La transición energética avanza hacia una sociedad más sostenible
El sector del material eléctrico y electrónico está viviendo una revolución sin retorno. Nadie duda que el medio ambiente reclama medidas urgentes, para paliar las consecuencias de tanta contaminación y descontrol. Ante este panorama, irrumpen tecnologías disruptivas y una transición energética que habla de movilidad sostenible, autoconsumo energético, aerotermia, etc. pero ¿cómo se gestionan todos estos elementos sin que repercuta negativamente en el entorno?
Existe un boom imparable de las energías renovables y una clara apuesta por la electrificación de la movilidad. Una tecnología que convierte la energía infinita del sol en electricidad, pero que necesita de unas materias primas controvertidas, como es el caso de los vehículos eléctricos. Litio, cobalto, coltán, además del silicio de las placas solares y, por descontado, el cobre para cableados, aluminio y acero de estructuras, sin olvidar los plásticos. En la mayoría de ellos se tratan de recursos minerales escasos, localizados en pocas regiones del planeta, y, por supuesto, Europa depende de ellos. Como avanza Pilar Vázquez, directora general de Fundación Ecolum “el futuro se puede ir al traste y convertirse en un auténtico cuello de botella por la implantación masiva de energías renovables e infraestructuras de vehículos eléctricos”.
Con todo ello, cobra una importancia estratégica el desarrollo de la minería urbana potenciando la recuperación y reciclaje de todos los RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos) que se generan, para asegurar el abastecimiento de estas materias primas críticas. Sin este avance y establecimiento de una economía circular real en aparatos eléctricos y electrónicos será difícil acometer un futuro verde como se presume.
El reciclaje de los metales, en general, tiene un alto grado de éxito, especialmente, en todos los componentes de iluminación que Ecolum ya recicla desde 2005. La clave está en mejorar y potenciar los sistemas de clasificación y gestión de residuos de tierras raras, que actualmente tienen metodologías de reciclaje complicadas, con un alto coste energético y medioambiental.
Un reto, pero también una gran responsabilidad, como quedó de manifiesto en el pasado Congreso Nacional de la Recuperación y el Reciclado y la 4ª Conferencia Europea del Reciclaje. Un evento al que asistió el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, quien incidió en la importancia de cambiar patrones de consumo ante las consecuencias negativas que conlleva: “Agotamiento de recursos, contaminación de aguas, suelos y atmósfera, acumulación de residuos, degradación de sistemas, pérdida de biodiversidad y calentamiento global. En este escenario, cuyas consecuencias son cada vez más visibles, y ante el incremento de la población mundial y el consiguiente aumento del consumo de recursos, la apuesta por la economía circular es ineludible”.
Un modelo circular de la economía que aporta ahorro energético, reducción de costes y también generación de empleo. Incluso también una nueva forma de entender las instalaciones técnicas como nicho de mercado, para romper rutinas e inercias del colectivo instalador. Si los fabricantes de material eléctrico y electrónico están adaptándose a numerosas novedades normativas que abordan el Ecodiseño, sería muy deseable que todos estos cambios regulatorios alcancen a la cadena de valor del material eléctrico.
“Estamos en un momento crucial para todo el sector, en una encrucijada de revoluciones tecnológicas que apuntan a digitalizar, fomentar las energías limpias y la movilidad sostenible, pero confluyen en un talón de Aquiles: tenemos que hacer bien la transición energética y gestionar correctamente los recursos finitos de la tierra. ¡No tenemos un Planeta B!”, concluye Pilar Vázquez, directora general de Fundación Ecolum.