La construcción avanza hacia 2030
La Agenda 2030 se ha convertido en la hoja de ruta de un sector que está acelerando su industrialización, para frenar el cambio climático y luchar contra la desigualdad de género. Pero, antes de todo, tiene que superar varios desafíos para fomentar el talento, superar la falta de mano de obra en la construcción y, sobre todo, revalorizar un sector que se encuentra en plena revolución.
La pasada edición de Rebuild marcó un antes y un después en el avance hacia la industrialización del sector. Este modelo constructivo es, actualmente, la gran esperanza, no sólo para dar respuesta a la falta de vivienda, sino, sobre todo, para garantizar unas mejores condiciones laborales y, por supuesto, dar entrada a la mujer a este sector.
“Actualmente, vivimos un momento de normalización del papel de la mujer en muchos sectores. En el de la edificación existe una completa paridad en las carreras técnicas. Es notorio el peso de la mujer, aunque en puestos de alta dirección todavía escasea, y en el de la construcción, un sector muy tradicional, no ha evolucionado al mismo nivel que en el avance tecnológico”, reconoció Carolina Roca, vicepresidenta de Asprima y CEO del Grupo Roca, durante la mesa de debate ‘Retos para la década 2030’, que estuvo moderada por Ignasi Pérez, director de Rebuild.
Durante los tres días de salón se expusieron tecnologías y soluciones que deben marcar la hoja de ruta de un sector, que avanza hacia una nueva forma de construir, aunque también debe dar respuesta a las nuevas exigencias normativas. La Agenda 2030 es sólo la punta del iceberg de un cambio de paradigma, que también se está trasladando a otros sectores económicos.
Pero en este desarrollo surgen nuevos desafíos que el sector debe resolver, apostando por su revalorización y fomentando, especialmente, el talento juvenil, cuya tasa de paro alcanza el 30%. “Debemos tender la mano a los jóvenes. Éste es uno de los retos más inmediatos ante la escasez de mano de obra. Trabajar en la construcción no es atractivo para las nuevas generaciones, pero también tenemos otros retos como la formación de los veteranos, para asumir el cambio de paradigma o revertir la idea cultural de la mujer en la construcción. Este cambio va más allá de una simple reforma, ya que la edificación es un auténtico motor económico para el país y debe permanecer así”, añadía Pedro Fernández, presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) y Fundación Laboral de la Construcción.
Los Fondos NextGeneration son una oportunidad
Una de las consecuencias asociadas a la falta de mano de obra, pero también al coste de las materias primas, es que las obras en construcción están demorando su finalización. Con la industrialización, este plazo de ejecución se reduce, pero también mejoran las condiciones laborales, sin tener que estar expuestos a la intemperie y depender de la climatología. “Ésta es una de las asignaturas pendientes de las empresas del sector, que deben contribuir a hacer más atractivo el sector”, comentó Daniel Barragán, secretario General de CCOO del Hábitat y vicepresidente Fundación Laboral de la Construcción.
En este sentido, los fondos NextGeneration serán un importante estímulo, para la inversión inmobiliaria. Además, la industrialización de la construcción puede paliar esta nueva necesidad, dar respuesta a las exigencias europeas y construir con más calidad, sin olvidar la reducción del impacto medioambiental.
Por este motivo, la madera gana peso específico en la construcción, por sus propiedades y menor impacto medioambiental. Como recordó Pedro Luis Hojas, secretario General UGT Fica y vicepresidente de la FLC Fica UGT y vicepresidente Fundación Laboral de la Construcción: “La madera está ganando peso específico. En España no se utilizaba, pero hay que reconocer las propiedades de este producto sostenible, que puede adaptarse perfectamente a los procesos de industrialización y digitalización. La construcción genera casi un tercio de los residuos, pero también la extracción de materias primas y su transporte emiten CO2. Esto se debe mejorar en el sector, pero también reducir los datos de siniestralidad laboral, así que la industrialización es la clave”.
Sin embargo, en el sector existe un cierto recelo a la industrialización, sobre todo, en relación a los costes. Así que, el cambio debe darse en otro nivel como parte de la evolución. “La industrialización conlleva una serie de ventajas más competitivas que con la construcción tradicional. Se emplean los mismos materiales, pero cambia el proceso que es más sostenible y también de mayor calidad que las construcciones actuales. Prima la relación calidad-precio, como en otros sectores. Esto es una revolución en la construcción porque no se había esta necesidad hasta ahora”, declaró Michel Elizalde, CEO de ACR.
En definitiva, la industrialización conlleva un reto importante para el sector, que está preparado y cuenta, además, con las herramientas para su consolidación a corto y medio plazo.