Presente y futuro en fachadas ligeras y ventanas

La sostenibilidad ya es una realidad en edificios terciarios o viviendas residenciales. Emerge con gran fuerza y protagonismo en construcciones modernas que requieren de nuevas prestaciones sin renunciar al diseño.

Las fachadas o pieles de los edificios ya no solo son entendidas como protecciones solares que nos protegen de la radiación solar y del impacto directo que ésta produce, sino que también permiten una mejor conducción de la circulación del aire como un nuevo concepto de ventilación. Igualmente la disposición angular de las lamas de última generación, unido a las nuevas tecnologías fotovoltaicas, genera una óptima cantidad de energía eléctrica de forma respetuosa con el medio ambiente.

El movimiento de la arquitectura moderna que surgió en el siglo XX pretendía grandes cambios basados principalmente en la innovación. La sociedad actual y las nuevas tendencias promovidas por personas y empresas comprometidas con el cambio generacional y cultural procuran que nuestros edificios y su significado encarnen a las personas que ocupan, residen o trabajan en los mismos. Se promueve un verdadero acercamiento entre el diseño innovador, la practicidad, la sostenibilidad y las personas como respuesta a una función social. Como ejemplo, el ahorro energético en combinación con el control adecuado de la luz natural proporcionan una iluminación apropiada en los espacios interiores y genera un clima de trabajo más saludable.

Uno de los aspectos fundamentales en esta creciente tendencia hacia la modernización práctico-social de las fachadas ligeras, es la utilización de materiales constructivos de alta calidad. Se entiende que la piel de los edificios es la primera defensa contra las agresiones externas ambientales. En la actualidad encontramos materiales tales como el aluminio, la cerámica o el cristal como algunos de los principales elementos en uso y constante evolución. Los principales valores a destacar de estos nuevos materiales son una estética integrada, la innovación constructiva, el control de la luminosidad, una elevada resistencia a las cargas de viento, fácil limpieza, un mínimo mantenimiento y una decoración vanguardista.

En esta línea está surgiendo una creciente tendencia que transmite con fuerza el movimiento y fluidez de nuestros edificios: las fachadas dinámicas. Uno de los ejemplos más carismáticos en el que hemos participado es el edificio de investigación farmacológica en la ciudad alemana de Biberach. El edificio, que forma parte del campus de investigación propiedad de la empresa Boehringer Ingelheim Pharma KG, facilita una relación arquitectónica y funcional con su entorno. Destaca una espectacular fachada de colores compuesta por una piel de lamas verticales de vidrio que sirven como protección solar ajustable y provoca un efecto animado vanguardista, consiguiendo simbolizar el mundo de la investigación por un lado, así como llamar la atención sobre la ciudad de Biberach.