La genialidad de aplicar una mirada lógica
Hay iniciativas que parecen haber estado agazapadas durante demasiado tiempo, escondidas a pesar de su evidencia; una sensación —la de haber tenido delante de nosotros una idea genial que, vaya usted a saber por qué, no supimos captar— que aflora cuando ese pensamiento se materializa, se concreta en algo real y tangible. Algo parecido genera el proyecto impulsado por la Fundación Ecolum que mide el índice de reciclabilidad de los productos de iluminación y material eléctrico para así facilitar la recuperación de materiales, avanzando así en la consecución de la ya insoslayable economía circular.
Tras conocer detalles de esta iniciativa, uno se pregunta cómo es posible que la idea que origina esta iniciativa todavía no formara parte del proceso de fabricación no sólo de luminarias y material eléctrico, sino de cualquier producto manufacturado.
En conversación telefónica, la directora técnica y de Operaciones de la Fundación Ecolum, Patricia Herrero, detalla cómo se ha ido armando una iniciativa en la que, hasta la fecha, colaboran Ecolum, el fabricante Carandini y el Grupo Varec a través de sus filiales Wirec y Tatuine Medioambiente. “Mantuvimos reuniones con diferentes empresas, con varias plantas de tratamiento a las que fuimos ofreciendo la posibilidad de colaborar en el proyecto. A medida que explicábamos nuestros objetivos, hubo algunas empresas a las que el proyecto les resultó muy interesante y decidieron entrar en él desde el principio debido a los beneficios que genera, tanto a corto como a medio y largo plazo. Ecolum ha sido la promotora del proyecto, y nos hemos encargado de encontrar a los fabricantes de luminarias y productos de iluminación interesados en formar parte de él, así como dar con las instalaciones adecuadas para realizar el análisis real de la reciclabilidad de los materiales que forman parte de esos productos de iluminación”.
Desde Carandini explican que la compañía “siempre busca dar prioridad a la sostenibilidad en las soluciones de iluminación que ofrecemos, tanto en su diseño y consumo energético, como en su proceso de fabricación y reciclaje. Trabajamos con socios de todo el mundo para crear modelos de negocio y sistemas de iluminación sostenibles basados en la economía circular, así que cuando recibimos la propuesta de Ecolum para participar en este proyecto nos apuntamos sin pensarlo”.
Para Tatuine Medioambiente —centro I+D+i y planta de recuperación de metales preciosos, semipreciosos, tierras raras y otros materiales estratégicos procedentes de los RAEE en el Grupo Varec— la propuesta de la Fundación Ecolum “resultó de gran interés desde el primer momento porque si ya de por sí encajaba a la perfección con la misión, visión y objetivos de nuestra empresa, suponía también la oportunidad de poder participar de facto en un proyecto de mejora del diseño de un producto (ecodiseño) en el que, liderado por el fabricante y monitorizado por el SCRAP, se tuviese en cuenta la perspectiva del reciclador del mismo al final de su primera vida útil con el objetivo de incrementar el porcentaje de valorización y la circularidad tanto del residuo como de sus componentes”.
Si a todo ello se le suma “la posibilidad de articular el valor social de la investigación de tal manera que sus resultados contribuyesen a reforzar lo estratégico que supone para el ser humano y el medioambiente tanto la conciencia como la educación ambiental y el uso racional de los recursos, la respuesta a la propuesta tanto para Tatuine Medioambiente como para Wirec —planta de tratamiento de RAEE y matriz del Grupo Varec— no podía ser otra que la de aceptar el reto”.
Ventajas en varios niveles
Las derivadas implícitas de este proyecto son varias y en distintas áreas. Así, entre los beneficios que genera este proyecto se encuentra la ventaja competitiva que lograrán aquellas empresas que se sumen a la iniciativa frente a otros actores del sector. La sostenibilidad, aquellos movimientos dirigidos a avanzar en la economía circular, son elementos que permitirán a las empresas (tanto fabricantes como recuperadores) diferenciarse de sus competidores. Porque no podemos pasar por alto que conocer el grado de reciclabilidad de los productos que forman parte de una luminaria es una manera de aportar valor añadido a los clientes finales, que pueden decidir su compra, entre otros factores, en función de lo sostenible que sea un producto frente a otro equivalente.
Herrero explica que una de las tareas que desarrolla Ecolum es fomentar esta reciclabilidad “para que sea un índice cada vez más utilizado en el sector y que este parámetro llegue a los instaladores, quienes también deben ser conscientes de esta diferenciación que otorga la mayor sostenibilidad de los productos que han sido sometidos a este análisis. Incluso”, añade la directora técnica y de Operaciones de la Fundación Ecolum, “podría ser una información que pudiese ser tenida en cuenta por las administraciones en sus licitaciones”. En la fundación remarcan que hasta la fecha no se había estudiado “cómo se puede fabricar hoy para reciclar mañana”, lo que impide que las plantas tengan “la oportunidad de analizar los productos que se fabrican en la actualidad para dirigir sus procesos hacia los materiales que recibirán en el futuro”.
Primeras conclusiones
Aunque este proyecto aún es un piloto, ya se están extrayendo las primeras conclusiones. En Carandini ponen de relieve que “los informes que recibimos de Ecolum son de muy alta calidad y precisión. Gracias al análisis de todos los componentes despiezados y el gráfico de materiales que recibimos, podemos conocer al detalle cuál es el índice de reciclabilidad de cada producto, además de la valorización energética y el material no valorizable de cada una de nuestras luminarias. Esta información permite a nuestro equipo de I+D diseñar nuevos desarrollos o mejorar los existentes de una forma mucho más eco, sostenible y respetuosa con el medio ambiente”.
En Tatuine señalan que en el “amplio espectro de materiales que se utilizan para la fabricación del aparato en cuestión el vidrio, el cableado y los diferentes metales que hay son los que menos dificultad implican a la hora de incrementar los porcentajes de valorización en base a la experiencia de años que venimos acumulando en su correcta gestión”. Desde la empresa zaragozana se añade que, “en cuanto a grado de complejidad se refiere, podríamos asegurar con certeza que uno de los mayores hándicaps son sin duda los plásticos, porque partiendo de que representan un porcentaje alto en la composición de una luminaria y de su amalgama, su correcta gestión y valorización implican un grado de conocimiento técnico especializado, además de hacer necesario contar con instalaciones específicas destinadas a la separación de los mismos por familias de polímeros”. Fuentes de la compañía remarcan que “gracias a la tecnología y a los procesos con los que cuenta Tatuine, en calidad de Centro de I+D+i, se ha podido detectar en componentes de estos aparatos LED la presencia de materiales considerados estratégicos por el Estado español y la Unión Europea.
Un siglo de diferencia, un objetivo común
Fuentes de Carandini señalan que la empresa —que desde 1919 ofrece soluciones de iluminación para alumbrado público, áreas deportivas, zonas industriales, túneles e infraestructuras— “fabrica productos made in Europe que promueven la economía circular y tienen una baja huella de carbono”. Y explican que “nuestra misión es crear entornos agradables y energéticamente eficientes a través de productos reciclables, duraderos e inteligentes que contribuyan a la seguridad y bienestar de nuestro planeta, ciudades y personas”.
En cuanto al Grupo Varec (Wirec, Tatuine Medioambiente, Wipe Data e Inkrec) se constituyó en Zaragoza en 2020 como clúster sostenible en el entorno del reciclaje y valorización de los residuos eléctricos y electrónicos, para lo que se agrupó bajo una única estructura a las cuatro empresas “con el objetivo de transformar sus ya de por sí complementarios y respectivos ‘core business’ en plataforma de promoción de la economía circular en el ecosistema RAEE”.
Aunque los orígenes del grupo zaragozano se remontan mucho más atrás, permítannos la licencia de aprovechar esos ciento un años de diferencia entre la fundación de Carandini y la de Grupo Varec para destacar que un siglo es el tiempo que ha sido necesario para unir a estos dos grupos empresariales en la búsqueda de mejorar todas las fases de la vida de luminarias, incluso antes, desde su diseño hasta la recuperación de materiales.
Carandini está compartiendo con toda la cadena de valor la importancia de apostar por productos con un alto porcentaje de reciclabilidad. Además, la empresa ha contactado con varias plantas recicladoras “para entender cómo los nuevos productos pueden partir, ya no de materiales nuevos, sino de segunda fusión o uso, lo que permitiría una reutilización de los recursos y, en consecuencia, un mayor control del consumo” de los mismos.
Las mismas fuentes destacan que contar con "un informe de reciclabilidad certificado externamente por una empresa de referencia nos ofrece información objetiva del impacto medioambiental que tienen nuestros productos. También nos permite conocer qué materiales son más reciclables y sostenibles y cuáles menos y cómo podemos adaptar el diseño para que aquellos menos sostenibles sean sustituidos por otros más eco". En Carandini consideran que participar en este proyecto "nos ofrece un plus de cara al cliente muy positivo y nos aporta una información muy valiosa para alcanzar nuestro objetivo de sostenibilidad: residuo cero".
Carandini —con sede en Lliçà d'Amunt, Barcelona— quiere ir más allá, puesto que "cuando hablamos de sostenibilidad englobamos cuatro puntos: reciclabilidad, huella de carbono, reparación y actualización. En este caso sólo hemos hablado de reciclabilidad. Si también pudiéramos medir la huella de carbono real del producto —desde la llegada de los componentes hasta su reutilización— entenderíamos y podríamos medir de una forma más ajustada el impacto ambiental real del producto". Además, la compañía se muestran partidaria de potenciar la segunda de las 'tres erres', la reutilización dando "una segunda vida a los productos, abogando para ello por la reparación y actualización".
En Tatuine Medioambiente y Wirec afirman que "serán bienvenidas todas aquellas propuestas de acciones y oportunidades de mejora que provengan tanto de Carandini como de Fundación Ecolum para fortalecer el proyecto que nos ocupa y que tengan como fin aumentar los porcentajes de valorización de los aparatos muestreados". De forma paralela, la empresa de Villanueva de Gállego, Zaragoza, confía en que esta iniciativa permita poner en valor "el ecodiseño a través de su conceptualización como paso estratégico a incorporar en la cadena de la sostenibilidad como primer escalón del reciclaje, previo incluso al orden de preferencia de acciones que representan las 'tres erres' (reducir, reutillizar y reciclar)".