “el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6 de la ONU se centra en dar acceso a agua salubre y saneamiento a los miles de millones de personas que carecen de él. Y una forma de contribuir a ello, aunque parezca pequeña, es no desperdiciarla”.