Un proyecto integra la actividad productiva y la vida urbana en el norte palentino
14 de marzo de 2011
Pedro Saura, director general de Sepes, Entidad Estatal de Suelo adscrita al Ministerio de Fomento, compareció junto al alcalde de la localidad, Heliodoro Gallego Cuesta, para explicar las bases que regirán estas dos actuaciones. Según Saura, este proyecto “será un ejemplo de lo que se denomina integración urbana, la forma más racional y sostenible de desarrollar nuevo suelo en nuestras ciudades”. En este caso, el planeamiento procura incorporar al nuevo espacio urbano, por un lado, las más novedosas técnicas de eficiencia energética, y por otro, los usos muy saludables y ya frecuentes entre los palentinos, como los desplazamientos a pie o en bicicleta, espacios para la convivencia, o los edificios con soportales para protegerse del invierno de la meseta. “El objetivo es mantener esas mismas costumbres en un espacio nuevo que no rompa la dinámica habitual de los ciudadanos, sino al contrario: que prolongue la ciudad y su calidad de vida, que reproduzca lo mejor de sus rasgos característicos”, ha expresado.
En la operación, Sepes ha previsto una inversión superior a los 70 millones de euros, de los cuales unos 30 se destinarán al desarrollo de suelo residencial y el resto, a desarrollar el suelo industrial. Las 1.583 viviendas previstas en el ámbito residencial podrían llegar excepcionalmente a las 1.800 si fuese necesario edificar más vivienda joven (de 50 a 70 metros cuadrados). El 83% serán viviendas protegidas. El suelo destinado a actividades empresariales tendrá una edificabilidad de 340.931 metros cuadrados y capacidad estimada para unas 170 empresas.
A partir de ahora, cada uno de los ámbitos de actuación sigue su propia tramitación, aunque hasta el momento toda la operación se ha redactado de forma conjunta para garantizar un desarrollo lo más armónico posible.
Un modelo urbano integrado
El nuevo norte palentino combinará ambas actividades, residencial y económica, bajo el criterio de la integración. Esto supone un cambio sustancial respecto al tipo de desarrollo urbano más frecuente en la actualidad, que segrega el espacio productivo del residencial, lo que se ha demostrado claramente insostenible por varios motivos. Según explicó Saura, “segregar actividades obliga a crear infraestructuras de transporte con un enorme impacto ambiental, y consecuentemente, obliga a desplazamientos motorizados que nos remiten a un caduco modelo de movilidad. Cómo revertir esa tendencia para que uno pueda volver andando al trabajo, o en bicicleta como ya hacen muchos palentinos, es el modelo que denominamos integración urbana”.
Un espacio industrial alejado del casco urbano es también más proclive a deteriorarse social y ambientalmente, y a quedar obsoleto en un plazo menor que aquellos espacios productivos integrados en las ciudades. “La obsolescencia prematura de estos espacios nos obliga a consumir suelo y otros recursos no renovables”, y añadió: “Para evitarlo, nace este otro modelo de ciudad, amable y sostenible, del que aprenderán otras”.
Eficiencia energética y cooperación institucional
El planeamiento prevé una larga serie de medidas de eficiencia energética fruto de la colaboración entre el Ayuntamiento de Palencia, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) y Sepes. Medidas como la elección de tipologías edificatorias que permitan garantizar el mayor número de horas solares en invierno y ventilación cruzada en verano; la reserva de suelo para repostaje de vehículos eléctricos enchufables; espacios para el aparcamiento de bicicletas en todos los edificios; limitación de la longitud de las calles para evitar que los vehículos superen los 30 kilómetros por hora; y la implantación de un sistema de producción y distribución energía térmica que dé servicio a todo el barrio, así como el uso de iluminación LED en el alumbrado público para garantizar que el barrio suponga el menor impacto ambiental posible.