Fecic y AECOC elaboran un estudio sobre indicadores y tendencias de compra y consumo de productos cárnicos
La Federación Empresarial de Carnes e Industrias Cárnicas (Fecic) presentó a principios de marzo un estudio sobre indicadores y tendencias en un acto organizado en colaboración con AECOC, al que asistieron las grandes empresas del sector cárnico español y las compañías más significativas de la distribución, además del director general de Sanidad de la Producción Agraria del MAPA, Valentín Almansa, y del director general de Desarrollo Rural del Departamento de Agricultura de la Generalitat, Oriol Anson.
En el encuentro, celebrado en Lleida, se presentó un avance del estudio que Fecic ha encargado a la plataforma de estudios del comprador AECOC Shopper View sobre indicadores y tendencias de compra y consumo de carnes y productos cárnicos. El estudio analiza su evolución a medio plazo, a través de unos indicadores de seguimiento, que a la larga permitirán tener una visión de la situación del sector, en un escenario de 4 años, de 2018 a 2021, que ayudará a las empresas a conocer las tendencias de consumo y las claves de decisión del consumidor para poder adaptar así sus estrategias y productos.
El estudio evidencia que uno de los criterios de elección de la carne en el punto de venta es su aspecto visual. En el caso de los embutidos, además, se suma como criterio de decisión clave el olor del producto.
Otro factor que se tiene en cuenta es la información de las etiquetas, más de la mitad de los compradores, el 56%, afirma que la tienen en cuenta en su decisión de compra. La información relevante que debe constar en estas, según los compradores, es la fecha de caducidad, el tipo de animal y el precio por kg de producto. Esta importancia que se le da a la información en el etiquetado es lo que Fecic pretende poner en valor, por medio de sus dos programas de autocontrol voluntario: el Programa PACIC, que verifica la calidad de los elaborados que las empresas ponen en los puntos de venta, así como la trazabilidad de las carnes, y el Programa PAED, que impulsa un etiquetado voluntario para verificar el uso correcto de la mención Duroc en las carnes y productos cárnicos en las que se utiliza esta especie animal.
En cuanto al consumo de productos cárnicos, se produce una dicotomía. Por un lado, a los consumidores les gusta la carne y su disfrute, es un alimento gustoso al paladar y fácil de introducir en la dieta, con opciones versátiles al alcance de cualquier bolsillo. Sin embargo, se evidencia que se consume con preocupación, por toda la presión social e información negativa que se da y que interfiere en la frecuencia de consumo, como son temas relacionados con el maltrato animal o la afirmación de que comer carne es perjudicial para la salud y el medio ambiente. Esto ha provocado también que algunos compradores opten por nuevas tendencias en auge como el flexitarianismo o, incluso, el vegetarianismo.
A pesar de esta dualidad, al consumidor español le gusta consumir carne de forma habitual, mínimo una vez a la semana, el 81%. Entre los principales motivos de consumo se aprecia que el 48% lo hace por el placer y disfrute que le aporta, el 42% por seguir una dieta equilibrada en proteínas y nutrientes, y el 30% por cuestiones de salud.
Respecto a la disminución del consumo de carne por parte de algunos consumidores, que también es una realidad, el estudio indica que uno de cada tres dice consumir menos cantidad de carne que hace unos años, aunque no la ha abandonado por completo. El perfil que más ha reducido este consumo es el de las mujeres (33%) y los mayores de 55 años (39%), y el motivo principal que dan es por salud, el 66%, por el colesterol, el 30%, porque engorda, el 11%, y por temas relacionados con el bienestar animal, el 22%.
No todos los tipos de carne o embutidos son percibidos igual por parte del consumidor. Las carnes de pollo o pavo, la carne de conejo o los embutidos cocidos se ven de forma más positiva, en línea con el concepto saludable, y su intención de consumo futura es más elevada, mientras que se espera un descenso del consumo de carne de cerdo, ternera, carne procesada, otros curados y embutidos frescos.
Otra de las conclusiones es que los consumidores demandan más sellos de calidad de las carnes, tanto en temas de bienestar como certificaciones ecológicas. Concretamente, un 35% dice que aumentaría su consumo si el producto llevara el sello de bienestar animal, y un 32% en el caso del sello de ecológico. Hay que tener en cuenta que el 22% de consumidores han dejado de comer carne por temas relacionados con el bienestar animal y el 15% por motivos ecológicos. Concienciar sobre las formas de producción y saber trasladar al consumidor las buenas prácticas del sector ayudarían a mejorar la percepción que tiene de los productos cárnicos.