Biocombustibles; un desafío económico y ecológico
En un contexto de marcada transición energética, los biocombustibles han emergido como una alternativa prometedora para reducir las emisiones de carbono en sectores difíciles de electrificar como el transporte. Sin embargo, expertos de la Universidad Europea advirtieron que “su viabilidad sigue siendo una quimera debido a los altos costos de producción en comparación con el precio del gas o del petróleo”.
Según los expertos, los biocombustibles, derivados de residuos como aceites de cocina usados o desechos agrícolas y ganaderos, podrían reducir hasta un 90% las emisiones de CO2 en comparación con los combustibles tradicionales. Esta solución, compatible con los motores actuales, promete contribuir significativamente a los objetivos de reducción de emisiones en el corto plazo.
Roberto Gómez-Calvet, profesor de Economía de la Universidad Europea de Valencia y experto en energía, destacó “los beneficios de los biocombustibles de segunda generación (procedentes de residuos agricolas o forestales) son innumerables, ya que no sacrifican tierras de cultivo y crean una economía ventajosa en términos de emisiones de CO2, siempre que la descomposición de la materia orgánica abandonada produce gases de efecto invernadero sin aprovechamiento alguno. Además, si esta descomposición se controla y se lleva a cabo en reactores específicos para ello, es posible producir metano o etanol, que luego pueden ser usados posteriormente para crear energía o calor”.
Sin embargo, desde la Universidad Europea señalaron los costos de producción como una problemática que dificulta su adopción a gran escala. Gómez-Calvet señaló que “resulta prioritario seguir investigando para reducir los costes de producción, que todavía duplican y hasta triplican los de los combustibles tradicionales, lo que convierte los biocombustibles prácticamente en una quimera”.
La Comisión Europea, en su iniciativa 'Fit for 55', busca reducir las emisiones contaminantes y alcanzar la neutralidad climática para 2050. A pesar de este impulso regulatorio, el profesor de Economía de la Universidad Europea advirtió que “los ‘lobbies’ del petróleo no tienen incentivos para apoyar los biocombustibles debido a sus intereses económicos”.
No obstante, cabe señalar que en el último año hemos visto como Repsol ha puesto en marcha numerosas iniciativas para impulsar la adopción de estos combustibles alternativos. En la actualidad, la empresa española ya opera más de 60 estaciones de servicio que suministran diésel renovable en la península ibérica y planea superar los 600 puntos de suministro para finales de 2024. Con 46 estaciones en España y 15 en Portugal, la compañía multienergética superó el objetivo que se fijó en mayo de 2023 cuando puso en marcha las tres primeras estaciones en Madrid, Barcelona y Lisboa, convirtiéndose así en el primer grupo español en ofrecer combustible 100% renovable a sus clientes. A su vez, Repsol ha puesto en marcha un nuevo proyecto piloto en tres estaciones de servicio con gasolina 100% renovable, con el que pretende ampliar su gama de productos renovables.
Además, la multienergética española, pondrá en marcha en Cartagena (Región de Murcia) la primera planta de la península ibérica dedicada exclusivamente a la producción de biocombustibles avanzados a partir de residuos. Donde fabricará anualmente 250.000 toneladas con las que se evitarán la emisión de 900.000 toneladas de CO2 al año, según estimaciones de Repsol.