Luz UV pulsada, alternativa al empleo de desinfectantes químicos en la esterilización de envases en últimas tecnologías
5 de noviembre de 2013
Ainia está investigando en su Centro Tecnológico cual es el sistema de esterilización más apropiado para la desinfección de los envases que van a estar en contacto con alimentos. Actualmente, existen diversos sistemas de desinfección aplicados en la industria alimentaria. Entre ellos, se están abriendo camino tecnologías emergentes como la radiación ultravioleta, los campos eléctricos pulsados y la radiación infrarroja. Pero la tecnología emergente que suscita un mayor interés es la luz UV pulsada.
La luz UV pulsada es utilizada como técnica de desinfección antimicrobinana, contra bacterias como Listeria monocytogenes o Salmonella, microorganismos fúngicos y virus y esporas bacterianas. Principalmente se utiliza para descontaminar superficies, eliminando los microorganismos mediante pulsos de luz de amplio-espectro, alta intensidad y corta duración, eficaces para la inactivación microbiana. Entre las diferentes aplicaciones de la UV pulsada, esta tecnología se utiliza principalmente en la esterilización de envases, puesto que con ella se reduce e incluso se elimina el empleo de desinfectantes químicos, como el peróxido de hidrógeno, utilizado en el procesamiento aséptico de envases, el cual puede dejar residuos indeseables en el envase que se transfieran al alimento.
A diferencia de otros tratamientos con radiación UV convencional, la UV pulsada emite ondas de gran intensidad con una gran penetración sobre el producto, lo que aumenta la eficacia de destrucción celular y disminuye la posibilidad de reparar el daño celular. El UV pulsado presenta diversas ventajas respecto a otras tecnologías, entre ellas, su elevada eficacia, que no deja residuos y que el tiempo de aplicación es muy pequeño. Sin embargo, cabe destacar la falta de efectividad de esta tecnología en aquellas zonas donde la radiación no tiene fácil acceso por irregularidades y/o zonas de sombra de la superficie a tratar, considerándose puntos críticos, así como el hecho de que la radicación UV no penetra dentro de los cuerpos, de forma que sólo se ven afectados los microorganismos situados en la superficie. Por ello, es necesario evaluar y valorar experimentalmente la capacidad del equipo para eliminar e inhibir el desarrollo de los microorganismos, prestando mayor interés en las zonas críticas, con el propósito de optimizar las condiciones de aplicación y lograr resultados satisfactorios.