Comodidad, estética y precio, un cóctel posible por los plásticos
Muy importante es también la función emocional que recae en el envase, particularmente si el producto que contiene está destinado a hacer un regalo. El milenio que acaba de comenzar está caracterizando la tecnología hasta el punto de que en la vida profesional sean normales las actitudes frías y se repriman las emociones, pues a nadie le importan. Por eso, a los envases les toca muchas veces la misión de transmitir emociones. Así, los bombones envasados en una caja en forma de corazón son elocuentes y quien no se atreve a formular directamente sus sentimientos los expresa haciendo rodeos dulces. ¿Qué puede servir mejor para ello que un envase fino de material lujoso? Y, si el contenido causa delicia en el paladar, sobran palabras.
Atractivo en sí mismo
Por eso, antes de lanzar al mercado cualquier producto, hay que aclarar muchos puntos técnicos relacionados con los envases. La tarea empieza por la clase de material que armonice mejor con el producto y termina con la pregunta referente a qué material de envase subraya mejor la imagen deseada, porque, a fin de cuentas, el envase debe gustar al grupo objetivo para el que se haya creado el producto.
Es decir, que un tipo de caramelo para niños necesita otra presentación distinta a la de los caramelos para la tos para adultos; una barrita de algo para jóvenes ha de tener otro aspecto que los bombones de alta calidad para consumidores habituados a disponer de lo mejor. El diseño de los envases ha de ajustarse asimismo a las características del punto de venta en que los artículos se pongan al alcance de los consumidores. Para satisfacer el efecto impulsivo de compra en gasolineras, los envases deberán tener un formato diferente al que se prevea para supermercados o hipermercados, donde primordialmente se vende en cantidades adecuadas para familias. A pesar de ello, los envases de productos deberán parecer como que hubieran salido del mismo molde y reflejar necesariamente la identidad corporativa. Sin olvidar que la pequeña golosina que el consumidor ha de llevarse a la boca simplemente por tenerla a la vista necesita otro envase que los paquetes familiares o los regalos.
En general, para envasar y embalar dulces y artículos de bollería se emplea cartulina, cartoncillo, cartón ondulado, papel, aluminio, plástico y películas de plástico de innumerables variedades. Todos los materiales de envase marchan sin cesar en una dirección principal: hacia el acabado fino, pues cuando se trata de preparar a la medida del consumidor cualquier artículo, sean trufas, barritas, caramelos, galletas o pasteles, interesa cada vez más que los productos ofrezcan mismamente en el envase un aspecto fino, de alta calidad y a la vez fresco.
Por esa razón, se suele metalizar, laquear o grabar el material de envase. Las películas delgadísimas compiten con cajas de cartulina y con papel de aluminio. Y quien no mire con mucha atención, apenas podrá distinguir qué material se utilizó para envasar.
Al blanco le molesta la luz
Claro que las ventanas transparentes que tanto gustan no pueden ser troqueladas en envases para cualquier clase de chocolate. En el caso de los productos de chocolate blanco a los que perjudica muchísimo la luz, estaba descartada la posibilidad de emplear envases transparentes, porque la luz decoloraba el artículo y éste adquiría un color verduzco repugnante. El problema está a punto de ser solucionado, de modo que los artículos de chocolate blanco también se podrán vender en envolturas transparentes que tanta aceptación tienen. Un instituto alemán de investigación ha desarrollado una película transparente que protege contra la luz y ha solicitado la correspondiente patente.
Los adelantos mencionados se basan en tendencias existentes y fortalecen las estrategias mercadotécnicas. Los técnicos dedicados a la fabricación de dulces y los especialistas en materiales de envase y embalaje piensan que algunas tendencias del sector serán las siguientes:
Tendencia Nº 1: El envase es más bien un medio para lograr un fin. Es de por sí un producto singular.
Tendencia Nº 2: Se trata de una tendencia que ya se practica y que sigue progresando, consistente en conferir al envase doble utilidad y enriquecerlo con ideas que proporcionen comodidad.
Tendencia Nº 3: Se refiere al segmento de dulces. El envase se aprovecha para la promoción de productos adjuntos.
También en el segmento de los dulces se observa que propende la miniaturización, que es la tendencia número 4, sin que sea posible entrever hasta dónde llegará, porque las golosinas en miniformato son indicadas tanto para decir ¡gracias! como para recompensarse uno mismo. El envase: un producto de por sí.
En el caso de la tendencia número 1, pueden servir todos los materiales de envase que se conocen, pues con cualquiera de los materiales corrientes es posible confeccionar productos peculiares. Son infinitas las modalidades que ofrecen los envases de cartulina: aparte de la habitual caja rectangular, se puede hacer cajas plegables triangulares, hexagonales y poligonales, así como cajitas redondas que se venden con motivos florales. A base de cartón ondulado se puede formar barras finas u otros envases inusuales y resistentes. Láminas rígidas se puede transformarlas en bolsas estables que incluso pueden contener galletas delicadas.
Proliferan los envases decorados por artistas, ya sea con motivos gráficos o con fotos escogidas. Las ediciones limitadas se imponen también en este campo y la exclusividad se lleva al extremo, hablando con propiedad, ya que si uno no se apresura a adquirir tales artículos, saldrá perdiendo por su propia culpa. ¡Quizás aparezcan pronto consumidores que, atraídos por tales ediciones limitadas y tras haberse comido el contenido, coleccionen y canjeen los envases!
Si se pretende que el envase tenga doble utilidad, los materiales indicados para ello son, principalmente, cartulina, cartón ondulado, plástico, aluminio y hojalata, los cuales responden bien a la tendencia número 2. Con dichas materias primas se producen cajas y latas de cualquier forma y tamaño. La idea consiste en hacer envases para regalos, que pueden tener forma de cordero pascual, de corazón o de flor, por ejemplo, o bien de calendarios típicos alemanes con alvéolos llenos de dulces, que luego los niños los cuelgan en su habitación.
Para los niños
Los personajes populares de los programas televisivos se presentan, por ejemplo, en formato de 50 gramos como monoproductos de chocolate, gominola o dulce esponjoso. Y necesitan ser envasados, ya sea en envases transparentes o en otros de lámina blanca opaca que lleva un holograma, el cual puede ser recortado y utilizado para jugar.
Las acciones especiales o posicionamientos secundarios son un instrumento de ventas y mercadotécnico muy manido. Sin utilizar expositores no marcha nada bien en el comercio, pues a fin de cuentas interesa atraer la atención de los consumidores. Una moda que está extendiéndose es la de divulgar acontecimientos. Así, los expositores presentan algún acto o relatan alguna historia que tenga relación con el producto. Ese es el envase del envase en el comercio.