Manipulación segura
El fabricante de confitería Bonomi es conocido por sus productos típicos italianos, tales como los pasteles de hojaldre Sfogliatine y las bizcotelas. En su planta de Roverè Veronese, la empresa fabrica y embala distintos productos y formatos. Cuando estaba planificando la adquisición de máquinas embaladoras nuevas, la empresa familiar optó por la flexible tecnología TLM de Schubert que permite embalar distintos productos en una sola máquina y ocupando poco espacio. Una ventaja particular de la tecnología de Crailsheim fue la manipulación cuidadosa de los productos con herramientas de robot especialmente construidas para ello.
El fabricante de confitería Bonomi elabora delicias italianas en distintos formatos para un gran número de grandes cadenas de supermercados. Ya sean las galletitas para el cappuccino, las bizcotelas para el tiramisú o pastelillos de hojaldre para disfrutar de un bocadillo dulce, con los productos de la empresa se asocia el estilo de vida italiano mucho más allá de las fronteras nacionales. En todo el mundo no hay un mayor fabricante de bizcotelas.
El fabricante de máquinas embaladoras Schubert y Bonomi ya habían estado en contacto regularmente en el pasado, a pesar de que en la planta aún no se utilizaban líneas de embalaje TLM. Con el transcurso de los años, Bonomi continuó en diálogo con el departamento de ventas de Schubert y repetidas veces se sostuvieron conversaciones sobre una máquina que sirviera de alternativa a las top loading que se utilizaban en la empresa. En realidad, Renato Bonomi estaba satisfecho con la tecnología de la competencia que se estaba aplicando para el embalaje de los sfogliatine (hojaldres glaseados) y las bizcotelas. No obstante, a la larga, estas líneas de embalaje resultaron ser muy poco flexibles en la manipulación de distintos formatos de productos. “Pudimos convencer al cliente de que la combinación de una pre-agrupación F44 con la tecnología de transporte del Transmodul era una mejor solución, más compacta y, sobre todo, más flexible”, afirma complacido Antonino Lanza, el ingeniero de ventas de Schubert que tenía a cargo el proyecto.
La decisión definitiva fue tomada por Renato Bonomi conjuntamente con su hijo previa visita a Crailsheim. “El cliente comprendió de inmediato las ventajas de la tecnología TLM, en la cual se combinan componentes estándar, mecánica sencilla y un sistema de control inteligente. Dado que Bonomi también puede beneficiarse a largo plazo de la inversión, optó finalmente por nuestra tecnología y efectuó el pedido de varias líneas del mismo modelo”, recuerda Antonino Lanza y agrega: “El reto de este encargo consistía en que había que embalar los diferentes flowpacks en distintas orientaciones. Es decir, en posición horizontal, de canto por el lado corto, de canto por el lado largo. Nosotros solucionamos esta tarea con una combinación de una cinta de producto orientable, herramientas sofisticadas y un sistema de control inteligente”.
El embalaje final tiene lugar en distintos tipos de cajas. Se llenan tanto las cajas expositoras como también las cajas prepegadas tipo RSC.
Los hojaldres y las bizcotelas son, por naturaleza, muy delicados. Por eso, aparte de la alta flexibilidad para el fabricante de confitería es esencial que el producto se manipule con sumo cuidado. Pues, al fin y al cabo, toda mercancía dañada significa pérdidas. También en este contexto resulta muy rentable la inversión para el cliente. Schubert facilita esta función con ventosas de vacío, las cuales aspiran los envases sin ejercer presión sobre el frágil contenido.
Orientación flexible del producto
Las líneas de embalaje TLM diseñadas para Bonomi procesan bolsas continuas en distintos tamaños de 135, 200, 400 y 500 gramos, opcionalmente en cajas expositoras o cajas tipo RSC prepegadas. Los flowpacks pueden agruparse en las cajas expositoras en distintas orientaciones. Para lograr este efecto se aplican tres submáquinas. “El cambio de formato rápido y sencillo fue un criterio muy importante para nosotros. En total, la máquina es fácil de operar y solo necesitamos un operador en la línea de embalaje”, dice Renato Bonomi.
Proceso de embalaje eficaz
El escáner 3D de Schubert detecta la posición de los embalajes en la cinta de entrada del producto y transmite esta información a los dos robots F4, los cuales recogen los productos en la primera submáquina y los preagrupan sobre la cinta.
Una ventaja decisiva se da en el paso siguiente del proceso con la posibilidad de orientar la cinta de producto. Cuando se embalan productos en posición vertical, la cinta de producto se alinea de tal forma que un robot F2 de llenado recoge las formaciones en la orientación correcta y las coloca en las cajas. Las partes del fondo son formadas a través de la interacción de un robot F3 de recepción y un robot F2. En la tercera submáquina, un robot F2 saca del depósito el cartón para la tapa y cierra las cajas abiertas. De este modo, la línea alcanza un rendimiento de hasta 115 empaques por minuto.
Menos mecánica
Las máquinas son líneas de embalaje TLM de última generación. No llevan armario de distribución. Se logró incrementar aún más la eficiencia, disponibilidad y la utilización de las mismas piezas de las líneas. La cabecera más angosta del bastidor TLM de la máquina es un indicador visible de la omisión de la parte eléctrica convencional en la máquina embaladora exenta de armario de distribución. El número de las piezas electrónicas ha sido reducido en alto grado; solo han quedado pocos componentes. Al mismo tiempo, la operación y el mantenimiento de la máquina son aún más fáciles que antes.
Además, una enorme ventaja es que los módulos TLM se pueden combinar o sustituir con facilidad. Pues en las líneas de Schubert, las ampliaciones forman parte del diseño de las mismas. “Gracias a la estructura modular de las máquinas Schubert, en el futuro también estaremos en todo momento en condiciones de integrar otros formatos o más módulos para mayores cantidades de producción”, expresa su satisfacción Renato Bonomi.