Cuidado facial

El cuidado de la piel es un pilar fundamental en la rutina diaria de cualquier profesional de la estética. Más allá de acumular productos cosméticos, la clave para una piel saludable y radiante radica en seguir un protocolo adecuado, adaptado a las necesidades específicas de cada tipo de piel.

Aunque cada piel es única, existen principios básicos que no pueden faltar en un régimen de cuidado facial. En este contexto, Nara Seguros, compañía especializada en seguros de salud, vida y ahorro, comparte las claves esenciales para mantener la piel protegida, hidratada y saludable durante todo el año.

Mantener la piel hidratada es esencial para reforzar la barrera cutánea y prevenir irritaciones, especialmente en pieles sensibles o con afecciones dermatológicas. Además de aplicar cremas hidratantes, es imprescindible beber entre dos y tres litros de agua al día para garantizar una correcta hidratación a nivel celular.

Una higiene adecuada permite eliminar toxinas, impurezas y restos de maquillaje que pueden obstruir los poros y causar problemas cutáneos como acné o sequedad. Se recomienda limpiar el rostro dos veces al día: por la mañana, para eliminar las toxinas acumuladas durante la noche, y por la noche, para retirar residuos de contaminación y productos cosméticos. La elección de productos adecuados a cada tipo de piel es clave para evitar desequilibrios cutáneos.

La exposición a la radiación ultravioleta es responsable del 80 % del envejecimiento prematuro de la piel y puede provocar la aparición de manchas, arrugas y otros daños cutáneos. Para prevenir estos efectos, es fundamental aplicar un protector solar de amplio espectro con SPF 50 al menos treinta minutos antes de la exposición al sol y reaplicarlo cada dos o tres horas. Es importante recordar que la protección solar es necesaria durante todo el año, incluso en días nublados, ya que hasta un 40 % de la radiación UV puede atravesar las nubes. Asimismo, se recomienda evitar la exposición directa al sol entre las 12:00 y las 17:00.

El estado de la piel no solo depende de los productos que se aplican sobre ella, sino también del estilo de vida. Factores como el consumo de tabaco y alcohol pueden acelerar el envejecimiento cutáneo al dañar el colágeno y la elastina, favoreciendo la aparición de arrugas y la pérdida de firmeza. Además, el estrés puede desencadenar brotes de acné y otras afecciones dermatológicas, por lo que es importante aprender a gestionarlo.

Por otro lado, una alimentación equilibrada y rica en frutas y verduras con alto contenido en antioxidantes ayuda a mantener la piel más fuerte, luminosa y protegida de los daños externos.