La falta de información y financiación obstaculiza la transformación verde de las pymes españolas
El estudio, señalaron en una nota de prensa fuentes de Ecoembes, “es una completa radiografía de la industria ante el reto del cambio” del modelo productivo. El análisis concluye que las pymes “que antes y mejor se posicionen en el modelo de economía circular tendrán ventajas competitivas, pero por sí mismas tienen escasa capacidad de adaptación”. El documento propone “fomentar la cooperación interempresarial e impulsar entornos que favorezcan la interacción entre pymes, disminuyendo así los obstáculos a la innovación y a la inversión”.
Para la elaboración del estudio se ha recurrido a la información remitida por la Secretaría de Estado de Empleo y Economía Social, la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Fundación Biodiversidad. Representantes de varias de estas organizaciones participaron en el acto de presentación del estudio.
Falta de información y obstáculos económicos
Entre las principales barreras para la transición de la pyme a la economía circular, el estudio destaca la falta de información sobre este modelo productivo y su impacto en el medio ambiente, así como los obstáculos económicos (debidos a la escasez de recursos financieros), la dificultad para acceder a ayudas públicas, o la percepción de las cuestiones ambientales como algo costoso y con escasos beneficios. Otras barreras están relacionadas con la propia estructura de las pymes, que suelen carecer de recursos necesarios como personal, formación o innovación.
En la presentación del informe se destacó “que la sociedad necesita la implicación de las pymes por su relevancia en el tejido económico. En España, más del 95% de las empresas son pequeñas y medianas y generan el 90% del empleo. El reto inmediato para las pymes es superar las dificultades y afrontar los cambios que demanda la sociedad”, se señala en la nota de prensa.
El informe identifica las principales palancas para favorecer en las pymes la transición a una economía circular, centradas en un impulso de la normativa ambiental y de políticas públicas que promuevan la sostenibilidad, el acceso a financiación pública —como los fondos Next Generation de la Unión Europea— o la presión de mercados, consumidores, empresas, clientes y cadenas de suministro, “que empujan a adoptar la circularidad”.
En la presentación del informe se subrayó que la implementación de la economía circular en la pyme supone una oportunidad para el empleo. El cambio de la economía lineal a la circular “puede traducirse en la creación de nuevos puestos de trabajo y en la transformación de algunos perfiles para adoptar un nuevo modo de producción. En todo este proceso, la formación tendrá un papel esencial para dotar de nuevas competencias a los trabajadores, quienes pueden colaborar de manera muy activa en la transición hacia la circularidad”.
La presentación del estudio 'Economía circular: barreras y dinamizadores para su implementación en la pyme' tuvo lugar en el Impact Hub Alameda de Madrid.
La cooperación, imprescindible para avanzar
La directora de Relaciones Externas y ESG de Ecoembes, Begoña de Benito, explicó que “la transición hacia la economía circular ha de ser ecológica, desde luego, pero también justa. No podemos dejar a nadie atrás, especialmente a las pequeñas y medianas empresas que, por su naturaleza, necesitan de un apoyo mayor”.
En la misma línea argumentativa, Virginia Moreno Medina, Relaciones Institucionales de Ecoembes, señaló que “este estudio pretende ayudar a las pymes a identificar las acciones, muy apoyadas en la colaboración, para iniciar el cambio. Porque sin cooperación no es posible avanzar”. Moreno también agradeció la importante participación de instituciones clave en la elaboración del estudio.
Por su parte, el director de la Fundación 1º de Mayo y de ISTAS-F1M, Vicente López, subrayó que “el apoyo a la pequeña y mediana empresa será imprescindible si queremos que el proceso de transición ecológica y (…) el cambio de un modelo de producción lineal a un modelo circular tenga éxito. Ahora bien, esta dinamización no puede ser ‘individualizante’, sino que debe construirse en entornos que fortalezcan la interrelación y cooperación entre las pymes, disminuyendo los obstáculos a la innovación y la inversión productivas”.
Colaboración multidisciplinar
Para la elaboración de este documento se realizaron diversas entrevistas —a partir de un cuestionario prediseñado— con representantes de organizaciones empresariales, responsables de administraciones públicas, organismos técnicos y entidades vinculadas al diálogo social tripartito. Con estas entrevistas “se pretendía validar y profundizar en la información obtenida en el diagnóstico previo, conseguir un grado mayor de caracterización y descripción de la situación del tejido pyme objeto de estudio, así como contribuir a la detección de barreras y elementos dinamizadores para la implementación efectiva de la economía circular”, se explica en el informe ejecutivo del estudio.
De modo genérico, en el estudio se apunta que es más que previsible que “la escasez de recursos lleve asociada un inevitable incremento de precios de los mismos, especialmente si la demanda continúa aumentando”. En este sentido, además de las ventajas económicas y medioambientales de fomentar una economía circular, avanzar en este terreno incrementará la independencia de suministros de Europa y facilitará la innovación, la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías y aplicaciones, permitiendo que la industria continental ofrezca productos más respetuosos con el medio ambiente, añadiendo un valor diferencial a sus productos frente a los fabricados en otros lugares en los que la protección del medio ambiente sea mucho más laxa que en nuestro continente.
En este sentido, el compromiso de neutralidad climática en 2050 adquirido por la Unión Europea propiciará la adopción de medidas en las empresas y organizaciones para adaptarse a este escenario próximo.
Tal y como sucede con los cambios de calado que conllevan modificaciones en hábitos y costumbres de empresas, administraciones y el resto de actores implicados, la participación de la sociedad, de los consumidores, es un requisito ineludible. Para ello, es necesario incrementar la sensibilización ambiental de una gran parte de la población, ya que “la capacidad de decisión de la ciudadanía, a través de sus opciones de compra y consumo de productos y servicios, es otro factor de presión”.
Las implicaciones de este nuevo paradigma de consumo y reutilización de materias primas “son cada vez más un factor decisivo a la hora de decidir las inversiones y la financiación o no de proyectos”. Por tanto, se remarca en el informe, “la integración de la sostenibilidad ambiental dentro de la gestión de la empresa es un factor determinante en la propia continuidad de la actividad empresarial y en su ganancia o no de capacidad competitiva, tanto desde el punto de vista comercial como para la captación de recursos”.
La pyme, “sujeto relevante”
El colectivo pyme (2), por representatividad en el tejido socioeconómico, su impacto ambiental e incidencia en el uso de los recursos, está llamado a ser un sujeto relevante en este proceso de transformación, ya que estas empresas son el “motor de la economía española, ya que constituye su principal tejido empresarial”. Tal y como se ha apuntado, dentro de esta categoría de pyme se incluye el 95% de las empresas que operan en nuestro país, que generan el 90% del empleo. Estas cifras corroboran que “no se podrá alcanzar el logro de los objetivos climáticos y el cambio de modelo productivo sin su implicación y contribución”. Además, en el informe se remarca que “una parte del tejido empresarial de la pequeña y mediana empresa forma parte de las cadenas de valor de las grandes empresas multinacionales”.
El elevado porcentaje de empresas nacionales que son pymes hace que el impacto ambiental de su actividad sea “considerable si consideramos el efecto acumulado de todas ellas a nivel territorial, o bien si tenemos en cuenta el que se deriva de la suma de todas las pequeñas y medianas empresas pertenecientes a un mismo sector. Incluso algunas pueden tener efectos ambientales muy significativos a escala local y regional”.
En este sentido, la contribución de las pymes a la contaminación de origen industrial en la Unión Europea se acerca al 70% del total. Respecto a la contribución de la pyme al cambio climático y al consumo de recursos, las más de 23 millones de pymes de la Unión Europea tienen un impacto acumulado muy importante. Así, su cuota colectiva en el total de las emisiones procedente de la empresa es del 62% (3).
El 54% de las pymes desconocía a finales de 2020 qué es la economía circular
Según una encuesta realizada a finales de 2020 por la Cámara de Comercio, en colaboración con Mapfre, solo el 46% de las pymes conocían —hace ya tres años— el alcance y potencialidades de la economía circular, cifra que sin duda habrá aumentado en el tiempo transcurrido desde entonces. Dentro de este porcentaje, las que por aquel entonces contaban con menos de cincuenta trabajadores eran las que desconocían en mayor medida esta cuestión.
Las diferencias entre pymes y grandes empresas son evidentes en muchas áreas. Una de ellas es cómo integran las cuestiones ambientales en su gestión. Mientras las primeras suelen reaccionar a las mayores exigencias legales (por tanto, sin convencimiento), las segundas integran estos cambios como un elemento diferenciador y, aún más, como una característica que aporta ventajas competitivas frente a rivales en el mercado que no incorporan componentes ambientales y criterios circulares a su actividad.
Según el informe ‘Contribución de las medianas empresas al desarrollo sostenible’ (4), las actuaciones ambientales llevadas a cabo por estas empresas de manera más frecuente eran aquellas en las que se veían afectadas claramente por regulaciones ambientales (gestión de residuos y eficiencia energética). Mientras, en aquellas donde la presión regulatoria era menor (por ejemplo, las referidas a las emisiones de gases de efecto invernadero o al impacto sobre la biodiversidad) la adopción de medidas era menor. Nada nuevo, y menos en nuestro país, en el que no se actúa en muchos ámbitos si no hay medidas punitivas, en particular desde el punto de vista económico.
Este hecho también se evidencia en el ‘Eurobarómetro pymes, eficiencia de recursos y mercados verdes’, en el que se ponía de manifiesto que sólo el 24% de las empresas encuestadas (que fueron 13.343) tenía en marcha alguna iniciativa concreta para reducir su huella de carbono. En el caso de las pymes españolas, el porcentaje era del 16%, ocho puntos porcentuales menos.
Esta diferencia en la percepción que la pyme tiene del componente ambiental como elemento de desarrollo empresarial, tiene que ver con la mayor o menor dependencia de las mismas dentro de estructuras productivas más amplias, tanto a nivel sectorial como territorial, se afirma en el estudio, cuya lectura recomendamos. “Los menores márgenes económicos que presenta la pyme, con un bajo nivel de capitalización o menores niveles de inversión en I+D+i, conllevan estrategias competitivas basadas en el precio y no tanto en la diferenciación de producto, lo que dificulta los procesos de inversión hacia otras formas de producir”.
Barreras a la implantación de la circularidad en la economía
Las barreras que puede encontrar la pyme en la implantación de procesos o en la adopción de medidas relacionados con la economía circular pueden ser muy diversas y atender a diferentes razones. Estas tienen un carácter multidimensional (5), que incluye tanto factores internos como externos de las organizaciones.
A esta realidad, hay que añadir que las características especiales de la pyme frente a la gran empresa añaden particularidades a la configuración de estas barreras. Y es que el propio tamaño de la empresa constituye, en sí misma, una barrera para afrontar los cambios asociados a la implantación de este proceso circular; tal y como señala Cepyme (7), el pequeño tamaño de las empresas —y su baja productividad asociada— es un reto todavía pendiente de ser superado en España.
Una cuestión relevante, se apunta en el estudio, es la percepción de las cuestiones ambientales por parte de la pyme, que ha percibido la protección ambiental como costosa y con escasos beneficios a largo plazo. El motivo de esta percepción es que se duda sobre la potencial ganancia de competitividad que pueda generar una mayor atención a la sostenibilidad ambiental. Por el contrario, un mayor foco en ella es percibida como un incremento de los riesgos financieros a corto plazo. Pero aún hay más: “una parte del tejido pyme desconoce de manera exhaustiva su impacto en el medio ambiente y, por lo tanto, difícilmente puede afrontar y gestionar el mismo”.
Las pymes son de vital importancia en el modelo productivo español. Su hegemonía (en términos cuantitativos) es clara, tanto en número como el empleo que generan. A partir de la década de los ochenta el cambio de un modelo productivo liderado por la gran empresa a otros modelos de especialización flexible (7) fue importante, y su relevancia ha aumentado gracias a los procesos de externalización y deslocalización productiva por parte de las empresas de mayor tamaño.
Siguiendo este hilo discursivo, en un entramado de cooperación empresarial las pymes no deberían tener problemas para una adaptación a un modelo más circular, siempre y cuando presenten “altas dosis de relación y cooperación interindustrial”, ya que un nivel “de cooperación tecnológica, económica, comercial evita —en cierta forma— la problemática que presenta la pequeña y mediana empresa en solitario”.
No obstante, en el caso español, salvo contadas excepciones sectoriales y en algún caso geográfico, “no existe este nivel de conformación de relaciones entre empresas, agudizando las problemáticas de acceso a líneas de financiación y con ello a inversiones en I+D+i o a nuevos mercados”. En el informe se apunta que la estructura de pyme en España “está claramente escorada a los tamaños empresariales más reducidos y, por lo tanto, menos capacitados para el acceso no solo a fuentes de financiación, sino —sobre todo— a los conocimientos necesarios para dinamizar esta necesidad de cambio a modelos productivos circulares”.
Los autores del estudio lamentan que en nuestro país el nivel de cooperación interempresarial sea tan bajo, lo que incide en el hecho de que la pyme española tenga que superar impedimentos para hacer frente a los procesos de innovación tecnológica, como es —entre otros— la adaptación a procesos de producción circular.
Otro efecto de esta escasa colaboración es la dificultad a la hora de acceder al crédito financiero, lo que permitiría modernizar los procesos de inversión e innovación productiva. Pero además de las dificultades de acceso a la financiación, los autores señalan también “la propia cualificación del empresario de la pyme”.
Otro factor que frena los avances en la circularidad es la orientación comercial de muchas pymes, basada en el precio y no tanto en la diferenciación del producto. Esta circunstancia se debe, entre otros motivos, a que estas empresas “suelen trabajar en mercados muy dependientes o bien como subcontratistas de grandes empresas o bien en nichos de mercado escasamente desarrollados. “La pyme en solitario tiene escasa capacidad de adaptación frente al cambio. Por esta razón, la vida media de estas empresas es tan reducida”, se lamenta en el estudio.
Como principal conclusión, el estudio aboga por fortalecer la pequeña y mediana empresa “como elemento esencial para el éxito del proceso de transición ecológica” que conlleva el paso del modelo lineal de producción a otro circular. No obstante, esta dinamización no puede ser ‘individualizante’, sino que debe construirse en entornos que fortalezcan la interrelación y cooperación entre las pymes, disminuyendo los obstáculos a la innovación y la inversión productivas”.
1.- https://www.euskadi.eus/contenidos/informacion/economia_circular/es_def/adjuntos/diagnostico.pdf
2.- Empresas que ocupan a menos de 250 personas y cuyo volumen de negocios anual no es superior a los 50 millones de euros o cuyo balance general anual no exceda los 43 millones de euros.
3.- https://europa.eu/eurobarometer/surveys/detail/2287
5.- https://cotec.es/observacion/economia-circular/f62c16db-5823-deb4-7986-a786e5c3401c
6.- ‘La segunda ruptura industrial’ Michael J. Piore y Charles F. Sabel.