Informe sobre la Brecha de Producción 2023 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma)
“Desafíos globales para la transición energética”
En medio de las crecientes preocupaciones sobre el cambio climático y los esfuerzos internacionales para abordar la crisis ambiental, el Informe sobre la Brecha de Producción 2023 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) plantea cuestiones cruciales sobre la dirección que están tomando los principales productores de combustibles fósiles. A pesar de las promesas climáticas y los compromisos adoptados, el documento revela planes que apuntan a un aumento, en lugar de una disminución, en la extracción de estos recursos vitales.
El informe destaca que los gobiernos del mundo tienen planes de producir más del doble de la cantidad de combustibles fósiles en 2030 de lo que sería consistente con limitar el calentamiento a 1,5 °C. Esta “Brecha de Producción” plantea una seria amenaza para una transición energética gestionada y equitativa. A pesar de los compromisos de los principales países productores de alcanzar emisiones netas cero, ninguno ha asumido la responsabilidad de reducir la producción de carbón, petróleo y gas para cumplir con los objetivos climáticos.
Para el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres “el informe sobre la brecha de producción de 2023 revela un sorprendente descuido climático. Muestra como los gobiernos están en camino de producir más del doble de combustibles fósiles en 2030 de lo que sería necesario para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius. En otras palabras, los gobiernos literalmente están duplicando la producción de combustibles fósiles; eso significa un doble problema para las personas y el planeta. No podemos abordar la catástrofe climática sin abordar su causa fundamental: la dependencia de los combustibles fósiles. Las emisiones de combustibles fósiles ya están provocando un caos climático que está devastando vidas y medios de subsistencia, y vamos camino de algo mucho peor. Los líderes deben actuar ahora para salvar a la humanidad de los peores impactos del caos climático y aprovechar los extraordinarios beneficios de la energía renovable. Eso significa poner fin a nuestra ‘adicción’ a los combustibles fósiles reduciendo la oferta, reduciendo la demanda y acelerando la revolución de las energías renovables, como parte de una transición justa”.
Sin embargo, el propietario y fundador de Grupo Moure, Marcos Moure, recordó en un comunicado de prensa que si la producción aumenta es porque la demanda es mayor, especialmente en zonas en pleno auge y necesitadas de energía para crecer: “es difícil cumplir los requisitos de disminución de energías fósiles a medio plazo, porque no hay alternativas realmente eficientes y económicamente viables”.
Así, el fundador de Grupo Moure tildó de “incoherente” la realidad de los países productores y consumidores de petróleo, pues la mayoría de ellos no se muestran dispuestos a renunciar a su crecimiento económico para parar la degradación del medio ambiente. Por todo esto, Marcos Moure hizo un llamamiento a la reducción de emisiones, pero de forma realista, es decir, “buscando fórmulas para contaminar menos, pero sin que afecten a la competitividad de los Gobiernos”.
Contradicciones entre compromisos y acciones
El análisis revela que, en conjunto, “los gobiernos planean aumentar la producción mundial de carbón hasta 2030 y la producción mundial de gas y petróleo hasta 2050”. Estos planes entran en conflicto con las expectativas de una demanda máxima de estos recursos en la próxima década, incluso sin nuevas políticas. A pesar de los esfuerzos para reducir las emisiones, “los principales países productores no han adoptado objetivos de reducción en la producción de combustibles fósiles”, señala el documento de las NU.
Desde la primera edición del Informe sobre la Brecha de Producción de las Naciones Unidas en 2019, “estos datos se han mantenido sin cambios”. A pesar de una emergente transición hacia la energía limpia y de que ya se vislumbra el pico en la demanda de carbón, petróleo y gas, los niveles globales de producción de combustibles fósiles planeados y proyectados en el informe siguen estando enormemente desalineados con los niveles necesarios para alcanzar el objetivo de temperatura a largo plazo del Acuerdo de París.
Por su parte, Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente aseguró que “impulsar las economías con energía limpia y eficiente es la única manera de poner fin a la pobreza energética y reducir las emisiones al mismo tiempo. A partir de la COP28, las naciones deben unirse detrás de una retirada planificada y equitativa del carbón, el petróleo y el gas, para aliviar las turbulencias que se avecinan y beneficiar a cada persona en este planeta”.
La urgencia de abordar la crisis climática demanda acciones coordinadas por parte de los gobiernos a nivel nacional e internacional. El informe destaca la imperiosa necesidad de que los gobiernos establezcan objetivos nacionales y acuerden reducciones internacionales para la producción y uso de carbón, petróleo y gas. “Estos objetivos deben ser parte integral de estrategias más amplias de mitigación del cambio climático, promoviendo así la coherencia de políticas y coordinando la transición hacia tecnologías libres de carbono”, señala el documento.
El análisis del informe indica que, “para cumplir con las metas de limitar el calentamiento global a 1,5°C, los gobiernos deben aspirar a una retirada prácticamente total de la producción y uso de carbón para el año 2040”. Además, se sugiere reducir la producción y uso combinados de petróleo y gas en un 75% para 2050 en comparación con los niveles de 2020. “Estos objetivos se plantean como metas mínimas esenciales para lograr una retirada global de la producción y consumo de combustibles fósiles”.
Parece una obviedad que los países con ingresos más altos y mayores capacidades financieras e institucionales deben liderar este esfuerzo, yendo más allá del promedio global. De acuerdo con los datos de las Naciones Unidas, “esta contribución adicional no solo aceleraría la transición hacia una energía más sostenible, sino que también garantizaría una distribución más equitativa de los esfuerzos necesarios”. Asimismo, el texto enfatiza “la importancia de maximizar la transición de la fuerza laboral especializada en combustibles fósiles hacia nuevas oportunidades de empleo, asegurando así una transición justa y equitativa hacia un futuro sostenible”.
“La reciente crisis energética global y el empeoramiento de la crisis climática tienen una raíz común: nuestra excesiva dependencia de los combustibles fósiles. Esta raíz debe ser ahora cortada para lograr una verdadera seguridad energética y seguridad climática. Desde el último informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, por sus siglas en inglés) hasta los últimos titulares sobre desastres climáticos, el mensaje es claro: los gobiernos deben liderar una transición rápida y justa lejos de los combustibles fósiles hacia la energía limpia”, expresó Måns Nilsson, director ejecutivo Instituto del Medio Ambiente de Estocolmo.
Transparencia y responsabilidad gubernamental
El informe hace un llamado a una mayor transparencia por parte de los gobiernos en sus planes y proyecciones relacionadas con la producción de combustibles fósiles. Se destaca la necesidad de alinear estos planes con los objetivos climáticos para garantizar una transición equitativa. “La falta de responsabilidad en la reducción de la producción de carbón, petróleo y gas plantea riesgos significativos, especialmente en el contexto de activos varados”, advierte el informe.
Desafíos en la transición y equidad global
A su vez, el informe sobre la Brecha de Producción 2023 de las Naciones Unidas subraya la importancia de reconocer las capacidades y responsabilidades diferenciadas de cada país en la transición hacia energías limpias. “Los gobiernos con mayor capacidad deben liderar reducciones más ambiciosas y proporcionar financiamiento para apoyar a países con capacidades limitadas”. Sin embargo, las proyecciones de las NU indican que las inequidades podrían persistir, erosionando la confianza en la cooperación global para abordar el cambio climático.
En esta misma línea el director general de Grupo Moure, Manel Montero se mostró crítico con la falta de “medidas reales” y accesibles para todos los países. Si bien hasta la fecha todas las políticas gubernamentales han ido enfocadas a realizar una revolución energética, lo que es necesario, a opinión del director general de Grupo es “un plan común, claro y realista de una transición energética, fuera de ideologías políticas e intervencionistas, que no están permitiendo hacer atractivo un avance de las energías renovables, y todo ello sin perder el foco de que debemos garantizar el suministro”.
En la actualidad ya existen alternativas cuyo funcionamiento está demostrado, como es el caso de los ecocombustibles y los e-fuels, que reducen en más del 90% la emisión de carbono, o el gas y el hidrógeno, pero estas deben dejar de ser alternativas al alcance de unos pocos. “Los combustibles fósiles están y estarán a medio y largo plazo porque el mundo es muy grande y en el 80% de los países del planeta no van a poder tener alternativas caras y de difícil implantación”, añadió Marcos Moure.
Desafíos técnicos y riesgos ambientales
El informe también señala la incertidumbre y riesgos asociados con tecnologías como la captura y almacenamiento de carbono (CCS) y la eliminación del dióxido de carbono (CDR). “La viabilidad de estas tecnologías a gran escala sigue siendo una preocupación, y los impactos negativos en la tierra y la biodiversidad plantean desafíos adicionales”, reza el texto.
La necesidad de una acción inmediata y coordinada
En última instancia, el informe enfatiza la necesidad de una disminución progresiva y coordinada de la producción y el consumo de carbón, petróleo y gas. La transición equitativa hacia energías renovables debe ir acompañada de medidas clave, como la reducción del consumo de combustibles fósiles, la expansión de energías renovables y la asignación de inversiones y protección social a comunidades afectadas. Para las Naciones Unidas, “la acción global es esencial para cerrar la brecha de producción y garantizar un futuro sostenible y habitable para las generaciones futuras”.
“El mundo se mueve con energía, la cual debe ser accesible para todos los consumidores. No podemos pretender que todo el mundo se mueva en un coche eléctrico, teniendo en cuenta que este no es accesible para todas las economías, y que no se haya pensado en desarrollar las infraestructuras necesarias para llevar la energía a los cargadores eléctricos”, concluye Montero.
“La COP28 debe enviar una señal clara de que la era de los combustibles fósiles se ha quedado sin gas y que su fin es inevitable. Necesitamos compromisos creíbles para aumentar las energías renovables, eliminar gradualmente los combustibles fósiles e impulsar la eficiencia energética, garantizando al mismo tiempo una transición justa y equitativa. Los combustibles fósiles están haciendo que los objetivos climáticos esenciales se conviertan en humo. Es tiempo de cambiar”, concluyó el secretario general de las Naciones Unidas.