Hacia la eficiencia energética de la mano de la industria 4.0
Con la llegada de esta nueva industria, estamos siendo testigos de grandes cambios en el modo de trabajar, así como en la manera en la que aprovechamos los recursos.
Si echamos la vista atrás, la primera revolución industrial surgió a finales del siglo XVIII gracias a la aparición de la máquina de vapor, lo que hizo posible el paso de la producción manual a la mecanizada. Más tarde, alrededor de 1850, tuvo lugar la segunda revolución industrial gracias a la electricidad, lo que permitió la producción en masa. A mediados del siglo XX, gracias a la aparición de la electrónica y las tecnologías de la información y las telecomunicaciones, fuimos protagonistas de la conocida como tercera revolución industrial.
Actualmente, la industria 4.0 viene marcada por el uso de Internet y las nuevas tecnologías digitales como son la robótica, la analítica, la inteligencia artificial, las tecnologías cognitivas, la nanotecnología y el Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), entre otras. Con la llegada de esta nueva industria, estamos siendo testigos de grandes cambios en el modo de trabajar, así como en la manera en la que aprovechamos los recursos y optimizamos el tiempo. En este sentido, las empresas que basan sus actividades en la industria 4.0 cuentan con la capacidad de desarrollar procesos altamente automatizados y conectados, haciendo posible la adaptabilidad y facilitando la toma de decisiones de manera rápida y eficaz.
La importancia que cobra la industria 4.0 radica en el modelo hacia el que se dirigen las empresas: sostenible y cada día más respetuoso con el entorno y el medio ambiente. Por ello, se priorizan aspectos como el ahorro energético y la utilización de fuentes de energía renovable.
Sin lugar a duda, los beneficios que ofrece la industria 4.0 al sector de la energía son muy numerosos y resultan una pieza fundamental en la adaptación a las tendencias de mercado y el impulso de la competitividad. Resulta imprescindible que empresas, gobiernos y expertos sepan adaptarse a las nuevas tendencias de mercado, ya que el sector energético configura una pieza clave e indispensable en la economía, siendo proveedor clave del resto de sectores económicos.
José Alfonso Gil, Country Manager de Vertiv para España y Portugal.
‘Fábricas Inteligentes’
La industria 4.0 favorece directamente la eficiencia energética ya que permite el desarrollo tecnológico y la dinamización de la economía, facilitando la flexibilidad en la producción, con posibilidad de realizar cambios configurativos sin que los tiempos de producción se vean afectados y, de ese modo, evitar el uso ineficaz de la energía. Además, gracias a la posibilidad de contar con información precisa y en tiempo real, es posible optimizar el proceso de toma de decisiones. Más allá, las nuevas tecnologías protagonistas de la industria 4.0 favorecen el uso eficiente de los recursos junto con el aumento de la productividad, haciendo posible el seguimiento en toda la cadena de producción de forma precisa y exhaustiva.
Asimismo, esta nueva industrialización permite ejecutar acciones preventivas en función del análisis de la información y garantizar la calidad de consumo. Con la adopción de la industria 4.0, nos acercamos cada vez más a lo que se conoce como 'fábricas inteligentes'. Gracias a ellas es posible conseguir una producción más flexible a la demanda, facilitando el ajuste energético y mejorando los niveles de calidad gracias al aporte de la robótica. Si seguimos caminando en la misma dirección industrial, en el futuro será posible gestionar más cómodamente la energía, conectándose de una manera remota y sin cables a través de los dispositivos móviles, dejando a un lado la necesidad de estar ubicado en el mismo lugar de las instalaciones industriales. Las fábricas inteligentes del futuro supondrán un modelo sostenible, energéticamente eficiente y con procesos que no dañen el medio ambiente. Para poder alcanzar esta realidad, todos los datos relevantes relativos a la producción, el consumo y la energía deben ser recogidos, analizados y correlacionados unos con otros. Solamente aquellos que tengan a su alcance un resumen exhaustivo del consumo de energía de su compañía podrán ser capaces de mejorar continuamente a largo plazo.
En el futuro será posible gestionar más cómodamente la energía, conectándose de una manera remota y sin cables a través de los dispositivos móviles.
Es importante tener en cuenta que para gestionar de manera eficiente la energía del futuro no solo será necesario controlar la demanda, sino también la propia generación de la energía de la propia fábrica, dando prioridad a fuentes renovables que ayuden a equilibrar la curva de demanda energética y reducir la dependencia de la red.
Como ya se ha mencionado, para hacer posible la optimización de la eficiencia en la industria resulta imprescindible llevar a cabo una buena monitorización de los consumos de los recursos, lo que a su vez posibilita la detección de oportunidades de mejora. Esta monitorización total del consumo energético de las plantas ha de estar dotada de conectividad, que constituye una pieza clave para la innovación en la mejora de la eficiencia, ya que eleva de manera exponencial las posibilidades de análisis. De esta manera, el Internet de las Cosas (IoT) supone una nueva realidad. Los análisis que pueden recogerse de los datos almacenados a través de dispositivos interconectados pueden utilizarse para nuevos servicios, mejorar la productividad y la eficiencia, optimizando la toma de decisiones, resolviendo problemas cruciales y creando nuevas experiencias innovadoras.
Todos estos factores aportan una mayor capacidad técnica, así como un ahorro inteligente en el uso de materias primas y de las instalaciones, haciendo posible también un uso más eficiente en la logística necesaria para hacer que el producto llegue al cliente final, lo que al mismo tiempo promueve una reducción de residuos hacia la meta del ahorro global de emisiones de CO2.