Entrevista a Josep Collado, secretario general de Fecic
Mantener la actividad de la industria auxiliar es imprescindible para que el sector cárnico siga ofreciendo sus productos a la población. Un sector potente y eminentemente exportador que está viendo como el COVID-19 está haciendo que el consumidor se decante por el porcino y las aves, en detrimento del vacuno y el ovino y caprino. Hablamos de ello con el secretario general de la Federación Empresarial de Carnes e Industrias Cárnicas de España (Fecic).
¿Cuándo empezó la industria a notar los primeros síntomas del COVID-19?
Tras el paréntesis de las vacaciones navideñas, en la segunda quincena de enero, prácticamente coincidiendo con el nuevo año chino, empezaron las primeras inmovilizaciones en China que afectaron el trafico marítimo en los puertos y, en consecuencia, la demanda de carne de ese país.
La parada de actividad en China ha afectado a un gran número de sectores. ¿Cómo ha afectado al cárnico? Es país destino de nuestras exportaciones…
Efectivamente, en la actualidad China es el primer destino de nuestras exportaciones de porcino en los mercados exteriores. La afectación inicial del parón económico en el país asiático no tuvo un impacto inmediato, ya que hay que tener en cuenta que el transporte es por vía marítima y presenta un decalaje de unos 40 días entre la salida y la llegada del producto.
¿Qué se hace con toda la carne que no puede llegar a los países que han cerrado fronteras?
La situación en China, como consecuencia del impacto de la PPA, nos indica que se va a producir una alta demanda de carne sobre los países productores de porcino en los próximos años, por lo que los mataderos y productores de carne están procediendo a la congelación de esta carne exportable a la espera de la normalización del mercado.
¿Cuál ha sido la evolución de la crisis? Tras el parón en China, ¿qué ha venido después?
La primera afectación de China con el COVID-19 contagió de alguna manera también a otros mercados del sudeste asiático, ralentizando sus adquisiciones. Hay que destacar también la situación producida en Italia por el coronavirus, dado que este país es un importante comprador de jamones a España para su industria de productos curados.
Ahora parece que en breve China va a volver “a la normalidad”. ¿Estamos a tiempo de revertir todo lo sucedido?
Efectivamente, China en estos momentos ha reactivado ya sus importaciones, ya que el déficit de producción y aprovisionamiento en ese país continúa existiendo y se va a prolongar durante los próximos años, por lo que las compras deberían continuar ahora con normalidad.
¿Cree que esta crisis puede comportar un cambio en el mercado de carnes mundial, dando lugar al crecimiento en preferencias hacia carnes de otros países en deterioro a la española o a la italiana?
Posiblemente observemos, a corto plazo, un cambio en la demanda del tipo de carnes, pero no por los países que las producen, ya que ha quedado diáfanamente claro que los alimentos no son vectores de transmisión del coronavirus. Posiblemente los grandes productores de carne de vacuno (Argentina, Uruguay, etc), quedaran más afectados por la crisis, dado el cambio de orientación en la demanda.
A nivel estatal, ¿cómo está impactando esta crisis sanitaria en las empresas del sector?
De diferente manera en función de la tipología de carne o producto, así como del canal comercial utilizado. Por un lado tenemos que el sector vacuno ha quedado mucho más afectado por el impacto coronavirus, dado que el cierre de hostelería y restauración ha generado que las piezas mas valoradas del despiece del vacuno (chuletones, entrecots, solomillos, etc) tengan una difícil salida comercial. Del mismo modo, y por la misma razón, las carnes de ovino (lechazo y cordero) pueden sufrir relevantes caídas de consumo, dado su relativo consumo en el entorno doméstico.
El sector Horeca, gran consumidor de carne, está muy tocado. ¿Qué consecuencias tiene esto para la industria cárnica?
Como hemos comentado anteriormente, hay sectores que quedaran afectados. Antes nos hemos referido al vacuno y al ovino, pero también el sector de los productos de cerdo ibérico, muy orientados a hostelería y restauración pueden presentar afectaciones, a la vez que en el perfil actual de consumo los productos ibéricos no forman parte, en mayor medida, de la cesta de la compra básica de los españoles.
¿Está preparada la industria para seguir cumpliendo con el abastecimiento en todo el país?
Por supuesto, las empresas cárnicas en su conjunto (mataderos, salas de despiece y empresas de elaborados cárnicos) mantienen su ritmo de trabajo, garantizando el pleno abastecimiento de la población española.
A nivel consumo, ¿hay carnes que están mostrando mejores comportamientos que otras?
La situación de Alarma nacional ha impactado en los modos de consumo de los españoles, que están decantándose más por los alimentos básicos que por los productos sofisticados. Así, en las carnes constatamos que las de porcino y aves son las mas demandadas. Posiblemente, estas carnes con precios inferiores a otros cortes continúen permaneciendo como preferencia del consumidor ante una previsible incertidumbre económica que puede aparecer tras superar la situación del coronavirus.
¿Las nuevas formas de consumir están afectando o afectará a los precios?
Posiblemente, pero en el sentido inverso. Los precios de las carnes de aves y porcino se pueden mantener en los niveles actuales, pero las carnes de ovino y vacuno podrían presentar disminuciones de precio como consecuencia de la caída de la demanda.
Para terminar, ¿qué sucederá una vez terminado el Estado de Alarma? ¿Puede la industria –y el país– volver al punto en el que estaba antes?
A ciencia cierta nadie sabe qué va a suceder, pero podemos intuir que esta situación de restricciones se puede alargar aún unos meses, lo cual comportará un impacto negativo para la economía, particularmente negativo para determinados sectores como el turismo, hostelería, etc. Ello nos puede llevar de alguna manera a las pautas de consumo de la crisis del 2008, hasta que se pueda remontar esta situación económicamente adversa.
